Este trimestre, la bolsa sube (por encima de los 10.000 puntos), la inflación baja (la general y la subyacente), el consumo se mantiene y el empleo se comporta aceptablemente.

La imagen de las ciudades españolas el puente de la Inmaculada y la Constitución no era la de un país en desaceleración económica. En el peor de los casos de crecimiento lento. Pero las estadísticas auguran un 2,4%, o más, del crecimiento del PIB en 2023. Lo cual, dentro de la zona euro y el mundo, no está mal.

Así que el gobierno defiende su gestión económica tachando de alarmistas a sus críticos “liberales”.

Es verdad que la deuda pública sigue creciendo por encima de 1,57 billones de euros. También que el mantenimiento de los tipos de interés en el 4,5% por el BCE presionará el déficit por aumento del servicio de esa deuda (los intereses a pagar). Sin embargo el Ejecutivo de Sánchez puede afirmar que ha contenido el porcentaje de la deuda sobre el PIB (sobre el 111%).

Por otra parte, la gestión de Sánchez en su semestre de presidencia de la UE en economía es nula. Sólo se puede apuntar haber encumbrado a su vicepresidenta, Nadia Calviño, al BEI. Probablemente a cambio de aceptar la tesis alemana de endurecer la disciplina fiscal para 2024. Algo lejano de los intereses centro-izquierda de su gobierno de coalición.

El Ejecutivo de Sánchez puede afirmar que ha contenido el porcentaje de la deuda sobre el PIB

De manera que podemos decir que este trimestre no se puede ser alarmista con la economía española. ¿Y para 2024?

Hay algunos datos preocupantes:

  1. Parte de la eurozona entró en recesión técnica (dos trimestres seguidos con crecimientos del PIB negativos) o crecimiento lento (0,1% en el tercer trimestre) según las estadísticas que se miren. Territorio que es uno de nuestros principales clientes. Más aún si se incluye Inglaterra, ya que centroeuropeos e ingleses son el grueso de los visitantes.
  2. El que el tipo de interés del BCE europeo se mantenga. Eso castigará al sector inmobiliario. La falta de oferta y la debilidad de la demanda por la dificultad de obtener hipotecas ha hecho subir los precios. Sin embargo, en noviembre los notarios avisaron de una tendencia a la baja de esos precios (2%).
  3. El crecimiento de los gastos públicos en partidas como sueldos y salarios (capítulo I del presupuesto), las pensiones (disparadas por el número creciente de jubilados, sus mayores pensiones y la subida por el IPC en un 3,8%). También los gastos sociales (el IMV).
  4. El aumento de los costes de producción, en particular los salarios industriales. Por cierto, un sector en el que las grandes empresas empiezan a notar una disminución de la demanda, como indicaba Eduardo Ortega en este medio el viernes pasado.
  5. La reducción del efecto expansivo de la exportación. Lleva unos meses bajando.

Entonces ¿qué esperar para el año que viene? Según los datos anteriores una desaceleración del crecimiento. El Gobierno y algunos organismos internacionales lo cifran en el 1,7%. Tampoco está tan mal visto lo que se avecina en europa.

Pero la economía española ha adquirido un grado de resiliencia notable, asombrando, incluso, al propio Ministerio de Economía. Los malos augurios de mediados de 2022 para 2023 no se han producido. ¿Por qué no puede pasar lo mismo en 2024?

La economía española ha adquirido un grado de resiliencia notable, asombrando, incluso, al propio Ministerio de Economía

El consumo no da sensación de disminuir. Los turistas han crecido. ¿La recesión alemana significa que en lugar de un mes de vacaciones vendrán 25 días? Pero con precios altos pueden gastar lo mismo. España seguirá ingresando fondos Next Generation y eso aumentará su circulación monetaria y el consumo interno. Si la inflación cede (se espera para mediados 2024) los tipos de interés bajarán. Eso animará el sector inmobiliario.

La economía internacional crece. Menos, por las guerras de Ucrania y Gaza. ¿Cuándo acabarán? Es probable que para mediados de año la primera se desatasque con un acuerdo y la segunda acabe por el desplome de Hamás.

Por tanto, es tan arriesgado hacer previsiones pesimistas como optimistas para 2024. Viendo los errores de los expertos en 2023, probablemente es más sensato apuntar a un crecimiento moderado, alrededor del 1,5% o incluso por encima del 2%.

Reconozco que voy a contracorriente de otros pronosticadores más lúgubres. Pero siempre me han acusado de optimista.

** J. R. Pin Arboledas es profesor del IESE.