Como es Navidad y quedan meses para las elecciones, Yolanda Díaz va de Reina Maga sobre un camello llamado Ministerio de Trabajo, en cuya joroba figura la inscripción 'vicepresidenta'. Comunista, cual Baltasar gallego, se ha impuesto repartir regalos a su posible electorado, esperando recoger sus frutos en mayo y a finales de año.

Quiere subir el Salario Mínimo Interprofesional (SMI). Entre 46 y 82 o más euros al mes. Una subida similar a la de la inflación. Algo que no sonaría descabellado si no fuera porque el desempleo está en el 13%, y ya se sabe, una subida del salario mínimo desplaza asalariados de rentas bajas al paro o no se los contrata.

Díaz ha conseguido, con su Reforma Laboral, aumentar los contratos laborales indefinidos (que no fijos), con los "fijos discontinuos" creciendo en las estadísticas. Pero la realidad es que los nuevos "contratos indefinidos" cada vez duran menos. Mientras que los "discontinuos" sirven para reducir el número oficial de parados.

[La subida del SMI a 1.100 euros supondría más del 65% del salario medio en más de 13 CCAA] 

Así que la combinación de la reforma laboral y la subida del SMI pueden producir un efecto sinérgico negativo: aumento del desempleo y más precariedad laboral en las rentas salariales bajas.

Efectos que ocultarán con su estadística los prestidigitadores de su Ministerio: ahora ves un parado…, ahora no lo ves…, está en periodo de disponibilidad como fijo discontinuos ¿o no? …

"La combinación de la reforma laboral y la subida del SMI pueden producir un efecto sinérgico negativo"

Además, estos ilusionistas del Ministerio saben que si disminuye la duración de los contratos indefinidos (continuos y discontinuos), su ocupante pasa al SEPE. En este organismo primero recibe la prestación por desempleo y, acabado éste, el subsidio (llamada comúnmente 'la paguita'). Si el desempleado está en mala situación, además tendrá la Renta Mínima Vital o la ayuda para compensar la inflación de la cesta de la compra. De esa manera el 'parado' deviene en más dependiente de las subvenciones que gestionan Díaz y sus muchachos.

Decía San Ignacio que "en tiempos de tribulación no hacer mudanzas". Sería más conveniente una dosis de prudencia y pensarse mucho ahora la subida del SMI.

Por otra parte, la inflación va a llenar las arcas del Estado. Es un impuesto a todos, especialmente a los más necesitados, que también pagan IVA. Se calcula que para 2023 el exceso de recaudación por efecto inflacionario estará entre los 30.000 y los 50.000 millones de euros.

Ante ese exceso de recaudación Díaz planea reducir el IVA de algunos productos alimenticios, el pescado. Dice que es para parar el aumento de los precios. No hay que engañarse, lo que pretende es que el exceso de recaudación por IVA no sea escandaloso. De manera que la Reina Maga está dando con una mano lo que ya era de los contribuyentes y el Estado se lo hurta con la inflación que no es capaz de reducir.

"La Reina Maga está dando con una mano lo que ya era de los contribuyentes y el Estado se lo hurta con la inflación"

Item más, de acuerdo con Bildu, ha decidido dar más poder a la Inspección de Trabajo en los ERES. Un regalo a los sindicatos. Los inspectores informarán sobre la “veracidad” de las causas de los despidos colectivos alegadas por la empresa.

[CEOE ve una 'traición' de Trabajo que la Inspección deba aprobar los ERE]

No será vinculante. Pero si un juez tiene encima de su mesa un informe negativo de la inspección de trabajo ¿no va a influir en su decisión? Es una manera sutil de conducir los expedientes de despido colectivo a la "autorización administrativa" que existía en la legislación laboral antes de la Reforma Laboral de 2012. Poco a poco va eliminando la flexibilidad en el mercado laboral entonces alcanzada. Y recordemos que, cuando la autorización administrativa estaba vigente, las cifras de desempleo aumentaban de manera exponencial en cada crisis. Menos mal que la CEOE ha despertado y roto negociaciones con Díaz.

La legislación que quiere imponer Díaz se acerca a la franquista. No es de extrañar. Tanto el comunismo como el fascismo o el franquismo, odian la libertad. Toda la libertad y la "libertad de empresa y mercado" con especial empeño.

¿Cuándo se enterarán estos aprendices de brujos económicos que al empresario no le gusta despedir, que quiere crear trabajo y pagar bien? Lo que pasa es que a base de trabas acabarán con su existencia.

Entonces no habrá sector público. Porque la vaca privada se habrá secado.

*** J. R. Pin es profesor del IESE.