Me voy a arriesgar. Escribo este artículo el martes y se publicará más tarde. Así que es posible que los próximos días desmientan mi pronóstico. Perdón si ocurre. Pero creo que si la bolsa española cede será por lo que los expertos llaman “recogida de beneficios” o por temas coyunturales. Sin embargo, estoy convencido que la tendencia de fondo será que “por fin la bolsa española parece despertar”.

La cotización del Ibex 35 ha estado por debajo de 10.000 puntos mucho tiempo. En algunos casos ha perdido los 8.000 y ha bajado aún más. Algo incomprensible. Empresas españolas rentables y sólidas han cotizado en cifras absurdas ¿No es un disparate que Telefónica esté por debajo de 4 euros la acción? La situación era tal que inversores extranjeros avezados se tiraron sobre ella. A largo plazo seguro que se recuperaría. Y no es el único valor “tirado de precio”.

El valor bursátil de algunas empresas era tan bajo que se podía invertir por el dividendo. La rentabilidad directa era buena, mejor que los plazos fijos, especialmente en la época de intereses bajos. 

Pero a primera hora del martes 12 el Ibex 35 remontaba hasta los 10.384 puntos. El verde (señal de subida) dominaba sobre el rojo (bajada). Lo más importante es que el día anterior la bolsa española era de las pocas que subían en el continente europeo ¿A qué se debe este despertar?

La bolsa anticipa la marcha de una economía. Los inversores analizan el posible aumento de las ventas y beneficios de las empresas en el corto, medio y largo plazo

La bolsa anticipa la marcha de una economía

La atonía de la bolsa española durante los últimos años era señal de la poca confianza en nuestra economía. Pero no siempre fue así. El 8 de noviembre de 2007 (justo antes de la crisis de las hipotecas subprime) llegó a 15.945,7 puntos. En 2015 casi llega a 12.000. Hubo épocas posteriores en que la bolsa española estaba en los 11.500 (2017). 

Pero desde 2020 no levantaba cabeza, subía y volvía a bajar. Los mínimos fueron en 2013 (menos de 6.000) y 2020 (casi igual). 

¿Por qué ahora puede volver a despertar? Porque los inversores esperan que la economía española se estabilice, e incluso crezca. De entrada, el servicio de estudios del BBVA me daba la razón y anunciaba que el PIB la economía española crecerá más del 2% en 2024. Algo que ya había anunciado en este medio en contra de la opinión de muchos expertos que lo dejaban por debajo del 1,5%.

Es más, a largo plazo la situación de España es buena, si hace bien los deberes económicos/políticos. La geoeconomía está cambiando. En el imaginario económico los países desarrollados estaban por encima de nuestros meridianos. Porque la economía industrial estaba allí. Tenían energía productiva y talentos adecuados. Además, sus instituciones políticas y sociales funcionaban razonablemente. 

Ahora, poco a poco, la tendencia hacia las renovables puede trasladar parte de la competitividad en energía a los países con sol y viento. Siempre que tengan talento. España está en una buena posición de salida en este cambio. Tenemos sol y viento ¿Y talento?

A largo plazo la situación de España es buena, si hace bien los deberes económicos/políticos

A pesar del pesimismo tradicional del país hay que decir que tenemos talento. Nuestras exportaciones en “servicios no turísticos” están creciendo (consultoría, ingeniería, software, arte, …). En 2023 fueron el 7,1% del PIB y el 16% de las exportaciones ¿Qué es eso sino talento?  En los rankings internacionales las universidades españolas no están en los primeros puestos.

Pero si se comparan centros como escuelas de ingeniería, de negocios, facultades de medicina, … seguro que el ranking cambiaría. Sobre todo, si se mide la docencia, aunque en investigación queden un poco rezagadas. Uno de los errores de la LOSU (Ley Orgánica del Sistema Universitario) es copiar directamente el modelo anglosajón sin pensar en cómo convertir España en un centro universitario global de enseñanza en español/inglés.

Por tanto, lo que falta es que nuestras instituciones políticas y sociales no frenen la sociedad. No tengo mucha confianza en la “clase política” actual. La crispación a que está sometiendo las instituciones y la falta de miras altas puede desbaratar la gran oportunidad que se nos presenta con el cambio geoeconómico.

¿Sabremos aprovecharlo?   

** J. R. Pin Arboledas es profesor del IESE.