Esta semana pasada la ministra para la transición ecológica no podía disimular un ataque de "schadenfreude", que es como los alemanes llaman a alegrarse del mal ajeno, y más si se trata de gozar por las desgracias de alguien que previamente te ha humillado, o tú crees que te ha humillado, algo que puede sucederte por el solo hecho de que su éxito te resulta insultante.

"España, a diferencia de otros, no ha consumido energía por encima de sus posibilidades" vino a decir la ministra en respuesta a la demanda de la Comisión Europea (CE) de que se ahorre un 15% de la energía que se consume en cada país de la Unión.

Era fácil identificar a quien iba dirigida la pulla de la ministra, pues parafraseaba aquello de hace 12 años de que "España ha vivido por encima de sus posibilidades" que caracterizó el reproche moral y financiero que los países frugales del norte le hacían a nuestro país entre 2010 y 2012, y que resumía todos los males imaginados, desde la quiebra de las cajas de ahorro hasta las medidas de austeridad y recortes que tuvo que aprobar y ejecutar José Luis Rodríguez Zapatero en mayo de 2010, que también tuvieron su frase para la historia: "Cueste lo que cueste y cueste lo que me cueste".

A la ministra de la transición (ecológica, por supuesto) se ve que aquello no le gustó, y no ha perdido el tiempo en zarandajas: se precipitó a mostrarle a los alemanes la alegría que le provocaba el tener la oportunidad de devolverles la pulla de hace 12 años.

Mal asunto, que una ministra que, desde el verano pasado, tan pobremente ha explicado (y pronosticado) lo que le pasaba al mercado del gas natural en Europa, se permita ese ejercicio público de schadenfreude mezclado con un alarde innecesario de fariseísmo: "en España somos muy europeístas, pero…; y es que somos muy solidarios, pero…; y es que… pero". Y así sucesivamente, con mucho "pero, pero".

Que no se regocije tanto: otro "cueste lo que cueste lo que cueste y cueste lo que me cueste" viene ya de camino… Las cosas en los mercados son muy frágiles y el acierto de hoy puede ser la equivocación de mañana. O viceversa.

De momento, esos alemanes de los que la ministra se burla sostienen el sistema monetario europeo y si les va mal a ellos, la solidez y el futuro de la Eurozona será puesto en cuestión. La cosa no está como para andarse con schadenfreudes

Las cosas en los mercados son muy frágiles y el acierto de hoy puede ser la equivocación de mañana.

Así, por repasar lo básico: en el juego de balances entre los bancos centrales que forman el Eurosistema la posición acreedora del banco central de Alemania (el Bundesbank) es de 1,2 billones de euros, mientras la posición deudora del Banco de España es de 526.000 millones (la posición deudora del Banco de Italia es incluso superior: casi 628.000 millones).

De tarde en tarde surge en Alemania, entre figuras de primer nivel, el debate sobre si Alemania no debería salirse de ese juego que podría arrastrarla a la ruina en algún momento. Quizá sea tarde para semejante intento de marcha atrás, pero, conviene recordarlo, y, sobre todo, hay que recordar también que si la zona euro se mantuvo íntegra a pesar de la crisis financiera fue gracias a lo que le daba una enorme solidez al euro como moneda: el superávit comercial de Alemania, algo que permitía que la zona euro tuviese un superávit comercial y por cuenta corriente.

Pues bien, ese superávit comercial alemán se ha transformado en déficit, y el superávit por cuenta corriente no es ya ni su sombra (solo 2.500 millones de euros en mayo último; en mayo de 2021 había sido de 16.000 millones) con lo que ha empezado a flaquear una de las patas que le daban su enorme solidez a la Eurozona.

Lo último que debemos y deben hacer los europeístas (aunque sean del género, "pero, pero" …) es regocijarse del mal de Alemania: si Alemania tiene que parar, siquiera parcialmente, su industria por falta de Gas Natural, sus exportaciones decaerán y la fábrica que sostiene el entramado europeo podría venirse abajo.

Entre lo poco bueno que pudiera derivarse de la situación de guerra económica con Rusia está el que toda la Eurozona comprenda la necesidad de avanzar en la integración y, quizá, (¡Oh milagro!) de reducción de la burocracia. Dicho en llano: la creación de un Tesoro Único Europeo, por el que vengo abogando desde hace trece años, y la puesta en común de ese tesoro que ahora son las fuentes de aprovisionamiento de energía.

Por ahora, Putin, tal y como esperábamos, no ha cortado el flujo de gas natural a Alemania, pues tiene claro que desestabiliza mucho más a la Eurozona y a la Unión Europea el mantener a diario la intriga de si terminará cortándolo, que adoptar la medida de hacerlo drásticamente. Es mucho más desquiciante para Europa y la desgasta mucho más, el no saber cómo actuará la semana próxima.

Está claro que Alemania se ha equivocado con su política energética renunciando prematuramente a la energía nuclear y al carbón. Ya ha aceptado de nuevo éste y poco falta para que abracen aquella. Pero que el Gobierno español no se ría, porque se ha equivocado en lo mismo y terminará haciendo lo mismo.

Las dificultades continúan. Los indicadores conocidos como PMIs (encuestas a gerentes de compras de las empresas) ya señalan, como esperábamos, recesión en EEUU y en la zona euro. Suave, de momento.

Desestabiliza mucho más a la Eurozona y a la Unión Europea el mantener a diario la intriga de si terminará cortándolo.

Hay que cerrar filas con Alemania, de la misma manera en que ellos lo hicieron (aunque fuera gruñonamente) cuando hubo que rescatar al sistema financiero español. Y, sobre todo, hay que evitar el schadenfreude. Lo dice hasta la Biblia, en Proverbios 24:17-18: "No te goces con la caída de tu enemigo; no se alegre tu corazón al verle resbalar; no (sea que) lo vea Dios y le desagrade, y aparte de él su ira". Vamos, que aparte de él su ira y la dirija hacia ti.

¡Ay, querida ministra Ribera! Tenga Ud. mucho cuidado, que en España ya se sabe que Dios castiga sin piedra ni palo. Cualquier día de estos las necesidades electorales de demócratas y republicanos nos dejan sin la posibilidad de que EEUU exporte energía a Europa y estaremos todos en el coro de las lamentaciones de los que se alegraron del mal de los alemanes.

Es algo que ya sucedió en un pasado no tan lejano: entre 1974 y 2015 estuvieron prohibidas las exportaciones de gas natural y petróleo desde EEUU. Eso es algo que podría volver a suceder, para que los precios de la energía puedan bajar allí, algo que sería muy goloso en la cercanía de unas elecciones.

Para entonces los alemanes podrían venir a recordarle a nuestra ministra (si es que todavía forma parte del gobierno) que expresó un schadenfreude por encima de sus posibilidades.