En otoño de 2022, incluso a principios de 2023, ningún experto ni ninguna institución previó que el PIB de España superaría un crecimiento superior al 2%. Incluso se anunció la posibilidad de una recesión técnica.

Se predijo que en el último trimestre del 2022 y el primero de 2023 el crecimiento del PIB sería negativo. Dos trimestres negativos seguidos que sumergirían España en la recesión. Esa situación, junto con una inflación creciente, crearían una estanflación.

No sucedió. Antes bien el crecimiento del 0,6% del PIB el primer trimestre de este año sorprendió a los expertos. El sector exterior tiró de la economía española, mientras el consumo se ralentizaba. En los siguientes dos trimestres de 2023 (el segundo y el tercero) el turismo volvió a empujar la economía con cifras récord en gasto.

Antes del verano anuncié que en 2023 el PIB español crecería por encima del 2%. Después poco a poco instituciones como el FMI, el Banco de España, Funcas... fueron cambiando sus proyecciones confirmando mi vaticinio. En estos momentos sus cálculos para 2023 están alrededor del 2,5%. Nadie quiere recordar su error predictivo.

Ahora el pesimismo se traslada a 2024. Pero no se atreven a anunciar recesión. Las previsiones son del 1,5 al 1,8% de crecimiento del PIB para el año que viene.

En realidad, este pesimismo procede del “consenso de los expertos”. Pero no hay razones para sostenerlo. Se basa en proyecciones macroeconométricas que este año han conducido a cálculos erróneos. Por tanto, ¿por qué mantener lo que no sirvió antes?

En cambio, hay argumentos para sostener lo contrario. El consumo español se puede mantener e, incluso, crecer.

Los españoles no compran pisos por el aumento del precio de la vivienda y el del tipo de interés que encarece las hipotecas. Por eso, en los dos últimos trimestres el consumo se ha trasladado al ocio y otros gastos que mantienen la afluencia de dinero a la economía y acelera la circulación monetaria.

Cuando se paga una hipoteca el dinero va al banco que lo embalsa hasta que decide invertirlo. Eso tarda un tiempo. Por contra, el dinero pagado a un bar se mueve rápidamente, pagando salarios y proveedores.

Encima España en 2024 va a recibir más de 40.000 millones de euros de los fondos europeos Next Generation EU

Además, hay dinero en circulación porque 16 millones de ciudadanos lo reciben de las Administraciones Públicas. 9 millones de jubilados, cuya pensión se ha revalorizado, 3 millones de empleados públicos a los que también suben sus salarios, dos millones de desempleados con la prestación o subsidio, más otros dos o tres receptores de todo tipo de subvenciones sociales. Ese dinero también entra en el torrente monetario y empuja el consumo.

¿Cómo se va a financiar este dinero? Con impuestos, deuda y déficit público. Los expertos avisan diciendo que es un peligro para el futuro. Puede que tengan razón, pero los gobiernos han demostrado que les importa más el presente que el futuro.

Encima España en 2024 va a recibir más de 40.000 millones de euros de los fondos europeos Next Generation EU. Y si las Administraciones aprenden a invertirlos (alguna vez tienen que hacerlo) inyectarán más dinero todavía.

Además, la economía española recibirá el dinero de los salarios e inversiones del sector privado. Salarios que crecerán vía convenios colectivos y el empuje arrastre del anunciado crecimiento del SMI (Salario Mínimo Interprofesional) vía decisión gubernamental.

El turismo ha crecido en 2023 tanto que según las proyecciones es difícil que se supere en 2024. Los expertos reducen el crecimiento del PIB español vía turismo por las incertidumbres procedentes de las guerras. Una de ellas ha estado presente todo 2023 y el turismo volvió; y la de Oriente Medio no es la primera y nunca han sido largas ¿Por qué van a frenar el turismo?

¿Por la inflación? No será más alta que la de 2023 y seguirá rellenando las arcas públicas vía impuestos sobre precios y salarios en alza.

De manera que no veo por qué la economía española puede crecer por debajo del 2%.

¿Por la incertidumbre política? Los españoles y su clase empresarial (90% de Pymes) han demostrado que cada vez les importa menos las absurdas discusiones de unos políticos alejados de su realidad y siguen trabajando. ¡Gracias a Dios!

** J. R. Pin Arboledas es profesor del IESE.