Varias divisas del mundo.

Varias divisas del mundo. iStock

La tribuna

Entorno propicio para la apreciación de las monedas con alto riesgo

20 enero, 2023 03:12

Para los analistas especializados en mercados de divisas, 2022 ha sido uno de los años más complejos que se recuerdan, marcado por una serie de acontecimientos económicos de gran calado y un aumento generalizado de la volatilidad. No parece que este ejercicio que acabamos de iniciar vaya a ser más tranquilo, si bien parecen disiparse algunos de los escenarios más catastrofistas.

En cualquier caso, para responder a la pregunta de cuál será la posible evolución del mercado de divisas en los próximos doce meses, es necesario fijarnos en una serie de factores que, a nuestro juicio, podrían tener un impacto más que significativo en su comportamiento.

El primero de ellos tiene que ver con una aparente relajación, al menos por ahora, de las tasas de inflación. Por fin, en los últimos meses se han empezado a observar signos de una menor presión sobre los precios, lo que sugiere que se podría haber alcanzado el punto máximo de inflación, al menos a corto y medio plazo. A ello ha contribuido la caída de los precios de la energía.

No obstante, las tasas de inflación subyacente -que excluyen componentes volátiles- siguen siendo elevadas y, en la mayoría de los casos, aún no han mostrado signos reales de tendencia a la baja.

En particular, aún no se ve relajación alguna en las tasas de inflación subyacente en Europa, donde la bajada de la inflación se debe casi exclusivamente a la intervención de precios y subsidios públicos en la factura energética. Este comportamiento desigual de la inflación en diferentes áreas económicas podría ser clave para la política monetaria de los bancos centrales en 2023.

La previsible y gradual relajación de las tasas de inflación debería anticipar el fin de las subidas de los tipos de interés

A todo ello se suma que la actividad económica se está ralentizando en el mundo, debido en parte al endurecimiento de la política monetaria. Aunque la desaceleración económica y la recesión son una desafortunada consecuencia del aumento de los tipos de interés, pueden ser un requisito previo para reducir las tasas de inflación de forma sostenible.

El FMI prevé que el crecimiento mundial se ralentice hasta el 2,7% este año, desde el 3,2% de 2022, y que el crecimiento en las economías avanzadas caiga hasta un mero 1,1%, menos de la mitad del ritmo previsto para 2022 (2,4%).

[El euro se 'agarra' a las alzas de tipos del BCE y a la caída del gas para extender las subidas tras rebotar un 13%]

Sin embargo, el empleo se ha comportado de manera extraordinariamente resiliente en todos los países avanzados a pesar de las significativas subidas de tipos, y estos continúan en niveles negativos en términos reales. En estas condiciones, pensamos que los temores a una recesión son exagerados, y que de producirse esta sería poco intensa y de corta duración.

Creemos que la previsible y gradual relajación de las tasas de inflación debería anticipar el fin de las subidas de los tipos de interés para la mayoría de los principales bancos centrales en el primer semestre de 2023.

De hecho, muchos analistas dan por hecho que la Reserva Federal dejará de subir los tipos de interés tras su reunión de marzo, decisión que podrían seguir tanto el Banco Central Europeo como el Banco de Inglaterra a mediados de año. Sin embargo, para ello es necesario que veamos la misma tendencia a la baja en la inflación subyacente en Europa que vimos ya en los Estados Unidos en los próximos meses. Si no, las subidas de tipos a este lado del Atlántico podrían alargarse en el tiempo.

El fin de las subidas de tipos por parte de los bancos centrales y la posibilidad de que las caídas de la actividad global no sean tan severas como se espera actualmente, proporcionarán previsiblemente un entorno propicio para una apreciación de las monedas de alto riesgo.

En previsión de un giro de la Fed, el dólar estadounidense ha perdido alrededor del 8,5% de su valor desde su pico de septiembre

Hay que decir que, en previsión de un giro moderado de la Reserva Federal, el dólar estadounidense ha perdido alrededor del 8,5% de su valor desde su pico de septiembre. Es posible que este movimiento tenga aún un mayor recorrido, lo que movería al alza a la mayoría de divisas frente al dólar, y en particular a las de los mercados emergentes, que siguen estando bastante infravaloradas en general.

Ahora bien, la magnitud de estos movimientos dependerá del comportamiento relativo de la inflación subyacente, la resistencia de las diferentes economías a la recesión y del momento en que los bancos centrales terminen sus ciclos de endurecimiento.

*** Enrique Díaz-Álvarez es director de Riesgos de Ebury.

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