“I need to learn the golden rule” Justin Hayward.

La Unión Europea no es la campeona del libre comercio que nos intentan vender desde la propaganda de la burocracia. Las enormes trabas al comercio y a las empresas estadounidenses en automoción, agricultura y ganadería se esconden bajo la excusa regulatoria, medioambiental y fiscal. Mientras las empresas europeas y estadounidenses se enfrentan a la inabarcable telaraña burocrática y las excusas medioambientales que asfixian a productores domésticos y extranjeros, la Unión Europea pone la alfombra roja y subvenciona a los productos que llegan de Marruecos y otros países.

Los mayores aranceles a la industria, agricultura y ganadería europeos los impone la propia Unión Europea con leyes, impuestos y trabas que han destruido la competitividad de nuestros sectores. 

La Unión Europea se creó para defender a la industria, la ganadería y la agricultura y ha destruido su industria, ganadería y agricultura. Eso no se consigue fácilmente.

Von der Leyen no se puede quejar de Trump ni de su forma de negociar. La Comisión Europea ha sido un ejemplo paradigmático de imposición e inflexibilidad, y por eso la eurozona se encuentra en estancamiento secular y la competitividad de nuestras empresas ha sido aniquilada por políticos miopes y activistas integristas.

La Unión Europea puede aprovechar esta oportunidad para eliminar sus trabas al comercio y la industria y a la vez evitar los aranceles. Trump ha demostrado que los aranceles son la única arma que tiene Estados Unidos para equilibrar el tablero de juego, y los usa para negociar. Además, ha demostrado en su primera administración que la negociación acaba en acuerdos que benefician a todos.

Los mayores aranceles a la industria, agricultura y ganadería europeos los impone la propia Unión Europea

Sin embargo, Von der Leyen y la Comisión Europea, que está tomada por activistas, prefieren acudir al enemigo exterior y doblar la apuesta por el intervencionismo. En el decepcionante documento de “Brújula de Competitividad” no hay una sola mención a la elevadísima carga tributaria, a las contraproducentes leyes creadas alrededor de la Agenda 2030 o a la monstruosidad que es la Ley de Restauración de la Naturaleza que, con un titular aparentemente bonito, lo que hace es condenar a nuestra agricultura, ganadería e industria al desastre. Nadie defiende más el respeto al medio ambiente que los ganaderos y agricultores, pero la burocracia les asfixia por diseño político miope.

En las 21 páginas de la llamada Brújula de la Competitividad solo viene una vaga referencia a reducir la carga regulatoria futura. Una decepción enorme.

En Davos, Von der Leyen adoptó una postura de enfrentamiento evidente. Para que luego acusen a Trump de actitudes dictatoriales. Nadie ha mostrado una postura más inflexible y cuasi dictatorial que Von der Leyen en los últimos años. 

“Europa importa el doble de servicios digitales de Estados Unidos comparado con Asia Pacífico, y Estados Unidos suministra el 50% de nuestro gas natural licuado”, amenazaba Von der Leyen en Davos sin darse cuenta de que lo único que hacía es demostrar la dependencia y miopía de la Unión Europea. Importamos mucho gas natural licuado porque hemos prohibido desarrollar nuestros recursos naturales y, como somos ricos y tontos, pagamos tres veces más por el gas natural que las empresas estadounidenses, mientras prohibimos el fracking pero lo consumimos.

A su vez, su frase demuestra el desastre que ha cometido la UE con respecto a la tecnología. Europa no ha perdido la batalla tecnológica por falta de talento, empresas o capital, sino por una fiscalidad y regulación miope, intervencionista y confiscatoria. Lo único que reflejó Von der Leyen en su amenaza en Davos es la debilidad de Europa. 

Europa no ha perdido la batalla tecnológica por falta de talento, empresas o capital, sino por una fiscalidad y regulación miope, intervencionista y confiscatoria

Es peor. Algunos líderes, como Pedro Sánchez, creen que es mejor entregarse a China que negociar con Trump, y aparentemente, eso se lo ha recomendado Borrell.

La arrogancia e ignorancia de los líderes europeos ha llevado a destruir nuestras industrias, pasar de depender de Rusia a depender de Rusia, China y EEUU y, ante la posibilidad de tener que negociar levantar sus adoradas barreras, recomiendan ponerse del lado de una autocracia como China, que nos va a acabar de fagocitar.

En 2023, la UE tuvo un superávit comercial con Estados Unidos de 155.800 millones de euros. 

El presidente Trump sabe que la UE tiene tres talones de Aquiles: sin ese superávit comercial y la entrada de dólares, el euro se desplomaría. Adicionalmente, sin el comercio con Estados Unidos, una gran parte de empresas europeas caerían por problemas de capital circulante. El tercero es la falta de inversión en defensa.

Para alcanzar el objetivo del 3% del PIB, la UE debería gastar 187.000 millones de euros anuales. Ahora haz el cálculo: el euro no puede sobrevivir sin el superávit de 155.800 millones de euros y además tenemos que invertir 187.000 millones de euros anuales sin espacio fiscal ni en Francia ni España o la mayoría de las economías europeas.

La arrogancia e ignorancia de los líderes europeos ha llevado a destruir nuestras industrias

Es decir, la Unión Europea no tiene ningún as a la hora de negociar y encima se obstina en preservar las leyes, regulaciones e impuestos que debilitan nuestra economía. Fascinante.

Lo que entiende el presidente Trump y cualquiera que no viva obnubilado por la burocracia de Bruselas es que la UE saldría ganando si acerca posiciones con Estados Unidos y que solo seguirá perdiendo si se obstina en mantener el intervencionismo y la burocracia. Sinos preocupa la oligarquía, preocupémonos por la Comisión Europea.

Un arancel universal del 10% propuesto por el presidente Trump podría afectar hasta un 1,5% del PIB de la UE, lo que se traduce en aproximadamente 260.000 millones de euros de impacto potencial. Los sectores más expuestos son la industria química, automotriz y maquinaria.

En términos de países, Alemania podría ver una reducción del PIB de hasta el 0,5%, Francia del 0,3%, Italia del 0,4% y España del 0,2%, según Bloomberg Economics. ¿Sabes cuál es el impacto para Estados Unidos según la misma fuente? Casi cero. Lo triste es que los gobiernos europeos prefieran el impacto económico a cambiar sus políticas dañinas. 

El presidente Trump ofrece una nueva oportunidad a la Unión Europea para que invierta en Defensa y reduzca sus trabas regulatorias, fiscales y mal llamadas medioambientales. Si la Unión Europea lo acepta, ganamos todos. Si lo rechaza, tendremos aranceles, los burócratas nos entregarán a China y se acelerará la ya preocupante decadencia europea.