“La violencia no es sino una expresión del miedo”. (Arturo Graf).

Como ya comentamos el año pasado, los conflictos armados, los homicidios, el terrorismo y otros tipos de violencia obstaculizan la productividad y la creación de riqueza teniendo un fuerte impacto en las familias de todo el mundo.

En la columna de hoy, actualizaremos algunos gráficos de la columna publicada en octubre y ahondaremos en varios de los motivos que influyen en la violencia.

Según Institute for Economics and Peace, los 10 países más afectados del mundo son Rusia, República Centroafricana, Libia, República Democrática del Congo, Somalia, Irak, Sudán del Sur, Siria, Yemen y Afganistán. España mejora un puesto y se sitúa en la posición 31 de 163. En el índice, 87 países han mejorado y 73 han empeorado:

Veamos la nueva clasificación que anualmente publica el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal de las 50 urbes (poblaciones superiores a 300.000) con más homicidios por cada 100.000 habitantes en 2020.

De esa cifra, 18 están en México (y de las 10 más violentas, siete son mexicanas), 11 en Brasil, seis en Venezuela, cuatro en Sudáfrica, cinco en Estados Unidos (el único país desarrollado en la lista y aumenta en dos ciudades con respecto al año pasado), dos en Colombia (mejora en una ciudad con respecto al año anterior), dos en Honduras, una en Puerto Rico y una en Jamaica:

La violencia del día al día genera efectos perversos en la economía: ahuyenta el turismo, restringe horarios, limita los comercios a pie de calle, etc.

Quiero destacar los que en mi opinión son cuatro de los factores que más influyen en que la violencia sea difícil de contener: la desigualdad, la impunidad, las condiciones espacio-ambientales (diseño urbano, iluminación nocturna, etc.) y la tenencia de armas. Todos afectan claramente a Latinoamérica (líder absoluto del ranking) y dos a Estados Unidos (desigualdad y armas).

En la desigualdad en la distribución de la renta, no me voy a detener. Es obvio que es más probable que haya violencia en aquellos lugares donde muy pocos acumulen la mayoría. Pero sí conviene comentar lo importante que es erradicar la impunidad:

Si contamos los delitos que nunca se denuncian y permanecen en la oscuridad, México y Colombia tienen una impunidad del 99%. Se mata porque se puede. Se mata por control territorial, por tráfico de drogas, por disputas políticas. Se mata por la riña más estúpida. La ONU distingue tres tipos de asesinato: delictivo, interpersonal y sociopolítico. América Latina, región que me apasiona y en la que viví cuatro años, ocupa el primer lugar en los tres.

Aunque una mayoría de latinoamericanos nunca ha visto un homicidio más allá de la televisión, la minoría (pobres de barrios marginados) ha visto demasiados. Un informe del Banco Interamericano de Desarrollo señala que un 50% de los crímenes en las ciudades latinoamericanas ocurren en un 1,6% de sus calles.

El tráfico de drogas es un potenciador de los males, aunque no la causa de todos ellos. Policías y jueces tienen miedo de las represalias de narcos y sicarios. Por eso se prefiere hacer la vista gorda muchas veces.

El derecho a la vida ha perdido valor en la región. Las primeras 24 horas después de cada asesinato son fundamentales. Las investigaciones deben ser rápidas, efectivas, exhaustivas y transparentes. Una cadena de justicia fuerte, desde policías especializados hasta jueces independientes y en número suficiente.

Tampoco me voy a detener en el tercer factor: las condiciones espaciales y ambientales. Las calles estrechas (y, sobre todo, oscuras) crean el caldo de cultivo perfecto para que los hampones entren en acción (muy estudiado con las maras de Centroamérica). Sin embargo, sí que quiero comentar el tema del porte de armas.

Este gráfico de The Economist demuestra que en Estados Unidos es casi tan probable que los asesinos queden libres como que los atrapen (en Europa, Oceanía y Japón, el éxito es de entre el 80% y el 90%).

¿Por qué tantos asesinos estadounidenses escapan a la justicia? En los asesinatos relacionados con pandillas y drogas, los testigos pueden tener miedo de cooperar. Es lógico teniendo en cuenta que cualquier vecino puede tener un arma:

Cambiando de tercio, pero dentro del ámbito de la violencia, esta otra infografía de la misma fuente nos revela que una de cada 95 personas en el mundo es un refugiado, un desplazado interno o un solicitante de asilo en comparación con una de cada 159 en 2010 según un nuevo informe de la ONU.

Turquía es la nación de acogida de refugiados más grande del mundo en términos absolutos, con poco menos de cuatro millones de personas desplazadas, principalmente sirios, dentro de sus fronteras.

Pero lo realmente impresionante desde mi punto de vista es el caso de Venezuela. Se trata del éxodo del siglo:

Martin Luther King dijo: "El hombre nació en la barbarie cuando matar a su semejante era una condición normal de la existencia. Se le otorgó una conciencia. Y ahora ha llegado el día en el que la violencia hacia otro ser humano debe volverse tan aborrecible como comer la carne de otro".