En su discurso de despedida Biden ha atacado a su sucesor, al futuro presidente Trump. Le ha acusado de proteger una estructura oligárquica tecnológica en EEUU. Algo que hubiera podido hacer también con Putin en Rusia.

Biden pertenece a “la izquierda caviar”, la de los burgueses/bohemios. Una tribu urbana de las grandes ciudades americanas conocida por los sociólogos con el nombre de “bo-bos”. Ese apelativo no significa lo que parece en español. Es la abreviatura de dos palabras: boheme y bourgois. En castellano: bohemio y burgués. 

Los “bobos” estudiaron en las mejores universidades de USA. Votan al partido demócrata. Son partidarios de toda la ideología que da lugar al programa 2030, el movimiento woke, el feminismo extremo, … Son burgueses, pero quieren vivir como los bohemios parisinos de la célebre opera de Puccini “La Bohème”. Aunque solo a ratos. 

Por la mañana, ellas y ellos se levantan y se visten con sus trajes de Prada o Armani respectivamente. Luego la mayoría se van a las caras oficinas financieras o empresariales de las ciudades de la costa este americana, y algunos a las de las tecnológicas de la costa oeste. Cuando salen del trabajo cambian su indumentaria por pantalones vaqueros rotos, zapatillas de marca y jerséis holgados. 

Entonces se van a un café de Starbucks y se dedican a criticar al mundo capitalista, del que reciben buenos sueldos. Sus ideales se quedaron en el concierto de Woodstock (1969) cuyo lema era “paz y amor”. En idioma hippie “make love, not war” (haz el amor, no la guerra).

Biden pertenece a “la izquierda caviar”, la de los burgueses/bohemios

Para ellos lo importante es la “conciencia social y ecológica”. Más la segunda que la primera. 

Biden ha sido un presidente “bo-bo” en ese sentido. Ha permitido guerras crueles y mortales en Ucrania y Gaza. Se queja de la injusticia que suponen. Pero su administración ha suministrado armas a Israel y Ucrania para mantenerlas. No sé si ha hecho el amor (¡a su edad, vamos hombre menos lobos!). Pero desde luego ha permitido la guerra.

Mientras tanto, su industria de defensa se ha forrado literalmente. El Gobierno americano le ha comprado ingentes cantidades que luego  suministraba como arsenal a Kiev. También ha instado que Israel se abastezca de esa industria. Un negocio redondo. Miles de millones de dólares (incluso de billones americanos).

Ahora, en los estertores de su mandato, quiere apuntarse la paz en Gaza. Cuando las dos partes en litigio saben que deben firmar un alto el fuego antes de que Trump tome posesión del cargo. A Hamás le irá mejor si lo hace con Biden aún en el poder. Israel empieza a tener su ejército y economía al límite.

No sabemos lo que puede pasar en Ucrania. Trump asegura que quiere acabar con la contienda y conseguir un acuerdo con Putin.

Biden ha sido un presidente “bo-bo” en ese sentido. Ha permitido guerras crueles y mortales en Ucrania y Gaza

Un Putin que tiene a su alrededor oligarcas. Si Biden acusa a Trump de apoyarse en oligarcas tecnológicos, podría decir que Putin los tiene de industrias energéticas y mineras.

¿Será por ello que todos piensan que son como los perros de la misma raza y con los mismos collares? Si son inteligentes (nadie que llega a sus puestos es tonto) saben que si se pelean pierden los dos. Están obligados a entenderse. Entre otras cosas porque son todo menos “bobos”. Se utilice el sentido que se utilice para esa palabra.

En todo caso, un saludo a la salida del “bo-bo” presidente Biden, su presidencia no ha sido lo mejor para el mundo. Aunque está por ver que la de Trump lo sea. 

A presidente saliente, presidente entrante, ... 

** J. R. Pin Arboledas es profesor del IESE.