El incremento del gasto en defensa debería tener en cuenta también al sector sanitario. Así lo considera el secretario general de la Federación Española de Empresas de Tecnología Sanitaria (Fenin), Pablo Crespo.
En una entrevista concedida al Observatorio de la Sanidad, Crespo ha insistido en la necesidad de que en el incremento de la inversión en defensa se tenga en cuenta también "la actualización y mejora de la sanidad militar y también civil" con el objetivo de "incorporar innovaciones y tecnologías".
¿Qué valoración hace del contexto actual en el que se mueve el sector de la tecnología sanitaria?
Nuestro sector cada día tiene un rol más estratégico y esencial para la mejora de la salud y calidad de vida de las personas y, además, somos motor de progreso, riqueza e innovación para el país.
Pero el momento es muy retador: la incertidumbre geopolítica y económica, las políticas proteccionistas, la inflación, los aranceles y los cambios regulatorios conforman un entorno inestable que no ayuda a la inversión.
Necesitamos más apoyo institucional para explotar todo el potencial del sector.
Por tanto, la valoración es positiva, generamos cada vez un mayor impacto positivo en la sociedad, pero necesitamos más apoyo institucional para explotar todo el potencial del sector.
Un apoyo que se traduzca en cambios legislativos como la vuelta a la indexación de los contratos públicos y una adecuación del marco normativo específico de nuestro sector más adaptado a las peculiaridades de la tecnología sanitaria.
En las políticas de defensa, ¿qué papel de debe jugar la tecnología sanitaria?
Uno de los ejes estratégicos en políticas de defensa entendemos que debe ser reforzar y dotar de infraestructuras sanitarias para que, en caso de necesidad, haya la mejor respuesta también sanitaria.
Es por ello que consideramos necesario que parte del incremento de inversión en defensa que va a tener nuestro país se invierta en actualizar y mejorar la sanidad militar y civil para incorporar innovaciones y tecnologías que cuiden la salud y calidad de vida en nuestro país.
Desde Fenin estamos a disposición del Ministerio de Defensa para ayudar y colaborar en la puesta en marcha de un plan de renovación del equipamiento tecnológico sanitario de los hospitales y cualquier otra infraestructura sanitaria militar, como los que se vienen desarrollando para la renovación tecnológica en los hospitales públicos civiles.
¿Cómo impactarán los posibles aranceles al sector?
El impacto puede ser muy importante, al plantear riesgos de accesibilidad de algunas tecnologías por parte de los pacientes y pérdida de competitividad de nuestra industria. Todo ello, junto a un encarecimiento de la inversión en la atención sanitaria.
Además, surgen en un momento en el que el mercado estadounidense es de especial relevancia para las empresas que fabrican tecnología sanitaria en España ya que en 2024 Estados Unidos fue el segundo destino de nuestras exportaciones, representando el 15,7%, por un valor de 781 millones de euros, con un crecimiento del 42% con respecto al año 2023.
Pero también hay que tener en cuenta la importancia del mercado estadounidense para el aprovisionamiento de tecnologías sanitarias y materias primas para fabricar tecnología en España.
En 2024, el 23,4% de nuestras importaciones procedieron de Estados Unidos, por un valor aproximado de 2.500 millones de euros.
¿Qué propuestas hace en este sentido Fenin?
Estamos en contacto permanente con las administraciones y con nuestra asociación europea, que a su vez está en contacto con la Comisión Europea para que las negociaciones con Estados Unidos salvaguarden la seguridad de los pacientes.
Tratamos de que los productos sanitarios y aquellos componentes que tengan como destino la fabricación de estos productos puedan formar parte del acuerdo bidireccional de tarifas “cero por cero”.
A nivel nacional, estamos solicitando al Gobierno que se adopten medidas para mitigar el efecto de unos posibles aranceles en el ámbito sanitario, como la indexación de los contratos públicos de Tecnología Sanitaria, la prestación farmacéutica y ortoprotésica al IPC, tal y como sucedía hasta 2015.
Crespo ha analizado también el proyecto de ley de medicamentos.
La Comisión Europea ha aplicado restricciones en la concurrencia de operadores de China en los procesos de contratación pública de productos sanitarios en Europa. China ha replicado con nuevas medidas restrictivas para los fabricantes europeos. ¿Cómo se valora desde Fenin?
