La numerología está llena de magia. Los números atraen porque son simbólicos. Si sumas los dígitos de tu nacimiento (día, mes, año) tienes un número. Si sale superior al 10 hay que sumar las dos cifras. Yo nací el 16 de septiembre de 1944. Mi número es el 7 porque 16+9+1+9+4+4 = 43 y 4+3=7 ¿Y qué? Pues nada. Lo importante es que mi fecha de nacimiento dice mi edad; mi edad, el tiempo que he vivido; y ese tiempo indica las circunstancias en que me desenvolví. Sin profundizar en eso, el número no deja de ser un símbolo mágico carente de sentido.

En política el número indica una meta. Eso es importante, pero sin profundizar en lo que significa, la meta no dice nada. Puede ser también un símbolo mágico.

En materia laboral el 2 parece ser el número mágico. Hace tiempo que Rajoy prometió 20 millones de afiliados a la Seguridad Social. Según su programa con ese volumen quedarían cubiertas las necesidades para pagar las pensiones, la sanidad y las ayudas sociales.

Ya hemos conseguido esa cifra. Sánchez alardea de los 20,7 afiliados del mes de mayo. En junio probablemente serán algo más. Pero no están resuelta la financiación de las pensiones, la sanidad necesita más recursos y las ayudas sociales no llegan donde se quería (el IMV no cubre las familias esperadas).

Esos afiliados no resuelven los problemas porque, entre otras cosas, los jubilados siguen creciendo en número y cada nuevo pensionista cobra más. Además, la población aumenta (ya somos más de 48 millones) y se envejece, lo que requiere más gasto en sanidad y asistencia social.

Pero no están resuelta la financiación de las pensiones, la sanidad necesita más recursos y las ayudas sociales no llegan donde se quería

Encima los trabajos creados son a tiempo parcial. Según la EPA, en el primer trimestre de 2023 los empleados a tiempo parcial crecieron en 23.600, mientras los de tiempo completo bajaron en 34.800. Una disminución de 11.200. Pero cómo aumentaron los cotizantes a tiempo parcial el volumen de cotizaciones bajó más que proporcionalmente a esos 11.000.

Si además añadimos que en esos 20,7 millones registrados como afiliados están incluidos los inactivos de los contratos “fijos discontinuos” la cotización también disminuye.

En resumen, ni los 20 millones de afiliados a la Seguridad Social de Rajoy, ni los 20,7 de Sánchez han sido suficientes.

Ahora Feijóo anuncia que quiere lograr los 22 millones de afiliados a la Seguridad Social en esta legislatura si consigue ser investido presidente de Gobierno. Con ello asegura que se resolverán los problemas financieros de la Seguridad Social, la sanidad, la asistencia social y, por ende, reduciremos el déficit y la deuda pública.

Pero 22 millones de afiliados puede que tampoco sean suficientes para cubrir la brecha financiera. Aunque en 2025/26 se alcanzarán seguiríamos en las mismas; las pensiones desbordadas, la sanidad falta de recursos y déficit en asistencia social.

Pero 22 millones de afiliados puede que tampoco sean suficientes para cubrir la brecha financiera

Haría falta que hubiera 22 millones de empleados calculados a tiempo completo. Lo que se conoce como un “empleo de calidad”.

El trabajo a tiempo parcial es de calidad si responde al deseo del trabajador. Pero si éste lo acepta porque no tiene más remedio, porque no hay otra forma de emplearse, es subempleo. Parte del trabajo a tiempo parcial es subempleo.
Los trabajos de calidad, bien remunerados, con sueldos adecuados y desarrollo profesional, son los que salvan la brecha fiscal, de pensiones, sanitaria y social.

Esos trabajos se encuentran en sectores industrializados, tecnológica y culturalmente avanzados. Una política dirigida a la creación de trabajos de calidad exige un plan industrial, de educación e investigación. Lo que supone, entre otras cosas, el cambio en la educación y la universidad, una política fiscal apropiada para quienes crean esos puestos de trabajo, una regulación flexible del mercado de trabajo, estabilidad institucional que no ahuyente a los inversores, …

Una política dirigida a la creación de trabajos de calidad exige un plan industrial, de educación e investigación


22 millones de empleos sólo serán suficientes si hay un plan coherente que cree las condiciones para que sean de calidad. En caso contrario tendremos trabajadores frustrados, con ingresos reducidos, con pago escaso a la Seguridad Social, las pensiones en peligro y los problemas nacionales sin resolver.

Lo importante no es que se consigan, sino cómo se hace y qué políticas acompañan a ese objetivo.

** J. R. Pin Arboledas es profesor del IESE.