“Sabemos que el fin del dictador está cerca cuando lo único que tiene en la calle son militares” (Nelson Mandela).
El fracaso del chavismo no tiene parangón. No lo digo sólo porque sea una dictadura. Ejemplos rápidos alternativos: la dictadura china (realmente, no es comunista, aplica capitalismo de Estado, que no de mercado) ha tenido un éxito económico apabullante a pesar de ser una tiranía (lo cierto es que su cúpula tiene una elevadísima preparación). La decadente dictadura comunista cubana es un desastre, pero al menos no tiene violencia en las calles y recibe mucho turismo. Pero… ¿Venezuela?
Se trata de un Estado fallido absoluto. Rey mundial en éxodo humanitario y uno de los líderes globales en hiperinflación y homicidios. La debacle del país hermano se debe a dos motivos principales:
1) La política de expropiaciones ha ahuyentado a los capitales existentes y casi ha eliminado la inversión extranjera. Esto ha generado escasez de productos básicos.
2) La dependencia casi exclusiva del petróleo como fuente de ingresos y la no diversificación del tejido productivo.
Venezuela sufre la combinación de años de mala gestión y corrupción, y el colapso en varias épocas del precio del petróleo, que representa casi la totalidad de sus exportaciones. Chávez fue el beneficiario de la mayor bonanza petrolera de la historia. De 2000 a 2012, Venezuela recibió 800.000 millones de dólares en ingresos del “oro negro”: 2,5 veces en términos reales lo mismo que en los 13 años anteriores.
Se gastó el dinero en lo que llamó “socialismo del siglo XXI”. ¿Resultado? El PIB de Venezuela hoy es equivalente al que había cuando Chávez tomó posesión en 1999. Es el tipo de catástrofe económica que normalmente se ve en naciones en medio de una guerra:

Una parte del dinero se destinó a atención médica y viviendas para gente humilde. Otro tanto acabó en infraestructuras con años de retraso. Otra porción del pastel fue entregada en forma de petróleo barato a Cuba. Según The Economist, la mayor tajada fue seguramente robada: petróleo por valor de 2.200 millones de dólares al año se pasaba de contrabando a Colombia y Brasil, con la complicidad de las fuerzas armadas.
Además de premiar a sus lacayos con empleos estatales (la nómina pública se duplicó en 16 años), Chávez expropió o nacionalizó 1.200 empresas. La mayoría pierde dinero y requiere préstamos de Caracas sólo para cumplir con los salarios. El resultado es que Venezuela importa gran parte de los productos de consumo que solía producir, aunque no lo suficiente como para satisfacer la demanda.
Nicolás Maduro, exconductor de autobús, carece del carisma de Chávez, aunque intenta imitarlo a diario quedando como un payaso. Ha construido una caterva de siervos centrada en su propia familia y la de Chávez. El Estado autoritario que dirige ha culminado en el totalitarismo: en 2015, emitió un decreto inconstitucional permitiendo que el Ejército utilizara las armas contra las protestas si se tornaban violentas.
Bajo el mandato de “Superbigote”, la hegemonía mediática ya está completada. Los insiders del régimen, que actúan a través de testaferros, ya han comprado los medios de comunicación de la oposición después de que éstos se vieran debilitados financieramente por boicots publicitarios promovidos desde Miraflores.
Muchos oligarcas venezolanos que ya se han saciado de desvalijar a su pueblo residen hoy alegremente en España en los barrios más caros y operando, lógicamente, a través de testaferros también. Hay reportajes de medios serios de hace años que profundizaron en el tema. Como banquero, no me explico que esto haya sido posible. ¿Por qué se embarga el patrimonio de los oligarcas rusos y no el de los venezolanos? ¿Nos tiene que decir la UE o Estados Unidos qué hacer cuando la verdadera hermandad es entre nosotros y Venezuela?
Leamsy Salazar, un capitán naval que durante diez años estuvo a cargo de la seguridad personal de Chávez, apareció en EEUU hace una década desvelando que Diosdado Cabello, la segunda figura más potente del régimen, es el narcotirano líder del Cártel de los Soles.
La diáspora afecta ya a casi ocho millones de venezolanos que se han visto obligados a abandonar su país. En esta interesante infografía de El Orden Mundial, vemos que, con sus 1,2 millones de solicitantes de asilo, Venezuela casi cuadruplica a Afganistán:

Venezuela, miembro fundador de la OPEP y otrora una fuerza importante en los mercados mundiales de crudo, ha visto caer en picado su producción de petróleo desde principios del siglo XXI, a medida que las políticas chavistas destruían la inversión en tecnología de yacimientos petrolíferos y los trabajos de mantenimiento.
Hace más de una década, la nacionalización de activos que durante mucho tiempo estuvieron en manos de empresas como ExxonMobil y ConocoPhillips profundizó el aislamiento del país, ahuyentó a los inversores extranjeros y aceleró el declive del sector petrolero venezolano. Cualquier posibilidad de reactivar la producción de crudo en los vastos yacimientos del país depende de ayudas financieras y técnicas desde el exterior.
La chulería del “exprópiese” ha salido muy cara. Ahora no hay “plata” para extraer las reservas más grandes del mundo:

