Dice Sánchez, constantemente, que no hay que cambiar lo que funciona. Se refiere a su política económica.

Se basa en que en sus años de gobierno:

A) Aumentó el PIB hasta el de 2019, antes de la pandemia (aunque fue el último país de la EU en hacerlo y el PIB per capita disminuye; en este dato estamos a un 16% de la media europea, mientras en 2019 estábamos al 8%, somos individualmente el doble de pobres respecto a los europeos);

B) Disminuyó el déficit público (aunque aumenta la deuda pública en valores absolutos);

C) Llegó a 20,9 millones de afiliados a la seguridad social (aunque el porcentaje de parados es el doble que la media europea y en los jóvenes es el 33%, con la segunda tasa de riesgo de pobreza entre empleados más alta de la UE, 11%);

D) Incrementó los ingresos públicos (aunque se ahogó la clase media con una inflación desbocada y el IRPF y el IVA no deflactados); …

Con estos datos no debería cambiarse la política económica y debería dar lo mismo un gobierno PSOE/Sumar que un gobierno PP (suponer que va a ser PP/Vox es hacerle el juego a Sánchez).

No es verdad. Dentro de la política económica, la política fiscal es importante y compleja. La tesis de que los ingresos tributarios son proporcionales a la subida de los tipos es desmentida tanto por la teoría (con la célebre curva de Laffer) como en la práctica (en la Comunidad de Madrid). Por contra, la economía dice:

“Si se reduce el tipo tributario de manera prudente, las familias tienen más liquidez y la utilizan para consumo e inversión. Ambas variables aumentan la demanda creando puestos de trabajo y, en consecuencia, más rentas salariales. Esas rentas salariales vuelven a tributar aumentando los ingresos públicos. De manera que, como se ha producido en la Comunidad de Madrid, con menores tipos fiscales, es posible que las Administraciones públicas ingresen más. Ese mayor ingreso público vuelve a generar gasto e inversión en un círculo virtuoso que empuja a la economía.”

Si Feijóo gobernase podría hacer lo que hace Ayuso, o lo que hizo Rajoy. 

Ahora bien, si Feijóo gobernase podría hacer lo que hace Ayuso, o lo que hizo Rajoy. Dos políticas diferentes.

Rajoy encontró una economía pública en quiebra, con cerca de un 11% real de déficit público. Para evitar el rescate optó por subir los impuestos. Montoro, su ministro de Hacienda, fue el “agresor fiscal a la clase media”.

Si Sánchez dice la verdad, deja una situación diferente a la que Zapatero dejó a Rajoy. Por tanto, Feijóo puede bajar los impuestos, que es lo que lanzaría la economía española a un ciclo de crecimiento, agotadas las políticas de esquilmar a la clase media.

Si Sánchez no dice la verdad, y la auditoría de un probable gobierno PP demuestra que hay déficit oculto, entonces su afirmación de no tocar lo que funciona es un error; porque no funciona.

Además, una bajada de impuestos, deja dinero en manos privadas para la inversión y, en consecuencia, mejora la productividad de las empresas; lo que permite subir salarios sin provocar inflación de costes.

Entonces, la decisión, sea el PP o el PSOE el responsable de la política económica, debería ser la misma. Si Sánchez tiene razón, bajar los tipos del IRPF. Si no la tiene, también bajarlos.

¿Por qué Sánchez no lo ha hecho? Hay dos posibles respuestas:

A) Porque no tiene razón y lo que está haciendo es ocultar la realidad sobre la situación económica. Realidad que nos anunciaría en octubre si sigue en el Gobierno, o …

B)Porque teniendo razón en los resultados macroeconómicos, su ideología consiste en machacar a la clase media (la alta ya se defiende sola). Lo hace con tipos impositivos excesivos, no deflactando los tramos de IRPF, ni el tipo del IVA, aunque la inflación se coma la renta familiares. También manteniendo el impuesto de patrimonio y sucesiones castigando el ahorro.

Quedan pocos días para que se sepa quién dirigirá la política económica del país. Si Sánchez gobierna mantendrá y subirá los impuestos, como anuncia su vicepresidenta Yolanda Díaz. Si gobierna Feijóo podría y debería bajarlos.

El votante decidirá.