Oficina de la Agencia Tributaria.

Oficina de la Agencia Tributaria. Europa Press

La tribuna

Una foto clara de la presión fiscal en España

La inflación y otros factores han elevado la recaudación fiscal, pero los ingresos siguen siendo insuficientes para equilibrar el déficit. 

27 enero, 2023 02:46

Para debatir si en un país se pagan muchos impuestos o pocos, previamente hay qué saber qué impuestos se pagan. Además, también es preciso conocer cuál es el tamaño de la economía que soporta una determinada cuantía de impuestos. Este cociente, recaudación total de impuestos entre el Producto Interior Bruto (PIB) se denomina presión fiscal. Para establecer una comparación adecuada, hay otro factor importante, a la recaudación de los impuestos de cada país se le añaden las cotizaciones sociales. Una cotización social no es exactamente un impuesto, ya que genera el derecho (futuro) a cobrar una pensión. Pero como en algunos países las pensiones se pagan con impuestos, se homogeniza incluyendo las cotizaciones sociales.

La recaudación de los impuestos y las cotizaciones sociales no son los ingresos totales de todo el Sector Público, pero sí casi todos. Por ejemplo, aquí no se incluyen los beneficios de Loterías, o los dividendos, cuando los había (eso lo contaremos otro día) del Banco de España. Por eso, la presión fiscal no es el indicador más completo cuando hablamos de déficit y comparamos con los ingresos totales con el gasto público total. Pero ambos indicadores, ingresos totales del sector público en porcentaje del PIB y presión fiscal suelen ir en paralelo.

En 2021, España tuvo una recaudación récord tanto en impuestos como en cotizaciones sociales. Eso supuso, además, el mayor nivel de presión fiscal de la historia de España, con un 39% del PIB. Este dato, no obstante, es inferior a la media de presión fiscal en la Unión Europea, que se situó en el 41,7%, y en el área euro que se situó en el 42,2% del PIB.

Seguimos teniendo menos recaudación fiscal que nuestros vecinos europeos, pero la diferencia se ha reducido sustancialmente en los últimos años. En 2018, por ejemplo, la presión fiscal media en Europa estaba en el 41,1% mientras que la presión fiscal española era del 35,4% del PIB. Aquí están los datos disponibles en Eurostat .

"En 2021, España tuvo una recaudación récord tanto en impuestos como en cotizaciones sociales"

¿Por qué recaudamos menos impuestos y cotizaciones sociales que nuestros vecinos? Pues, esencialmente, por tres razones: La primera de ellas es simplemente el desempleo. Como el trabajo, a través de salarios y pensiones, supone más del 80% de la recaudación del IRPF, que es el impuesto más recaudatorio del sistema fiscal, y de aquí provienen también las cotizaciones sociales, que son el principal recurso público, en esas condiciones, tener más desempleo es tener menor presión fiscal, y más déficit público.

La segunda razón es que pagamos menos impuestos indirectos. Los impuestos sobre alcohol, tabacos y gasolinas, por ejemplo, están entre los más reducidos de Europa. También teníamos casi la mitad de la base del IVA sometida a tipos reducidos y superreducidos, y esto ya era antes de las rebajas del IVA en la energía y en la cesta de la compra.

La tercera razón es que, con gran probabilidad, teníamos más fraude fiscal y economía sumergida que nuestros vecinos. Una de las razones por las que esta diferencia de la presión fiscal entre España y la Unión Europea se ha reducido en los últimos años, es precisamente porque tenemos menos fraude fiscal. El indicativo más claro es cómo se han incrementado los pagos con tarjeta, al mismo tiempo que disminuyen las retiradas de efectivo de los cajeros.

¿Qué ha pasado con la presión fiscal en 2022 en España? Pues que la presión fiscal se sigue incrementando, pero con los datos disponibles, no parece que vayamos a superar el 42% del PIB, y muy probablemente seguirá por debajo de la media de la UE, aunque cada vez más cerca. La razón es que no todos los impuestos y cotizaciones sociales están creciendo muy por encima del PIB.

Según el INE, en el tercer trimestre el PIB nominal estaba creciendo al 8,7%. Éste es el denominador de la presión fiscal, y no sólo incluye el crecimiento real de la actividad económica, sino también el de los precios, lo que se denomina el deflactor del PIB.

Frente a esta subida, los impuestos que gestiona la Agencia Tributaria estaban creciendo, en términos homogéneos, en noviembre al 16,8%. Esto son buena parte del numerador del índice de presión fiscal, pero no son todos. Aquí faltan las cotizaciones sociales, que están creciendo también, pero mucho menos. A noviembre, las cotizaciones sociales se estaban incrementando al 8,32% en noviembre, por debajo del PIB nominal (fuente Seguridad Social).

Quedan para completar los ingresos fiscales y de cotizaciones, los impuestos autonómicos y locales. La recaudación de estos impuestos, salvo que estemos en una burbuja inmobiliaria o que se acometan importantes subidas de impuestos, no crece a estos ritmos. Por ejemplo, la recaudación del IBI o del impuesto de patrimonio o sucesiones es bastante estable. En términos globales, la recaudación de impuestos y cotizaciones ha crecido más que el PIB nominal en 2022, pero no tanto como para superar el 42%. Una estimación más razonable la situaría entre el 40 y el 41% del PIB.

Ésta es una síntesis de la presión fiscal y la recaudación de impuestos y cotizaciones sociales en España. Pero quedan por abordar cuestiones cómo si ha habido subidas y bajadas de impuestos. Desde un punto de vista nominal, más o menos, ha habido un poco más de rebajas fiscales que de aumentos. Pero, desde mediados de 2021 ha vuelto la inflación, que ha tenido un efecto relevante en la recaudación de impuestos, en España y en toda Europa. Ambas cuestiones afectan, además, a otra pregunta clave, además de si la recaudación es suficiente: ¿Quiénes pagan los impuestos?

Pero, de eso, y de la otra cara de la moneda de los ingresos, qué son los gastos públicos, hablaremos otro día.

*** Francisco de la Torre Díaz es economista e inspector de Hacienda.

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