Si alguien está pensando en tranquilizarse después de una vacunación, ¡que se olvide! Los Gobiernos están confiados endeudándose y renovando los vencimientos de su deuda a tipos de interés bajo. Hay tanta liquidez en el mercado que no se sabe dónde poner el dinero. Con una Bolsa volátil y unos tipos de interés casi negativos, lo que prima es la seguridad. Por eso los inversores compran deuda pública.

Pero hay indicios de que eso se acaba. El exceso de dinero puede producir un repunte de la inflación. En Alemania se acerca al 2%, cifra a partir de la cual los responsables de Economía y Hacienda teutones pedirán que el BCE aumente los tipos de interés. Lagarde, su presidenta, más temprano que tarde se va a enfrentar a esa decisión.

Alemania tiene en su memoria la hiperinflación de la república de Weimar que acabó con la llegada al poder de Hitler. El santo temor al déficit y el santo temor a la inflación son las dos normas de todo gobernante ortodoxo. Si es alemán, más.

Se anuncian tambores de guerra dentro del BCE. Los países con poca deuda y bajo déficit público pedirán subir los tipos de interés y dejar de comprar bonos públicos en el mercado secundario. Son las hormigas de la zona euro, ahorradores incluso en épocas malas. Se llaman también 'frugales'.

Por el contrario, los países endeudados y con alto déficit argumentarán que eso sería una debacle para sus cuentas públicas y toda la economía europea. Son las cigarras, alguna vez se les llamó PIGS (Portugal, Italia, Grecia y España) que, en inglés, ya se sabe lo que significa (cerdos).

Debate inútil en el seno del BCE porque todo dependerá de la Reserva Federal americana y otros bancos centrales. Si inician la senda de la subida de tipos de interés, no habrá más remedio que seguirla o los capitales saldrán de la eurozona y se irán donde sean más rentables y si se retira la inversión, se corre el riesgo de estanflación (recesión con inflación), la peor de las situaciones macroeconómicas.

Hay que estar muy atentos a la Administración Biden y las decisiones de la Reserva Federal. Si la economía norteamericana se recalienta, y no es difícil que lo haga, la subida de los tipos de interés estará a la vuelta de la esquina. Entonces en España: ¡agárrese que viene curva inflacionaria!

Las consecuencias serían:

1. Subir el servicio de la deuda, aumentará el déficit público. Los capitales pedirán más rentabilidad, los salarios y los que viven de transferencias públicas (jubilados y subvencionados) querrán mantener la capacidad de compra de sus ingresos subiéndolos en términos monetarios.

2. El Gobierno tendrá que aumentar los impuestos para pagar todo y contener el déficit público. Otra vez a la clase media porque es la masa que asegura recaudación.

3. La UE pedirá rigor al Estado español para transferir el fondo de reestructuración. El Gobierno Sánchez deberá hacer reformas: en pensiones y subvenciones; y olvidarse de cambiar la reforma laboral de 2012 qué, incluso, habrá que profundizarla flexibilizando más el mercado de trabajo.

4. Los precios de los inmuebles subirán en valor monetario, aunque no en valor real porque la inflación se comerá la plusvalía. Muchos jóvenes tendrán muy difícil encontrar casa.

5. Se agrandará la división de los jóvenes en dos tipos: los de alta preparación y buenos salarios, y los excluidos de bajos salarios o agarrados a las subvenciones cada vez más escasas y con menos capacidad adquisitiva.

6. Todo esto podría crear un clima social enrarecido. Los sindicatos se sentirán defraudados. La clase media expoliada por Hacienda y los jubilados y dependientes de las ayudas públicas desesperados por lo que algunos se apuntarán a movimientos sociales y políticos extremistas.

Mientras eso está a la vuelta de la esquina aquí el debate político está en los Cerros de Úbeda. Nadie avisa que viene curva inflacionaria y las consecuencias que tiene. El conductor de España puede derrapar en esa curva. Porque Sánchez, es posible que sepa manejar la política, como ha demostrado en Cataluña; pero ahora va de ¡economía, estúpido!, como dijo Clinton en el debate en que ganó a H.W. Bush (padre) en 1992.

*** José Ramón Pin es profesor del IESE.