“Si no pierdes, no puedes disfrutar de las victorias” (Nadal).

Esta semana, el FMI actualizó sus proyecciones de crecimiento en su informe trimestral de perspectivas de la economía mundial. España es la economía desarrollada que más ve mejoradas sus previsiones para 2023 y, a la vez, la que más ve recortadas las de 2024.

El crecimiento caerá desde el 3,4% en 2022 al 2,8% en 2023, antes de estabilizarse en el 3% en 2024. Se prevé que las economías avanzadas experimenten una desaceleración del crecimiento especialmente pronunciada, desde el 2,7% en 2022 al 1,3% en 2023. En un escenario alternativo razonable con mayor tensión en el sector financiero, el crecimiento mundial disminuiría hasta aproximadamente el 2,5% en 2023, mientras que el crecimiento de las economías avanzadas caería por debajo del 1%.

En el escenario base, el nivel general de inflación disminuye del 8,7% en 2022 al 7% en 2023 debido a los menores precios de las materias primas, aunque es probable que la inflación subyacente disminuya con más lentitud. En la mayoría de los casos, es poco probable que la inflación retorne al nivel objetivo antes de 2025.

Veamos con mayor claridad en este mapamundi el escenario del crecimiento por naciones para 2023:

Esta infografía, a modo de resumen, concluye que, en el sumatorio de los años 2022, 2023 y 2024, el mundo habrá crecido un 9,48%; los países ricos, un 5,49%; y los emergentes y subdesarrollados, un 12,59%:

Aquí vemos el detalle por regiones. Es destacable el caso de Asia emergente: en el trienio comentado, habrá crecido un relevante 15,54%:

La desaceleración económica de este año se concentra en las economías avanzadas, en especial en la zona euro y Reino Unido, donde se prevé que el crecimiento caiga, respectivamente, al 0,8% y al -0,3%, para repuntar después al 1,4% y al 1%. Por otra parte, pese a una revisión a la baja de 0,5 puntos porcentuales, muchas economías emergentes y en desarrollo están repuntado, con una aceleración del crecimiento de diciembre a diciembre hasta el 4,5% en 2023, desde el 2,8% en 2022.

El sistema financiero podría verse sometido a prueba una vez más. El nerviosismo entre los inversores suele llevarlos a buscar el siguiente eslabón más débil, como hicieron con Credit Suisse, entidad de importancia sistémica mundial que atravesaba dificultades. El próximo eslabón podrían ser las instituciones financieras con exposición excesiva al apalancamiento, al riesgo de crédito o a los tipos de interés, con demasiada dependencia de la financiación a corto plazo, o las situadas en jurisdicciones en las que el espacio fiscal es limitado. También podrían serlo los países cuyos fundamentos económicos se perciben como más débiles.

La deuda pública aumentó hasta niveles históricos durante la pandemia, superando el PIB mundial. Ahora, con la deuda pública aún elevada, el aumento de los tipos de interés y la fortaleza del dólar se han sumado a los costes por intereses, lo que a su vez lastra el crecimiento y alimenta los riesgos para la estabilidad financiera:

En los últimos diez años, la proporción de flujos de inversión extranjera directa entre las economías con afinidad geopolítica no ha dejado de crecer, incluso más que la proporción destinada a países con proximidad geográfica; esto sugiere que la localización geográfica de la IED responde cada vez más a preferencias geopolíticas:

No tengo dudas de que superaremos la permacrisis que nos azota desde la pandemia: la habilidad es lo que eres capaz de hacer, la motivación define lo que haces y la actitud determina qué tan bien lo haces.