"I have a brand new hate for you". Nicke Borge.

El Estado español está aumentando masivamente sus ingresos por la inflación. Hacienda recauda más cuanto más suben los precios y ha disparado sus ingresos un 23% por la subida de la inflación hasta julio. Los ingresos totales por impuestos y cotizaciones rozan los 120.000 millones de euros, lo que supone un ingreso extra, beneficios caídos del cielo de verdad, de casi 22.000 millones más que el ejercicio pasado. Solo por el IVA ha recaudado 8.678 millones más, aunque el consumo permanece débil.

Empresas y familias están sufriendo y, sin embargo, en el PIB por rentas, según el INE, el Estado -vía impuestos- es el único que está muy por encima de los niveles prepandemia, superando con mucho a los salarios y las rentas empresariales.

Ante la evidencia de este empobrecimiento generalizado, comunidades autónomas como Madrid y Andalucía han anunciado deflactar los impuestos y eliminar el impuesto de Patrimonio. Extremadura y País Vasco, además de Murcia, se han unido para reducir impuestos.

¿Y qué hace Montero? Lanzar un impuesto a "grandes fortunas" que, como siempre, ni será temporal ni a grandes fortunas sino a todos.

[Montero confirma que habrá impuesto a los "millonarios": será temporal y entrará en vigor el 1 de enero]

El impuesto de Patrimonio es una aberración económica que grava el resultado del ahorro tras pagar todos los impuestos. Está eliminado en la inmensa mayoría de la Unión Europea porque además de tener muy poco poder recaudatorio es mucho más perjudicial en el resto de actividades.

El impuesto de Patrimonio, como el de Sucesiones, es una rémora del pasado. Además, ambos gravan cosas que han pagado impuestos toda la vida. La idea de que son un beneficio para los ricos es meramente extractiva y confiscatoria, porque desde el punto de vista tributario son un freno a la actividad, la atracción de capital y además son injustos.

Defender un impuesto injusto y confiscatorio porque solo afecta a unos pocos es, además de profundamente hipócrita, contrario a lo que la sociedad debe ser. ¿Acaso debemos ponerle un gravamen aleatorio y confiscatorio a una sola persona o a una empresa porque solo es una? La injusticia y el efecto negativo de la doble tributación son igual afecte a uno o a un millón.

Defender un impuesto injusto y confiscatorio porque solo afecta a unos pocos es, además de hipócrita, contrario a lo que la sociedad debe ser

Justificar una tropelía porque solo afecta a los ricos es una inmoralidad, sean pocos o muchos. Peor aún, justificar una tropelía porque solo afecta "a los ricos" lleva a lo que está ocurriendo en España desde hace años, que se baja el listón de "rico" y te suben los impuestos a ti.

Los impuestos al Patrimonio, además, son numerosos en España. Tenemos elevados impuestos a los inmuebles, al ahorro, a las plusvalías y a los beneficios.

Un impuesto especial "transitorio" a las grandes fortunas es una aberración económica aún mayor que el impuesto de Patrimonio. Pretende gravar el patrimonio bruto y además, hacerlo sin eliminar ninguno de los impuestos al Patrimonio ya descritos, generando doble y triple imposición.

Un impuesto especial 'transitorio' a las grandes fortunas es una aberración económica aún mayor que el de Patrimonio

Además, al obligar a pagar en líquido -en caja- por activos que ni se venden ni están valorados a precio de mercado se genera un riesgo que ya vimos en el impuesto de Sucesiones. El engaño por el cual el catastro valora muy por encima de mercado los inmuebles para recaudar más.

El impuesto a las grandes fortunas va a ser una fuente de recursos legales porque su ámbito de aplicación y la evidencia de doble y triple imposición van a ser un problema seguro. Es peor, introduce la idea de que el Estado penaliza aleatoriamente a las personas por vendettas políticas y por una pataleta ante el cambio de alguna comunidad autónoma.

El impuesto a las grandes fortunas no solo debe denunciarse por su ineficacia económica, sino también desde el punto de vista moral. Estoy en contra del robo, tenga usted un patrimonio de 10 euros o de 10 millones de euros.

Hablamos de un impuesto por envidia y por resentimiento, político. Un impuesto antieconómico, que tendrá muy poco efecto recaudatorio, como ya se ha demostrado, y un efecto enormemente negativo sobre inversión y atracción de capital.

Y lo que es peor: El anuncio del impuesto a las grandes fortunas es un globo sonda para esconder que el miércoles el Gobierno y sus socios votaron 'no' a mantener la reducción del IVA de gas y electricidad hasta el final del invierno. El Gobierno de la gente. El que va a recaudar más que nunca de la tarifa eléctrica a pesar de la bajada del IVA de la luz.

Bienvenido al mundo de "los ricos". Cada vez que Montero y Sánchez hablan de subir los impuestos a los ricos, ya se los han subido a usted.