Feijóo afirma que no derogará la reforma laboral de 2021 (RL21), pactada por el Gobierno de Sánchez, la CEOE/CEPYME y los sindicatos UGT/CCOO.

El quid de la RL21 son dos temas: a) la vuelta a la preeminencia de los convenios colectivos de sector sobre los de empresa; b) la sustitución del trabajo temporal en una buena parte por contratos fijos-discontinuos.

Con el primer tema, las empresas están nuevamente obligadas a seguir las directrices de convenios sectoriales firmados por la patronal y los sindicatos o mejorarlas, lo que había eliminado la reforma laboral del PP en 2012.

Sin embargo, la dinámica de los contratos de empresa no había arraigado demasiado, salvo en grandes empresas. El 90% de las Pymes siguen el convenio de sector. Les es más cómodo. Además, con la RL21 los aparatos de los sindicatos y la patronal recuperan protagonismo.

Por otra parte, los fijos discontinuos, en realidad, siguen siendo temporales. Muchos contratos temporales transformados en fijos discontinuos no se mantienen. Cuando se realiza el llamamiento (como se llama técnicamente) para que se reincorporen los trabajadores, éstos se han colocado en otra empresa, o prefieren ir al paro, cobrar la indemnización y luego la prestación por desempleo. Sólo se incorporan en buena parte los verdaderos fijos discontinuos, los de siempre, como las trabajadoras de almacenes de naranjas por temporada. No ha cambiado nada en realidad.

Muchos contratos temporales transformados en fijos discontinuos no se mantienen

Rectifico, si ha cambiado, pero en las estadísticas. Ahora esos temporales reconvertidos en fijos discontinuos, cuando están en inactividad no figuran como parados. Por eso en el registro del SEPE en julio de este año sólo hay 2,7 millones de desempleados. La cifra más baja desde 2008. Aunque todos los expertos calculan que, según el periodo del año, son unos 3 millones, o más, los desempleados reales si se añaden a este registro los fijos discontinuos en inactividad (para algunos “parados discontinuos”).

Pero esto son sólo números y si Feijóo lo cambiase a efectos de estadísticas tendría que enfrentarse a una imagen negativa de aumento del paro.  

Los “expertos” deben haber aconsejado a Feijóo no remover aguas en campaña electoral para no dispersar su foco. Anunciar una derogación de la RL21 sería abrir una batalla en la que los sindicatos utilizarían la calle como altavoz contra el PP. El foco está en atacar al “sanchismo” y sus pactos, lo demás distraería al votante.

Pero en las medidas del programa electoral laboral del PP hay pistas de lo que se pretende hacer respecto al mercado laboral.

Un punto dice: “Dotaremos de nuevas herramientas de flexibilidad a los trabajadores introduciendo cuentas individuales portables, que puedan utilizar ante diversas contingencias de su vida laboral”. Se necesita un experto gallego para averiguar que detrás de esta alambicada declaración puede estar la llamada “mochila austriaca”. Es decir, que los trabajadores podrán tener saldos a su favor, generados por el paso del tiempo, que pueden trasladar de una empresa a otra, si cambian de trabajo o recuperar en caso de desempleo o jubilación. Eso agilizaría el mercado de trabajo. Los trabajadores no se frenarían para trasladarse de un trabajo a otro por el miedo a perder la “antigüedad”. Serían más libres.

Pero en las medidas del programa electoral laboral del PP hay pistas de lo que se pretende hacer respecto al mercado laboral

Otro punto afirma: “… reforma integral de las políticas activas de empleo basada en la ampliación y mejora de la calidad de la oferta de formación otorgando mayor libertad de elección al trabajador desempleado”. Definición detrás de la cual hay la decisión de que el desempleado reciba un “cheque formación” y con él elija donde acudir a reciclarse. Se reduce el “casi monopolio” de la “fundación tripartita” manejada por sindicatos y patronal. La libertad de elección mejora el sistema de reciclaje tan necesario en la actual vida profesional. El parado puede elegir más calidad, aunque tenga que complementar el cheque formación de su bolsillo.

Son dos ejemplos de cómo el programa laboral del PP es “muy, pero que muy gallego”. Los temas conflictivos están expuestos de manera que hay que averiguar sus intenciones. Si se hacen, en el futuro se dirá que se ha cumplido el programa; y si no se hacen se podrá afirmar: pero ¿dónde ha leído eso de la mochila austriaca o del cheque de formación para parados en nuestro programa?

** J. R. Pin Arboledas es profesor del IESE.