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La guerra comercial continúa su escalada con un frente que se abre entre la Unión Europea y China y que ya golpea de lleno al sector de la tecnología sanitaria. En junio, la Comisión de Ursula von der Leyen excluyó parcialmente a las empresas chinas de las licitaciones públicas de dispositivos médicos que celebrarán los estados miembro. Ahora China ha respondido excluyendo a las empresas europeas de vender al gobierno chino.

A esto se suma la amenaza de Donald Trump de imponer aranceles a las importaciones farmacéuticas de hasta un 200%, según las últimas declaraciones del presidente de Estados Unidos al respecto. Dos escenarios que están poniendo contra las cuerdas al sector sanitario.

La primera de las mencionadas, afecta principalmente a la industria de la tecnología sanitaria. Desde la patronal europea, MedTech, han lamentado la decisión de China de imponer nuevas restricciones.

"Instamos a China y a la UE a entablar un diálogo constructivo para abordar estos desafíos y mantener condiciones comerciales justas, predecibles y recíprocas. Estamos evaluando el aviso y sus implicaciones para nuestro sector y seguiremos de cerca la evolución de la situación", han señalado fuentes de la organización.

Desde Fenin, indican que todavía tienen que evaluar estas decisiones. Particularmente en "cómo se aplicará en la práctica el umbral del 50% para componentes chinos y qué implicaciones tendrá esto para los procedimientos de contratación pública en toda la UE".

Cabe recordar que la Comisión Europea ha determinado que aquellos proveedores que ganen los contratos públicos en los estados miembro deberán garantizar que su suministro no incluirá más de un 50% de dispositivos médicos procedentes de China.

En cualquier caso, las medidas de la UE son una respuesta a la estrategia Made in China 2025. La situación de ahogo del sector de la tecnología sanitaria no es nueva. Tal y como recuerda Fenin, "los fabricantes europeos se han enfrentado durante mucho tiempo a importantes desafíos para acceder al mercado chino de contratación pública".

Estos incluyen "trato discriminatorio de los dispositivos importados, los requisitos de contenido local, la falta de transparencia y la opacidad de los procesos de licitación", han explicado.

Por estas razones, la patronal española valora positivamente la disposición de la Comisión para abordar estos problemas persistentes y apoyar los esfuerzos para garantizar el acceso recíproco al mercado.

"Esperamos que las medidas adoptadas en el marco del Instrumento de Contratación Pública Internacional animen a China a abrir su mercado de contratación pública a las empresas europeas de tecnología médica de forma significativa y duradera", han concluido desde la patronal.

Por ahora, la respuesta china ha ido en dirección contraria, elevando la temperatura de la guerra comercial.

Aranceles del 200%

En el lado de la industria farmacéutica cada vez hay más inquietud. Donald Trump insistió este martes en su intención de aplicar aranceles a los medicamentos, pese a la alta dependencia que tiene Estados Unidos de las exportaciones de productos farmacéuticos.

"Haremos un anuncio muy pronto sobre productos farmacéuticos. Vamos a dar a la gente un año o año y medio para establecerse y, después de eso, serán gravados si traen los productos farmacéuticos al país. Van a ser gravados con una tasa muy, muy alta, como del 200%", afirmaba.

Es decir, que habrá aranceles, pero no en el corto plazo. Esto no genera menos inquietud en la industria farmacéutica. Voces del sector indican que Bruselas ya puede estar perdiendo parte de la guerra comercial contra la Casa Blanca.

El mercado estadounidense supone entre el 40% y el 50% de los ingresos de las principales multinacionales del medicamento. No se pueden permitir prescindir de él, y esto ya está afectando a sus decisiones de inversión.

También entre las compañías europeas. Roche y Novartis, compañías de origen suizo, han anunciado inversiones de 42.600 millones y de 20.500 millones de euros, respectivamente, para construir nuevas plantas de producción al otro lado del Atlántico.

Por su parte, Sanofi, compañía con orígenes en la UE (es francesa), destinará a potenciar su presencia en Estados Unidos unos 17.500 millones de euros.

Consultada por esta cuestión por este periódico, Madeleine Roach, vicepresidenta ejecutiva de Business Operations de la compañía francesa, afirmaba que "es natural que, con la gran presencia que tenemos en Estados Unidos, continuemos comprometiéndonos con inversiones en el mercado estadounidense".