Ilustración sobre mercados emergentes.

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La tribuna

Mercados emergentes: ¿Qué cabe esperar en 2024?

1 diciembre, 2023 02:13

En 2023, los mercados emergentes han experimentado un giro en la presión bajista sobre la deuda, además de revelar un sentimiento de riesgo dispar. El año pasado, el mercado ajustado sus expectativas con respecto a la trayectoria económica estadounidense. En un primer momento, se inclinaba por la probabilidad de un "aterrizaje forzoso", pero poco a poco pasó a reconocer la posibilidad de un "aterrizaje suave".

Recientemente, el mercado parece haber asignado una mayor probabilidad a un escenario de "no aterrizaje", en vista de los niveles sorprendentemente resilientes del crecimiento, unas tasas de inflación subyacente que se mantienen obstinadamente por encima del objetivo pese a un lento y reticente descenso, y un mercado de trabajo que, pese al claro deterioro que mostraban los últimos datos, presentaba un menor sesgo inflacionista. Estos factores refuerzan la narrativa favorable para el mercado de que los datos se están debilitando pero no desmoronando, lo que alienta una retórica menos restrictiva por parte de la Fed y un entorno más benévolo para los activos de riesgo.

No obstante, las perspectivas de crecimiento siguen rodeadas de incertidumbre, debido a las estrictas condiciones monetarias y del efecto retardado de una política monetaria ya que presenta un carácter restrictivo. Los tipos de interés han seguido experimentando volatilidad, lo que se ha traducido en episodios de presión sobre la clase de activos de deuda de los mercados emergentes y el universo de renta fija en general. Esta situación se ha visto exacerbada por una demanda menos benévola, dada la reciente reaceleración de las salidas de capitales de la clase de activos, lideradas principalmente por los activos de deuda de los mercados emergentes en moneda fuerte.

Desde el inicio del año hasta noviembre de 2023, la rentabilidad del JPM EMBI Global Diversified era del +3,91%. Sin embargo, los títulos de alto rendimiento contribuyeron de forma significativa al repunte observado desde principios de año (7,57%), mientras que los emisores con calificación investment grade tuvieron una rentabilidad de tan solo el +0,48%.

Seguimos haciendo gala de prudencia en nuestro posicionamiento global, puesto que estamos convencidos de que el riesgo de una recesión mundial sigue siendo relativamente elevado. La recesión podría ser leve, aunque no ha habido un solo caso en el que los diferenciales de deuda de los mercados emergentes se hayan estrechado en un entorno recesivo. Ahora bien, los diferenciales de la deuda de los mercados emergentes se hallan en niveles históricamente estrechos, si se excluyen del índice de referencia los países más especulativos. La deuda de los mercados emergentes y de otros mercados de riesgo no reflejan una recesión estadounidense o mundial, incluso una recesión leve.

Estamos convencidos de que el riesgo de una recesión mundial sigue siendo relativamente elevado.

En vista de los episodios de volatilidad de mercado y del omnipresente riesgo en el entorno actual, consideramos realmente importante centrar nuestro posicionamiento en créditos resilientes con valoraciones razonables. La diferenciación desempeñará un papel crucial en el caso de títulos de mayor riesgo y mayor rendimiento. Algunos tipos locales de los mercados emergentes presentan oportunidades de riesgo-rentabilidad más atractivas, como muestra la mejor rentabilidad de las clases de activos GBI-EM durante el año.

Los datos macroeconómicos generales de China mostraron algunos avances muy modestos durante el tercer trimestre, aunque el punto de partida era muy reducido. Dicho esto, una recuperación cíclica no está ni mucho menos garantizada, dada la crisis de confianza de los hogares y las empresas privadas. Desde una perspectiva más estructural, el crecimiento chino a principios de 2024 también se verá restringido por problemas como la elevada deuda de los gobiernos locales.