Aunque el gráfico siguiente es de hace años, lo cierto es que, desde 2018 aproximadamente, Venezuela no publica datos macroeconómicos mínimamente fiables. Tras los primeros 50 años de la gráfica, Chávez llegó para exacerbar lo que ya venía siendo una tendencia.
La lectura es sencilla: los PIB per cápita de Venezuela y Noruega eran más o menos similares a mediados del siglo pasado. Desde que el país escandinavo descubrió en 1968 los yacimientos petrolíferos en sus aguas del Mar del Norte, los nórdicos han prosperado incesantemente.
Con una gestión similar, podría haberse esperado una trayectoria al menos algo parecida. ¿Resultado? Según ChatGPT, el PIB per cápita noruego es hoy 25 veces superior al de la patria de Bolívar.
La nación del salmón es en la actualidad el verdadero país más rico del mundo porque, aunque alguno que otro tiene más renta per cápita, Noruega tiene el fondo soberano más grande del mundo (y pertenece a todos sus habitantes).

Incluso impidiendo Maduro el voto extranjero y dañando una parte relevante de las actas, Edmundo y M.ª Corina arrasaron. Como señaló recientemente Felipe González, el resultado habría sido seguramente del 90%-10% en unas elecciones libres.
Pero hay algo que me sigue teniendo intrigado: el papel de Zapatero. Repasemos un poco de historia:
ZP obtuvo su primera presidencia debido al castigo de gran parte de la ciudadanía a Aznar tras los atentados de Atocha. Es decir, yo considero que el PSOE no lo presentó como un supercandidato, ya que las encuestas vaticinaban una victoria muy fuerte del PP, así que para qué quemar a un primer espada. Se encontró con el resultado, por tanto.
Tanto sus dotes de gestión como los frutos de su gobernanza fueron muy normales, pero nada brillantes. Sin embargo, como no me gusta el sectarismo, destacaré algunos de sus logros:
- Bajó en general los impuestos como había prometido.
- Creó la UME (Unidad Militar de Emergencias).
- Aprobó derechos personales como el matrimonio gay.
- Se rodeó de determinados ministros de calidad.
Cuando acabó su presidencia, me quedé con la sensación de que ZP hizo lo que pudo y de que ejerció de político honrado (recordemos cómo defendió a Aznar ante los gritos de Chávez). Pero también me dio la impresión de que había inaugurado la era de la polarización en España.
No voy a destacar lo que no me gustó porque prefiero centrarme en Venezuela: desde que dejó de ser presidente, ha mantenido una cercanía al régimen chavista muy peligrosa en términos reputacionales.
No podemos ser ingenuos, lo normal es pensar (aunque no se pueda demostrar) que cobra como asesor de Venezuela porque el daño a su imagen es bestial. ¿Por qué exponerse gratuitamente?
¿Es asesor de relaciones comerciales entre Venezuela y España? No lo creo. Nadie quiere invertir allí. Y los venezolanos que invierten aquí vienen de países ricos o son gente humilde desesperada que no recurre a Zapatero.
Entonces, ¿la labor es sacar presos políticos reales o potenciales? Es absurdo, eso no justifica todo el tinglado. Haber traído a Edmundo debería ser cuestión del embajador, que para eso le pagamos entre otras cosas.
Desde mi punto de vista, ZP se quitaría un peso de encima siendo radicalmente sincero: “Soy asesor de Venezuela, llevo años intentando implementar mejoras, está siendo muy difícil, pero merecerá la pena. No me pidan, por favor, que entre en críticas al régimen que asesoro”. Algo así. No puedo aseverar que cobre de Venezuela, faltaría más, pero el sentido común lleva a casi todo el mundo a pensarlo. Incluso de esta manera, no se repararía todo su daño reputacional porque asesorar a una dictadura puede ser legal, pero no es ético ni moral.
Lo que está claro es que al sátrapa le interesa mucho la proximidad de Zapatero. Para el dictador, su figura es un bálsamo de prestigio, un expresidente de una nación desarrollada democrática con el que tiene magníficas relaciones.
Quiero pensar que está llevando a cabo una labor silenciosa para crear el salvoconducto del régimen. Negociar la impunidad de toda esta mafia por el bien común: la libertad de Venezuela. A pesar de la seguridad en sí mismos que quieren proyectar, el autócrata y sus secuaces están muertos de miedo. Todos les deseamos la cárcel, pero si la única opción es una salida pactada, que así sea.
Observemos la cantidad de informes internacionales que destacan la situación desesperada en Venezuela. La comunidad internacional debería actuar con mucha más rotundidad ante este drama. No hay nada más fascista que una dictadura comunista, que son las que más proliferan hoy:

Hay una frase que vi en un meme humorístico y “motivacional” donde aparecía una foto de Maduro y el texto decía: “Cuando sientas que no puedes lograr algo, recuerda que este hombre llegó a ser presidente”. Pero como hay que ser serio, acabaré con esta cita del gran Winston Churchill: “El vicio del capitalismo es el desigual reparto de la riqueza, la virtud del socialismo es el equitativo reparto de la miseria”.