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La tribuna

La fiesta de la investidura la vas a pagar tú

14 noviembre, 2023 02:27

Tan sólo han pasado dos semanas desde mi última tribuna y todo me parece más frustrante y más aciago. Y eso que soy de las cursis que siempre he pensado que la democracia era una fiesta, la de la voluntad popular. La fiesta de unos ciudadanos que libremente ejercen en las urnas sus derechos y expresan sus anhelos para hacernos a todos los españoles iguales y, por qué no, mejores.

Sin embargo, la fiesta que una pensaba que era por igual para todos se ha tornado en la celebración de los privilegios para un pequeño grupo selecto. Una fiesta desmedida, un desenfreno, del que vas a participar tú, estimado lector, pagando de tu bolsillo.

Se nos viene encima la investidura de un presidente del Gobierno que, en nombre del progreso y la convivencia, ha sido capaz de poner negro sobre blanco todas las quiebras del Estado de Derecho y que va a suponer a los ciudadanos de a pie una extracción de recursos económicos y un reparto de pobreza como nunca antes hemos visto.

Una investidura que cuando se materialice hará que te conviertas en un español de segunda clase porque no formas parte de la élite catalana o vasca. Una investidura que, a cambio de siete votos por unos años más en el poder, hará que tengas peores hospitales y colegios en tu comunidad si eres extremeño, andaluz o asturiano, por poner un ejemplo, aunque pagues el doble de impuestos. Le llaman ‘progreso’ a esto, pero yo prefiero decir ‘calamidad’ como Shakespeare en el Rey Lear. “Calamidad estos tiempos en los que los locos guían a los ciegos”.

Cuando el pasado 2 de noviembre el Partido Socialista firmaba el acuerdo con Esquerra Republicana para apoyar la investidura de Pedro Sánchez y en el documento rubricado se incluía la condonación del 20% de la deuda que Cataluña tiene contraída con el Fondo de Liquidez Autonómico saltaron todas las alarmas. No hablamos sólo de un trato discriminatorio con respecto a otros territorios, incluidos también aquellos que puedan acogerse a este privilegio (de sobra sabemos que no es lo mismo el 20% de 73.000 millones de euros que el 20% de 48.000 millones o el 20% de cero), sino de que una condonación de deuda, sin una contrapartida creíble y responsable más allá de los votos necesarios para investir a alguien presidente, suponen un riesgo moral y un desincentivo para la responsabilidad en la gestión presupuestaria por parte de los gobiernos autonómicos.

Una investidura que cuando se materialice hará que te conviertas en un español de segunda clase porque no formas parte de la élite catalana o vasca

Pero es que, cuando aún teníamos el temblor en el cuerpo, justo una semana después, se hicieron públicos dos acuerdos más: el del PSOE con Junts per Catalunya y con el Partido Nacionalista Vasco. Unos pactos que producen aún más escalofríos. Uno, porque incluye una amnistía a la carta a favor de los que cometieron delitos contra el Estado en 2017, el reconocimiento de que los jueces de nuestro país han prevaricado dictando sentencias en contra de los políticos que atentaron contra la unidad de la nación (conocido como lawfare) rompiendo así la separación de poderes y contrapesos imprescindible en cualquier estado democrático y de derecho, y la cesión del 100 % de los tributos junto al reconocimiento de la singularidad catalana en un peligroso primer paso hacia la independencia tributaria de Cataluña y, en consecuencia, la ruptura del sistema de financiación autonómica.

Un sistema caducado, injusto e imperfecto, es verdad, pero que se asienta en los principios de redistribución y solidaridad interregional e interpersonal y que quedaría roto siendo los territorios más pobres y que menos recursos per cápita tienen los más perjudicados. Otra vez lo mismo, lo vas a pagar tú, estimado lector.

El otro pacto, el del Partido Socialista con los nacionalistas vascos supone todavía más control fiscal, más dinero para el Cupo Vasco, y el control de las pensiones de los ciudadanos vascos en el plazo improrrogable de dos años. Sí, ya sé que nos han dicho que “en ningún caso rompería la caja única de la Seguridad Social, que está garantizada constitucionalmente”, pero conociendo los cambios de opinión por los que hemos transitado desde 2019, no sé si podemos poner la mano en el fuego por nadie.

Y llegaríamos, una vez más, a la ruptura de la solidaridad del sistema que se basa en la igualdad de todos los españoles en materia prestacional y del principio de unidad de caja de la Seguridad Social que a día de hoy garantiza que todos los pensionistas (sean vascos o murcianos) tengan los mismos derechos adquiridos y las mismas prestaciones independientemente de los recursos recaudados en su región. Si esto se rompe, también lo pagarás tú, ya verás.

Nunca antes nos salió tan caro a los españoles sin pedigrí nacionalista investir a un presidente. Soy consciente de que muchos de estos acuerdos son difíciles, cuando no imposibles de cumplir, pero el miedo a que esto acabe sucediendo sobrevuela todos los acuerdos mencionados y, por eso mismo, desde distintos colectivos, como los inspectores de Trabajo y Seguridad Social, los Inspectores de Hacienda del Estado junto a las asociaciones de Jueces, Fiscales, Letrados de Justicia y Abogados del Estado, se ha alzado la voz de forma contundente contra los pactos.

Porque sólo el mero hecho de que alguien sea capaz de escribir y rubricar unos acuerdos (aunque algunos finalmente no se lleven a cabo) que servirán para investir a Pedro Sánchez a cambio de una reconfiguración unilateral de nuestra organización territorial, la distribución de los poderes del Estado y de los derechos de los ciudadanos quebrando la igualdad de todos los españoles consagrada en la Constitución española pone los pelos de punta. Y, además, te convierte en un español de segunda clase más pobre.

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