Cuando hablamos de sostenibilidad, tendemos a pensar en una crisis climática. Y, evidentemente, es verdad y constituye uno de los problemas más desafiantes a los que nos enfrentamos, no solo las empresas, sino la sociedad en su conjunto. Sin embargo, en la actualidad, el enfoque ha cambiado y, cuando hablamos de sostenibilidad, tendemos a pensarla desde un sentido más amplio.

En este nuevo enfoque, las compañías, movidas por su interés en reafirmar su preocupación por el medio ambiente, responden a las presiones de diferentes grupos de interés que demandan acciones en este sentido -los clientes, los accionistas, los empleados y los reguladores-; y esto las lleva a tomarse en serio la aplicación de prácticas sostenibles para ser mejor percibidas y valoradas.

Para ofrecer soluciones efectivas desde las empresas, la tecnología es un aliado clave y es necesario que los líderes empresariales comprendan su importancia e inviertan en innovación tecnológica como medio para alcanzar un desarrollo global sostenible; al fin y al cabo, la transformación radical de nuestro modelo de sociedad no puede hacerse sin tecnología y la transformación sostenible debe ir de la mano de la transformación digital.

Las compañías deben realizar un diagnóstico y definir sus estrategias para acelerar el camino hacia la descarbonización, un objetivo fundamental a la hora de acelerar esfuerzos para convertirse en empresas con cero emisiones netas y cumplir así con lo comprometido en el Acuerdo de París. Por supuesto, una vez definida esa estrategia, es necesario definir los mecanismos de gobierno y seguimiento para asegurar que se lleva a cabo en la manera prevista, o ajustar el rumbo de ser necesario; y aquí también el uso de herramientas basadas en datos es crucial.

Las compañías deben realizar un diagnóstico y definir sus estrategias para acelerar el camino hacia la descarbonización

Hoy en día se puede observar cómo las organizaciones utilizan los datos de emisiones principalmente para medir el desempeño de la sostenibilidad y rara vez para mejorar los procesos existentes o para predecir y prescribir las oportunidades de reducción de emisiones mediante técnicas analíticas avanzadas. Pero tan indispensable como recopilarlos es saber analizarlos y extraer de ellos las decisiones que permitan asegurar el rumbo. Así, el desarrollo de una mejor gestión de los datos y de las capacidades de colaboración de toda la industria ofrece a las compañías una enorme oportunidad para que puedan reducir su huella climática en toda la cadena de valor.

Si bien es cierto que la tecnología se ha convertido en una pieza imprescindible en la búsqueda de soluciones sostenibles para las empresas, también ha servido de revulsivo para la sociedad, permitiendo una mayor sensibilización y participación ciudadana en cuestiones ambientales. Las redes sociales, las aplicaciones móviles y las plataformas digitales están facilitando la difusión de información sobre sostenibilidad y la promoción de iniciativas ciudadanas en defensa del medio ambiente. El avance de las nuevas tecnologías están permitiendo a los usuarios conectarse y compartir ideas en tiempo real, fomentando el diálogo y la colaboración en la búsqueda de soluciones sostenibles.

Aunque la tecnología es sin duda un componente fundamental para la descarbonización de la economía, no está exenta de efectos negativos. La necesidad de adquirir y aplicar nuevas tecnologías en los procesos de digitalización por parte de las empresas está haciendo que éstas tomen conciencia de su impacto en el medio ambiente, y se comprometan a responder por las emisiones que producen y a tomar medidas para diseñar e implantar soluciones sostenibles.

La tecnología de la información genera en la actualidad el 4% de las emisiones mundiales de CO2 -se prevé que su consumo se triplique de 2010 a 2025-. Por ejemplo, como consecuencia del desarrollo de la IA, el volumen de datos se está incrementado y, por ende, también el consumo de energía. Tomar acciones en este sentido, no solo es beneficioso para el planeta, también lo es para las propias empresas: según un informe realizado por Capgemini1, centrado en esta materia, el 61% de las organizaciones que han elaborado una hoja de ruta completa para acelerar la implantación de una TI sostenible, ha visto mejorar la satisfacción de sus clientes un 56%. Además, el 44% ha sido testigo de cómo su ahorro fiscal ha aumentado y el 12% reconoce haber logrado un ahorro de costes.

Para las empresas, el 6 de junio no solo debe ser un día para constatar que la protección y la regeneración del medio ambiente es una cuestión importante. Si nos paramos a descomponer y examinar las diferentes partes de la ecuación, la evidencia de que la tecnología ofrece un papel esencial en la consecución de los objetivos de sostenibilidad empresarial y social, es clara.

Cuidar el medio ambiente implica adoptar un enfoque global que integre la conservación de los recursos naturales con el desarrollo económico. Desde la reducción de emisiones y la eficiencia energética hasta la gestión de residuos y la sensibilización ciudadana, la tecnología ha demostrado su capacidad para catalizar cambios significativos. Es responsabilidad de las empresas y la sociedad en general aprovechar el potencial de la tecnología y trabajar de manera colaborativa para lograr un futuro más sostenible. La innovación tecnológica combinada con un enfoque consciente hacia el medio ambiente puede marcar la diferencia en la lucha contra el cambio climático y la preservación de nuestro planeta para las generaciones futuras.

*** Carmen Castellví es Managing Director Capgemini Invent España.