Por aclarar conceptos desde la base, las criptomonedas son activos virtuales que cambian de precio por dos razones principales: la primera es la ley de la oferta y la demanda -si hay mucho interés en comprar, el precio sube, y si todo el mundo quiere vender, el precio baja-; la segunda es la generación de nuevas criptomonedas -que se realiza en base a la verificación de transacciones y de forma limitada-.

Aunque hay otro tipo de activos (el oro, el hierro o incluso la soja) que mueven mucho más dinero que las criptomonedas, lo que las hace especiales es su disponibilidad para clientes particulares. Por ejemplo, el oro tiene 40 veces más volumen diario de transacciones que el Bitcoin, pero no es tan fácil de acceder a él, así que la gran mayoría de inversores siguen siendo institucionales, como bancos, fondos o incluso estados.

En el caso de las criptomonedas, la mayoría está en poder de particulares, lo que hace que, como activo, sean una inversión mucho más volátil y más propensa a sufrir alteraciones bruscas dependiendo de la percepción que tengan los usuarios del futuro en cada momento.

Si nos planteamos invertir en criptomonedas, lo primero que debemos plantearnos es si tenemos claro su funcionamiento. Al igual que ocurre con determinadas empresas cuyo modelo de negocio puede resultar complejo -como Amazon o Tesla-, cada día se ve a inversores que apuestan por Bitcoin o Ethereum sin saber cómo funcionan, cuáles son sus ventajas y por qué evoluciona su precio. En esas condiciones es fácil que se encuentren resultados inesperados.

Si profundizamos un poco en la tecnología blockchain que sustenta el sistema de criptomonedas, todo parece apuntar a que ha venido para quedarse. Los expertos aseguran que su desarrollo y aplicaciones no han hecho más que comenzar. Pero, precisamente por eso, cada día vemos el nacimiento de nuevas opciones.

A día de hoy las grandes criptomonedas son Bitcoin y Ethereum, y además existen otras que están ahora en boca de todos, como Dogecoin, Shiba y Ripple (esta última tiene particularidades ligadas a la banca). Antes de elegir alguna, deberíamos analizar pros y contras del momento que atraviesan, así como el precio de adquisición. A diferencia de las acciones o bonos, no podemos hacer una estimación de beneficios futuros, por lo que esa estimación se vuelve más compleja aún.

Cuando llevamos a cabo una inversión con tanto riesgo tenemos que ser conscientes de que existe la probabilidad de perder toda la inversión. A diferencia de productos de inversión más eficientes como los fondos de inversión, las criptomonedas solo dependen de la evolución de una variable. Es recomendable diversificar como medida de protección, porque las probabilidades de perderlo todo con una inversión en fondos de inversión es prácticamente cero, gracias a la diversificación que tienen los fondos per se.

Las probabilidades de perderlo todo con una inversión en fondos de inversión es prácticamente cero

Cuando se invierte en activos tan volátiles como las criptomonedas, es importante saber que habrá que soportar movimientos bruscos a corto plazo. Se puede ganar dinero, pero con un alto riesgo, y si se hace sin conocimiento de todos los factores enumerados hasta aquí, no hablamos de inversión sino de especulación, de jugar a la ruleta.

Recurrir a asesores expertos supone que antes de invertir, se analiza el nivel de riesgo de cada inversor, porque cualquier producto – incluidas las criptomonedas- puede ser bueno para una persona y muy malo para otra. Cuando la volatilidad es muy alta, será difícil controlar el riesgo. Si, además, las expectativas son difíciles de medir y hay muchos inversores no expertos que con movimientos bruscos compran y venden, el riesgo aumenta.

En el mercado de criptomonedas habrá unificación, y que la usabilidad determinará cuáles se quedan y cuáles desaparecen. En este momento, consideramos más razonable invertir en productos mejor diversificados, con menor volatilidad y que nos permitan controlar mucho mejor el riesgo que estamos asumiendo, y desde luego, ahora mismo no es aconsejable dejar en manos de las criptomonedas los ahorros de toda una vida, de los que verdaderamente depende nuestra jubilación.

*** Miguel Camiña es CEO y cofundador de Micappital.