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Opinión

MiFID II: un año después

28 enero, 2019 06:00

El pasado 15 de enero la Fundación de Estudios Bursátiles y Financieros organizó una mesa redonda a la que asistimos como invitados junto a Raúl Aznar, Fundador de Aznar Patrimonios EAFI, Salvador Mas, CEO de Finametrix y Director Digital de Allfunds, e Isabel Giménez, Directora de la FEBF, en la que el objetivo era ver desde distintos puntos de vista cuáles eran los principales cambios que la entrada de MIFID II ha producido en la industria financiera.

Para el que aún no lo sepa, MIFID II es una nueva normativa europea que pretende completar las regulaciones presentadas por MIFID I con el objetivo de mejorar los niveles de seguridad del mercado de instrumentos financieros dentro de la Eurozona y aumentar la transparencia. En este sentido, establece una serie de medidas con el objetivo de que el cliente esté debidamente informado acerca de todas las características de los productos que se le ofrecen o se le recomiendan, pero también sobre la independencia de la entidad comercializadora o de asesoramiento financiero.

La conclusión del debate sobre las principales medidas establecidas por MiFID II son las siguientes:

1. Regulación de la relación entre el cliente y las entidades financieras. 

Si la anterior Directiva MiFID I introdujo la necesidad de establecer un perfil inversor a cada cliente, con MiFID II las empresas no solo deberán ofrecer al cliente una serie de productos financieros adecuados a su perfil inversor, sino que también deberán ofrecer la pertinente información para que éste pueda valorar la idoneidad de su contratación.

"La obligación de informar más es un buen objetivo, pero aumenta la burocracia y no mejora la comprensión"

La conclusión de la mesa sobre este punto es que aunque el objetivo es bueno, lo que se ha conseguido sobre la práctica es un aumento de la burocracia y del aumento de papeles a firmar por el cliente, pero no mejora la comprensión. Lo deseable es que se aumentase la educación y formación financiera del pequeño inversor. Además, ha supuesto un aumento importante por parte de las empresas de servicio de inversión del gasto en personal y sistemas informáticos.

Como muestra de ello, 2018 ha sido el primer año que ha habido más bajas que altas de empresas de asesoramiento financiero.

2. Mayor transparencia 

MiFID II obliga a las empresas a comunicar al cliente, por escrito y de forma explícita, toda la información relativa a comisiones y cobros por su parte. Con ello se pretende que el inversor sepa en todo momento cuánto le están constando los servicios prestados por la compañía.

La opinión de los ponentes sobre este punto es claramente positiva y es considerada una de las medidas más positivas introducidas por MIFID II para que el pequeño inversor comprenda que el asesoramiento ofrecido por los bancos no es gratis.

3. ¿Asesores dependientes o independientes?

Las empresas de asesoramiento financiero y gestión de carteras han tenido que expresar si son asesores dependientes o independientes.

En el segundo de los casos, la nueva Directiva MiFID II prohíbe el cobro de retrocesiones. De esta manera pretende garantizar una independencia real por parte de los asesores a la hora de realizar su labor profesional, evitando los conflictos de intereses. 

En el caso de los asesores dependientes, estos deben ofrecer al cliente inversor la información suficiente y adecuada como para que éste pueda valorar si las características de una determinada inversión se alinean con sus intereses. Además, el asesor dependiente debe brindar también una amplia gama de productos a sus clientes, no limitándose solo a los productos de la casa, sino que debe garantizar que el inversor pueda comparar y elegir entre diferentes opciones adecuadas a su perfil. Se ha establecido un mínimo del 25% de fondos de terceros dentro del abanico de productos ofertados.

Como dato destacaría que menos del 20% de EAFIs (Empresas de Asesoramiento Financiero) se han declarado independientes.

4. Directivos y asesores con formación financiera

MiFID II ha implantado también la obligatoriedad de que tanto asesores financieros como directivos de firmas de asesoría o de entidades comercializadoras de productos como los instrumentos financieros acrediten un cierto nivel de formación financiera, de cara a poder gestionar las carteras de sus clientes con solvencia y atendiendo a los intereses financieros de estos últimos.

Sobre este punto la conclusión de la mesa fue que resulta positivo, sobre todo para los asesores de entidades bancarias que suelen tener una menor formación y experiencia que los asesores de las empresas de servicios de inversión, tales como EAFIs, Sociedades y Agencias de Valores y Gestoras.

La conclusión general de todos los ponentes es que en general la iniciativa es positiva, aunque tenga el problema del aumento de burocracia y del gasto por parte de las empresas de servicios de inversión.

* Antonio Aspas, socio de Buy & Hold