La contratación telemática o digital implica que los denominados técnicamente “fallos de mercado” que justifican la regulación de tarifas de taxis, se vean sensiblemente reducidos, hasta prácticamente desaparecer.

Por un lado, se eliminan los llamados costes de transacción, ya que los usuarios pueden contrastar la oferta de distintos operadores de forma eficiente y rápida a través de sus teléfonos o dispositivos móviles, contratando con el que más les convenga, ya sea por precio, disponibilidad o tiempo de espera.

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Por el otro, también se elimina la asimetría de la información inherente al servicio de taxi, ya que, los usuarios conocen con antelación el precio final del servicio, el vehículo asignado, el nombre y perfil del conductor y vehículo o el tiempo estimado para su llegada.

En este sentido, las aplicaciones de movilidad juegan un papel fundamental al facilitar el cálculo de rutas y tarifas en tiempo real, permitiendo la contratación en línea de los servicios, garantizando la transparencia para los usuarios y una gestión más eficiente de los servicios.

Las aplicaciones de movilidad juegan un papel fundamental al facilitar el cálculo de rutas y tarifas en tiempo real

Recientemente, por la evolución de los algoritmos, ha hecho aparición el llamado “precio dinámico”, que es un mecanismo cuyo objetivo es conseguir equilibrar la oferta y la demanda de los servicios de movilidad, mientras garantiza la cantidad óptima de vehículos disponibles en cada momento y lugar, en función de las necesidades, utilizando el precio como el mecanismo de información más eficiente.

El mecanismo del precio dinámico permite equilibrar estas oscilaciones, trasladando de forma eficiente la información necesaria a ambos lados del mercado. Cuando la demanda es más elevada, en primer lugar, incentiva a la oferta a dirigirse allí donde sus servicios son más necesarios, operando en las horas y lugares donde la demanda es más elevada, y, por ende, también les permite a los conductores mejorar sus ingresos. En segundo lugar, desincentiva la demanda de los servicios menos necesarios, derivando una parte de estas otras alternativas de movilidad, hasta que el desequilibrio entre oferta y demanda se haya corregido.

Así mismo, el precio dinámico, cuando la demanda es menor, en primer lugar, incentiva el uso de los servicios, ofreciendo precios más bajos durante las horas valle, y con esto suaviza los descensos de ingresos por parte de los conductores durante estos momentos de baja demanda. Y, en segundo lugar, desincentiva la oferta, para que el número de vehículos disponibles disminuya al nivel necesario que permita garantizar la cobertura de los servicios, minimizando el exceso de capacidad y los vehículos circulando en vacío.

Como atestigua la evidencia académica, toda limitación que se incluya en un mercado y que impida al precio dinámico equilibrar la oferta y la demanda, tendrá como consecuencia directa una degradación de la experiencia de pasajeros y conductores. Por otra parte, la experiencia internacional por parte de las plataformas de movilidad del tipo de Uber o Freenow, prueba que los episodios de precios disfuncionales tienen su causa en una oferta insuficiente en episodios de alta demanda, que suele tener origen en deficiencias de la dimensión de la flota disponible de taxis o VTC en el área concreta.

El precio dinámico, cuando la demanda es menor, en primer lugar, incentiva el uso de los servicios

Tradicionalmente las tarifas públicas del taxi han utilizado una suerte de “precios dinámicos arcaicos”, al incorporar tarifas diferenciadas entre noche y día o festivos y laborables, además de suplementos y otros conceptos. En la actualidad las VTC, a través de las plataformas de movilidad han dinamizado también sus viejos “cuadros de precios”.

Pero éstas no son el único sector que aplica precios dinámicos en sus servicios. Los precios de los peajes responden a menudo a mecanismos similares, con precios más elevados en las horas pico y más bajos en las horas valle. Lo mismo ocurre con los hoteles, las aerolíneas o la electricidad. En este sentido, las plataformas aportan una mayor eficiencia y dinamismo en el sistema, al aplicar tecnología que permite el ajuste en tiempo real, facilitando que los conductores puedan disponer de la información y el incentivo adecuado para dirigirse con premura allí donde sus servicios son más necesarios, así como garantizando que quien necesita un vehículo para desplazarse pueda disponer de él.

Es más, ante la generalización de las aplicaciones de movilidad, hasta el mismo sector del taxi está evolucionando hacia un modelo de precios dinámicos. Países como Austria, Polonia o Croacia ya permiten al sector del taxi ofrecer precios dinámicos a través de aplicaciones móviles y en España, aun incipientemente, comunidades como Madrid ofrecen -dentro de un sistema de tarifas máximas- unos precios cerrados que permiten ciertas flexibilidades para hacer descuentos.

En materia de consumo, la principal garantía para los usuarios de estos servicios de VTC o taxis es que los pasajeros disponen de toda la información, incluido el precio final del servicio, con carácter previo a la contratación del mismo. Se trata por tanto de una decisión informada y transparente, sin sorpresas a la finalización del trayecto. Por otro lado, cabe señalar que, en un contexto competitivo en el que operan distintas plataformas y varios modos de transporte, no existe un incentivo para abusar de los precios, ya que los operadores correrían el riesgo de perder a sus clientes frente a la competencia.

Países como Austria, Polonia o Croacia ya permiten al sector del taxi ofrecer precios dinámicos a través de aplicaciones móviles

El éxito de estos precios dinámicos se nota en que quienes los usan (por ejemplo, las VTC) son de media más baratas que otras alternativas similares, ya que su tasa de ocupación es más del doble, además de que el sistema de precio dinámico únicamente afecta a una pequeña fracción del total de los viajes que realizan, ajustándose el resto del tiempo bastante cerca de la tarifa pública de los taxis, que aún guía el índice de valor del transporte en cada ciudad.

En consecuencia, el mercado aconseja una convergencia completa de ambos modos de transporte, donde sería deseable que, como paso previo, se ampliase la libertad de los operadores de taxi, para estimular el mercado de transporte en vehículos de menos de 9 plazas, ampliando inicialmente la flexibilidad tarifaria con la creación de un “corredor de precios”, hasta la completa asunción de los algoritmos de precios dinámicos.

Estos “corredores de precios” deben comprender tanto la libertad de los operadores para establecer descuentos en servicios precontratados, como limitar un factor de incremento máximo (por ejemplo, del 100% sobre la base de la tarifa oficial). Estos cambios producirían un importante impacto económico favorable para los taxistas madrileños, al disponer de una mayor flexibilidad de precios, tanto en relación con los ingresos de los conductores, como para una asignación más eficiente de los recursos.

*** Emilio Domínguez del Valle. Abogado, experto en movilidad y transportes.