Un cartel de 'Se alquila' en la fachada de un edificio.

Un cartel de 'Se alquila' en la fachada de un edificio. Eduardo Parra Europa Press

Observatorio de la vivienda

Los inquilinos retoman las históricas huelgas de alquiler para presionar a sus caseros y forzar la negociación

Los sindicatos de inquilinos recurren a una práctica que ya utilizaron 100.000 hogares de Barcelona como protesta a principios de los años treinta.  

10 marzo, 2024 02:13

Cerca de un centenar de familias han anunciado esta semana que están dispuestas a iniciar una huelga de alquileres en protesta por las condiciones impuestas por la agencia inmobiliaria propietaria de las viviendas en las que residenEsta práctica, que no consiste en otra cosa que en dejar de pagar la renta mensual, es una medida de presión que está siendo promovida por los sindicatos de inquilinos y otras organizaciones para presionar a la propiedad del inmueble y forzar la negociación.

No obstante, la huelga de alquileres no es algo precisamente novedoso en el mercado de la vivienda. A principios de los años treinta, alrededor de 100.000 hogares de Barcelona decidieron dejar de pagar la renta para reclamar unas condiciones dignas en un contexto de paro creciente y de subidas de precios de los alimentos. 

Ahora, casi un siglo después, un grupo de inquilinos de la agencia inmobiliaria Nestar Homes ha amenazado a la propiedad con dejar de abonar el alquiler en protesta por las subidas de precios y por unas cláusulas incluidas en sus contratos que califican como "abusivas". En concreto, por ahora casi 100 familias de hasta 42 bloques están dispuestas a ir a la huelga, aseguran en un comunicado a EL ESPAÑOL-Invertia.

[Una de cada cinco familias monoparentales en España tiene problemas para pagar el alquiler, la hipoteca o la luz]

Las huelgas de alquileres se han convertido en un elemento recurrente entre los sindicatos de inquilinos y demás grupos de presión a la hora de negociar con la propiedad del inmueble, principalmente, por dos razones, según explican fuentes cercanas a la mencionada convocatoria. 

La primera, porque en la mayoría de los casos el casero acaba negociando, sobre todo si el dueño de la vivienda se trata de una gran empresa. La segunda, por el importante recorrido legal que ha de acometer un propietario, tanto en tiempos como en gastos, para sacar a un inquilino moroso de su hogar. 

Vista aérea de las 'casas baratas' del Prat de Vermell.

Vista aérea de las 'casas baratas' del Prat de Vermell. Ayuntamiento de Barcelona.

Las mismas fuentes precisan, además, que con la saturación que existe actualmente en la Justicia española, un desahucio por impago del alquiler termina demorándose tanto en el tiempo que los propietarios acaban accediendo a negociar con sus inquilinos. 

En este contexto, hay que recordar que el Gobierno de España ha pactado con Bildu prohibir los desahucios a las personas vulnerables hasta 2025, pero no hace ninguna mención a la práctica de la huelga de alquileres. El 'escudo social' del Ejecutivo sólo cubre aquellos casos comprendidos dentro de los supuestos de vulnerabilidad, como es haber perdido el empleo o tener unos ingresos por debajo de un umbral mínimo.

Huelga de Barcelona

Por ahora, de momento son sólo un centenar los inquilinos de Nestar Homes que se están planteando recurrir a la huelga de alquileres, aunque podrían sumarse algunas familias más próximamente. No obstante, la cifra estará lejos de las alrededor de 100.000 hogares que participaron en la que tuvo lugar en Barcelona a principios de los años 30.

A la ciudad condal llegó una importante cantidad de mano de obra a finales de los años veinte para trabajar en la Exposición Internacional que tendría lugar en 1929. Para comienzos de los treinta, Barcelona había doblado su población. Más de la mitad provenía de fuera del término municipal. 

Protestas por las huelgas de los alquileres en Cataluña.

Protestas por las huelgas de los alquileres en Cataluña. Ayuntamiento de Barcelona.

A pesar de este incremento exponencial en su número de habitantes, el número de hogares disponibles no aumentó al mismo ritmo, provocando un cuello de botella que terminó desencadenando en la huelga de alquileres más importante de la historia de España. 

En 1931, debido al creciente paro por el cese de la actividad expositora y al alza de los alimentos, 100.000 hogares de Barcelona decidieron dejar de pagar el alquiler de la vivienda. La huelga fue intermitente durante el tiempo que duró la Segunda República. 

País Vasco, Sevilla y Tenerife

No obstante, la de Barcelona no fue la primera huelga del alquiler que tuvo lugar en España. Tal y como explica el historiador Eduardo Montagut en su artículo Las huelgas de inquilino en la historia, fue en 1883 cuando un congreso de trabajadores en Valencia promovió que estas se pudieran llevar a cabo. 

En Baracaldo y Sestao, en 1905, se convocaron las primeras huelgas, llegando a parar gran parte de la actividad de la zona. En Sevilla se llevó a cabo otra trece años más tarde, en 1919. Luego llegó la de Barcelona y, posteriormente, la de Tenerife.

"Se reivindicaba una bajada de los alquileres y también la construcción de viviendas públicas baratas. Además, los participantes en estas huelgas se organizaban para evitar desalojos", detalla el historiador. 

Este tipo de movilizaciones no se han sucedido exclusivamente en España. Otras capitales europeas como Budapest o Viena también vivieron circunstancias parecidas. Sin embargo, la más multitudinaria de la historia tuvo lugar América Latina hace casi 120 años, en concreto en Argentina en 1907.