El actual conflicto entre Israel y Hamás complica aún más el entorno macroeconómico, al añadir una elevada dosis de incertidumbre en el escenario mundial. En la actualidad, los mercados están estudiando si el conflicto se agravará hasta convertirse en una situación con implicaciones económicas globales o si se mantendrá localizado. El brusco aumento inicial de los precios del petróleo y el sentimiento de aversión al riesgo en los mercados sugieren que existe una cierta inquietud por que suceda lo primero, en lugar de lo segundo. Si la violencia en Gaza aumenta en intensidad y alcance, existe el riesgo de atraer a nuevos contendientes (como Hezbolá o Irán), lo que acentuaría las tensiones en Oriente Próximo y suscitaría turbulencias en los mercados globales.

En nuestra opinión, esta confluencia de factores macroeconómicos y valoraciones aboga por un enfoque prudente en nuestro posicionamiento. Ejercer la prudencia no significa evitar el riesgo, sino introducir cambios de calado en la cartera con el fin de lograr rentabilidades superiores en un entorno caracterizado por unos elevados niveles de los rendimientos de la deuda pública estadounidense, el próximo final o la marcha atrás de las políticas monetarias restrictivas y la continua incertidumbre sobre las perspectivas de crecimiento.

Ejercer la prudencia no significa evitar el riesgo, sino introducir cambios de calado en la cartera con el fin de lograr rentabilidades superiores.

Existen sólidos argumentos a favor de realizar una asignación estratégica a la deuda de los mercados emergentes, en lugar de adoptar un enfoque táctico con respecto a la clase de activos. En primer lugar, en vista de su tamaño y vencimientos crecientes, la clase de activos, que representa en torno al 15% del mercado global de renta fija, es ahora demasiado grande para ser ignorada. En segundo lugar, los fundamentales en mejoría de muchas economías emergentes son, en numerosos casos, más sólidos que los de los mercados desarrollados. En la actualidad, existe una considerable diferenciación entre los emisores de los mercados emergentes, así como en los tipos de emisiones, lo que ofrece una diversidad geográfica en cuatro grupos de oportunidades concretos: crédito soberano, crédito corporativo, tipos locales y divisas.

Además, la clase de activos también ofrece un abanico de alternativas en todo el espectro de crédito y la curva de tipos. En términos históricos, la clase de activos de deuda de los mercados emergentes ha aportado ventajas de diversificación, lo que a menudo ha mejorado los atributos de riesgo/remuneración de la cartera a largo plazo y se ha perfilado como un valioso factor de diversificación de la exposición a la deuda soberana de los mercados desarrollados.

La adopción de un enfoque estratégico con respecto a la clase de activos de deuda de los mercados emergentes no está libre de riesgo. Apostar por una exposición a la deuda de los mercados emergentes a lo largo del ciclo significa capear el riesgo bajista cíclico de la clase de activos. La historia nos muestra que algunos descensos han sido muy pronunciados; pero los periodos de recuperación, cuando los inversores compensan las pérdidas sufridas, suelen ser bastante rápidos. En consecuencia, pese a los periodos de volatilidad a corto plazo, los inversores han cosechado, de forma relativamente constante, unas rentabilidades positivas a largo plazo. Por otro lado, una sólida gestión activa puede ayudar a mitigar estos periodos de volatilidad.

En MFS, efectuamos una evaluación tanto descendente (top-down) como ascendente (bottom-up) de las condiciones y los acontecimientos, en la que reposan nuestras asignaciones de activos y selecciones de valores. A nuestro parecer, la clave del éxito a largo plazo en una clase de activos que presenta un sólido potencial de rentabilidad a largo plazo, pero en la que los eventos adversos de países y créditos específicos resultan inevitables, radica en adoptar un enfoque de inversión basado en análisis exhaustivos y orientado a la generación de alpha que hace hincapié en la búsqueda de valor a nivel global, al tiempo que trata de gestionar los riesgos bajistas a través de un proceso riguroso y disciplinado.

Mediante la gestión del riesgo bajista de la cartera durante periodos turbulentos, tratamos de posicionar nuestras carteras para aprovechar las oportunidades de compra que puedan surgir. Nuestro objetivo consiste en proporcionar elevadas rentabilidades ajustadas al riesgo a través de una sólida rentabilidad relativa en mercados tanto alcistas como bajistas.

***Katrina Uzun es gestora de carteras institucionales de MFS Investment Management.

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