Las carreras de ingeniería en España son un camino seguro al empleo. Nuestras Escuelas de Ingeniería gozan de buena imagen. Sus graduados y masters se colocan en cualquier parte del mundo sin problemas. La formación en la ingeniería española desmiente la idea de que nuestra enseñanza superior no está a altura internacional.

Pero también es cierto que, muchos de los graduados y postgraduados en “Ingeniería Industrial” española, no trabajan en la industria propiamente dicha. Parte lo hacen en servicios. En banca, por ejemplo, es común encontrarlos en puestos de dirección, también en otros sectores.

Sin embargo, la opinión de estos ingenieros cuando trabajan en la Industria es que están razonablemente satisfechos de ello. Si no trabajan más es porque el sector industrial no está bien.

El Consejo General del Colegio de Ingeniería Técnica Industrial (COGITI), junto su cátedra en la Universidad Católica de Murcia, hace cada año un barómetro (informe sociológico) sobre la opinión de estos profesionales que trabajan en la industria.

El 70% de estos ingenieros consideran que su situación laboral es buena. Porcentaje que ha ido creciendo en los últimos años. Además, consideran que es bastante o muy probable, que mantengan su puesto de trabajo (93,19%). Estos empleos están lejos de la precariedad que caracteriza el mercado laboral español.

Estos empleos están lejos de la precariedad que caracteriza el mercado laboral español.

Por el contrario, sólo el 16,8% opina que la situación de la situación actual de la industria en España es buena o muy buena.

En consecuencia, para un ingeniero industrial trabajar en la industria está bien, mientras opina que el sector industrial español está mal.

Ese sector industrial, según el INE (Instituto Nacional de Estadística), ocupa casi 2.500.000 personas a los que paga sobre 70.000 MM de euros. Por tanto, el sueldo medio ronda los 30.000 euros y el más abundante (la mediana en términos estadísticos) está en los 40.000 euros. Un 30% superior al sueldo medio español en un trabajo más estable que en otros sectores. En el caso de los ingenieros el salario medio es mayor, 37.900 euros, que para los seniors es de 58.400 euros.

Junto con estos datos, los encuestados dicen que la tendencia de su empresa es mantener el número de empleados para el 2023.

En consecuencia, como ya era de suponer, para un ingeniero trabajar en la industria supone: un salario superior a la media española, estabilidad laboral y posibilidad de hacer carrera. Hasta aquí las conclusiones de las opiniones abocadas en la encuesta del COGCITI.

Por tanto, si España quiere mejorar su estructura del mercado laboral las fórmulas son: ayudar a crear un sólido sector industrial; y promocionar los estudios que acaben en ciencias o ingeniería.

Ahora que vienen los fondos de Next Generation, España tiene una oportunidad para reforzar el sector industrial.

Por otra parte, aunque es difícil clasificar los sectores y establecer sus límites, las estadísticas acercan la participación de la industria en el PIB español al 16%. Porcentaje inferior al 18% que suponía en el año 2.000 y alejado del 20-25% que debería ser el objetivo para esta década. En Alemania es cerca del 24%, Francia el 19%…

Es por eso que el 31,6% de los ingenieros de la encuesta opinan que ese sector está mal. El 50% consideran que para desarrollar y fomentar el sector industrial son insuficientes los incentivos de las Administraciones, tanto los de la nacional como los de las Comunidades Autónomas; salvo en Euskadi donde las respuestas son algo más favorable a la actuación de su Gobierno autónomo. En todo caso, un 75% creen que es necesaria una política fiscal nacional más favorable.

Ahora que vienen los fondos de Next Generation, España tiene una oportunidad para reforzar el sector industrial. Pero sólo un 12% de los encuestados creen que su empresa ha recibido esos fondos y, de ellos, menos de la mitad (44,96%) indican que su impacto ha sido positivo. Aún es pronto, pero si no se mejora y se acelera la aplicación de estos fondos europeos se corre el riesgo de perder la oportunidad.

En la teoría del desarrollo económico-social “es más importante enseñar a pescar, que dar peces”. En España ayudar a la industria y fomentar los estudios de ciencias es más importante que subvencionar. Aunque la urgencia electoral aconseje lo último.

*** José Ramón Pin es profesor del IESE