Estamos evaluando detenidamente cómo se aplicará en la práctica y qué implicaciones tendrá esto para los procedimientos de contratación pública en toda la UE.
Los fabricantes europeos se han enfrentado durante mucho tiempo a importantes desafíos para acceder al mercado chino, en el que hay un trato discriminatorio de los dispositivos importados, los requisitos de contenido local, la falta de transparencia y la opacidad de los procesos de licitación.
Nuestra visión es que el origen de la tecnología no debe ser relevante; lo importante es que sea de la máxima calidad y que los mercados sean abiertos para que la industria pueda competir en todos los mercados con las mismas reglas de juego.
Por tanto, nuestra posición es que China y la UE entablen un diálogo constructivo para abordar estos desafíos y mantener condiciones comerciales justas, predecibles y recíprocas.
¿Qué valoración hace de la Ley del Medicamento y Productos Sanitarios? ¿Cuáles han sido las alegaciones de Fenin?
Vemos aspectos positivos en el anteproyecto de Ley y estamos trabajando con el Ministerio de Sanidad para intentar mejorar otros.
En lo positivo, valoramos la apuesta por garantizar que la calidad sea el principal factor de decisión para la adquisición de tecnología sanitaria, con una propuesta de modificación de la Ley de Contratos del Sector Público que establece que el precio no puede representar más del 20% de los criterios de adjudicación de tecnología sanitaria.
Si se aprueba esta modificación, tendremos asegurado que llegará la mejor tecnología al paciente y, por tanto, que podremos hacerle mejores diagnósticos y tratamientos.
También valoramos muy positivamente las intenciones del Gobierno de desarrollar un Plan Protech con el que reconocer la apuesta de las compañías por la innovación y la producción en España.
Respecto a las áreas de mejora, el anteproyecto mantiene la falta de diferenciación entre la regulación del medicamento y la del producto sanitario. Esto es un problema importante porque en nuestro sector está suponiendo desde el año 2006 que se aprobó la ley vigente, una barrera para que los pacientes crónicos puedan acceder a tecnologías que necesitan para el tratamiento y cuidado de sus enfermedades.
El anteproyecto mantiene la falta de diferenciación entre la regulación del medicamento y la del producto sanitario.
Fenin lleva tiempo pidiendo un cambio en la compra pública, así como indexar los contratos, ¿hay algún avance en este sentido?
No es sólo un planteamiento de nuestro sector, también los es de los propios gestores sanitarios que apuestan por implantar modelos de compra pública basados en valor.
Hay que esperar a ver cómo se desarrolla el cambio de la Ley de Contratos Públicos que recoge el anteproyecto de Ley de Medicamentos y Productos Sanitarios. Sería un avance sustancial para garantizar la calidad asistencial.
Por otro lado, la indexación de los contratos públicos es necesaria para garantizar la viabilidad económica del sector y que haya la máxima concurrencia en las licitaciones y competencia en el mercado. Se deben indexar los contratos públicos sanitarios, la prestación farmacéutica y ortoprotésica al IPC, tal y como sucedía hasta el año 2015.
La indexación ya es necesaria ante el periodo inflacionista y de incremento de costes productivos que venimos sufriendo, y si finalmente se aplican los aranceles será aún más urgente.
Para 2025 está previsto el plan de industrialización del sector. ¿Hay novedades al respecto? ¿Hay plazos para su publicación?
Estamos hablando con el Ministerio de Industria para abordar un Plan de Industrialización para nuestro sector con el que incrementar la capacidad productiva y el tejido innovador en nuestro país.
El diálogo con las administraciones implicadas es fluido para, conjuntamente, diseñar una hoja de ruta que favorezca esta industrialización.
Esta estrategia debe acometerse de manera urgente, somos un sector estratégico y debemos reducir la dependencia de terceros países. Esta urgencia es mayor a tenor del actual contexto geopolítico.
La balanza comercial en España es negativa en productos sanitarios; importamos muchas más tecnologías sanitarias de las que exportamos. Estamos trabajando para que la Administración cree las mejores condiciones que favorezcan la inversión en plantas productivas y en centros de I+D en nuestro país.
