En 1993 el escritor Francisco Umbral (1932/2007) invitado a un plató de televisión, porque había publicado un libro, al ver que el programa se desarrollaba por otros derroteros, espetó: "¡Yo he venido aquí a hablar de mi libro!" La frase hizo escuela. Hacerlo lo mismo se llama "hacer un Umbral”.

Hoy yo quisiera hacer 'mi Umbral', si me lo permite Pedro J. Ramírez, presidente y director del Español, y los editores de este medio que me honra publicando mis artículos semanales.

'Mi Umbral' es contar a los lectores de EL ESPAÑOL INVERTIA que la Fundación Broseta reconoce este viernes en Valencia el trabajo de los redactores del Estatuto de Autonomía de la Comunidad Valenciana (1982) con un premio a 'La Concordia'.

"La Fundación Broseta reconoce el trabajo de los redactores del Estatuto de Autonomía de la Comunidad Valenciana (1982) con un premio a 'La Concordia'"

Querría recordar a los compañeros de UCD que, en aquellos momentos, constituíamos el Grupo del Parlamentario Centrista con diputados y senadores de las tres provincias: Alicante, Castellón y Valencia. También a sus diputados de las tres diputaciones provinciales. Juntos constituíamos los centristas de las Cortes Preautonómicas. Un grupo numeroso, pero en minoría respecto a las izquierdas en esa futura Autonomía. 

En plena Transición democrática, aprobada la Constitución, Golpe de Estado de Tejero incluido (23F), me asignaron, junto a Luis Berenguer, diputado de UCD por Alicante, formar parte de la ponencia redactora del Estatuto de Autonomía.

Los componentes de la misma, además de nosotros dos, eran Joan Lerma y Felipe Guardiola por el PSOE- PSPV y Antonio Palomares del PCPV (QEPD) (mayoría que alargaba sus siglas con el apelativo PV: País Valenciano).

Nosotros dos trabajamos ayudados por Manuel Broseta, entonces senador y secretario de Estado del Gobierno de Adolfo Suárez. También por Fernando Abril, vicepresidente de ese Gobierno y diputado.  Igual que Emilio Attard, diputado y presidente de la Comisión Constitucional del Congreso.

"Se trataba de encauzar un proyecto de estatuto de un territorio que se quedó en puertas de tenerlo en la Segunda República"

Se trataba de encauzar un proyecto de estatuto de un territorio que se quedó en puertas de tenerlo en la Segunda República. También de inaugurar una vía estatutaria diferente después de haberse aprobado los de Euskadi, Cataluña, Galicia, llamadas 'Autonomías Históricas' y Andalucía. Pero sin mermar su capacidad competencia de otras futuras autonomías, para evitar discriminaciones territoriales.

Esa discriminación se evitó mediante la LOTRAVA (Ley Orgánica de Transferencias a la Comunidad Valenciana). Una ley tramitada junto al Estatuto de Autonomía que abrió un camino para todas las que le siguieron. Un camino a la igualdad de derechos de los diversos territorios españoles.

Otros temas espinosos fueron la existencia o no de las Diputaciones Provinciales y lo que se llamó el "problema de los símbolos o denominaciones".

Al principio, la izquierda era partidaria de subsumir las diputaciones provinciales en la institución autonómica futura. Luego, creo que sus propias organizaciones de Alicante y Castellón les convencieron de la utilidad de esta institución intermedia. No hubo grandes diferencias en la redacción final. Las provincias, con fuerte personalidad, se constituyeron en circunscripciones electorales para las elecciones a las futuras Cortes Valencianas manteniendo sus Diputaciones propias.

Lo de la denominación fue controvertido porque tocaba sentimientos. En la valencianidad había dos posturas, intelectuales, culturales y políticas. Se podían resumir en: a) la denominación de Reino de Valencia versus País Valenciano; b) la Bandera con la incorporación o no de una franja azul coronada en oro junto al hasta en la Señera; y c) el idioma. El resultado se sabe. Unos y otros pactamos y llegamos a un acuerdo.

"Las negociaciones fueron barrocas, como lo es el espíritu valenciano. Pero también prácticas, otra característica de esa zona del mediterráneo español"

Las negociaciones fueron barrocas, como lo es el espíritu valenciano. Pero también prácticas, otra característica de esa zona del mediterráneo español. Entre los ponentes concordia, porque todos queríamos lo mejor para nuestra tierra y España. Al menos así lo sentí yo.

Cuarenta años después la Comunidad Valenciana es una tierra fértil, con iniciativa empresarial y un buen nivel y calidad de vida. Ha habido alternancia de gobiernos de varios colores sin sobresaltos, nadie se siente excluido y reina la convivencia. Fue el esfuerzo de toda una generación y ese es su resultado.

Hasta aquí 'mi Umbral'. Gracias a la Fundación Broseta. Cuyo nombre honra a quién en 1992 los asesinos de ETA mataron por la espalda precisamente por haber trabajado por todo esto. El reconocimiento real es para él y todos los otros protagonistas de aquella concordia, que fueron muchos más y con más mérito que yo como simple ponente.   

 *** J. R. Pin es profesor del IESE.