Recreación del modelo Overture de Boom Supersonic.

Recreación del modelo Overture de Boom Supersonic.

Observatorio de la movilidad

Vuelve el vuelo supersónico: American Airlines encarga 60 aviones para hacer Londres-NY en tres horas

Mientras el grueso de la industria proyecta aviones centrados en minimizar consumos, Boom Supersonic apuesta por reducir los tiempos de viaje.

18 agosto, 2022 01:09

A finales de la pasada década la industria aeronáutica asistió al nacimiento de diferentes proyectos que llegaban al mercado con una propuesta totalmente anticíclica: recuperar la aviación comercial supersónica. Desde el final de operaciones del Concorde el sector de la aviación ha ido configurando una hoja de ruta en la que las prioridades se centraban era conseguir aeronaves cada vez más versátiles reduciendo al máximo los consumos. 

Tanto en el corto como en el largo radio, las propuestas comerciales más exitosas de Airbus y Boeing han puesto todos sus esfuerzos en crear aviones capaces de recorrer más distancias con menos pasajeros y combustible. Una propuesta que, de cara a las aerolíneas cumplía un doble objetivo: reducir los costes operativos y el impacto ambiental de su actividad

Cuando el conjunto de la industria miraba y avanzaba en esa dirección, el renacer de la aviación comercial supersónica aparece resucitando un viejo anhelo: reducir al máximo el tiempo de viaje. Boom Supersonic, compañía estadounidense basada en Colorado, ha conseguido destacarse entre las distintas empresas que se lanzaron en esta nueva carrera llegando, incluso a cerrar sus primeros acuerdos en firme. 

[Airbus y Boeing recuperan velocidad de crucero hasta junio con la mirada puesta en la potencial recesión]

American Airlines ha anunciado su compromiso para hacerse con 20 aviones de la compañía estadounidense, con opción a 40 adicionales. El acuerdo incluye el pago de un depósito no reembolsable por los 20 aviones iniciales. Un punto clave para Boom Supersonic ya que muestra el compromiso de una de las principales aerolíneas del mundo con el proyecto. 

¿Existen grandes diferencias entre la aviación supersónica actual con la del pasado siglo? En lo que se refiere al núcleo de su propuesta el concepto es el mismo. En el caso de Boom Supersonic, pretende hacer el mundo más pequeño gracias a recortar a la mitad la duración de los viajes intercontinentales. 

La aviación supersónica del siglo XXI

En este sentido, la compañía hace hincapié en que en un mundo más globalizado que nunca, conectar ciudades separadas por miles de kilómetros en unas pocas horas aportaría mucho valor a un número suficiente de usuarios que tengan las capacidades para costear este tipo de desplazamientos.

Boom Supersonic ha cristalizado su visión sobre este futuro supersónico en su modelo Overture. Este modelo está diseñado para transportar de 65 a 80 pasajeros a una velocidad de 1,7 Mach, más de 1.800 kilómetros por hora. Esto supone doblar la velocidad de los aviones comerciales más rápidos de la actualidad, que llegan a 0,85 Mach, unos 912 kilómetros por hora.

El alcance de esta generación de aeronaves llegaría a los 8.000 kilómetros. Con estas características, Boom Supersonic señala que podría operar en más de 600 rutas alrededor del mundo actuales. Esto permitiría conectar Nueva York con Londres en unas 3 horas y media o Los Ángeles y Honolulu en tres horas.

Pese a que contar con un gran acuerdo comercial con una de las principales aerolíneas del mundo ya es un paso importante para esta empresa, el verdadero reto llega ahora. El acuerdo suscrito señala una de las claves que marcará si este proyecto consigue llegar a buen puerto. Entre los compromisos está el de que los aviones de Boom Supersonic consigan el visto bueno de las autoridades reguladoras en materia de seguridad.

Multitud de retos en el horizonte

Desde los fatales accidentes protagonizados por el Concorde los estándares operativos de la aviación han evolucionado enormemente. Sólo hay que recordar los procesos que han sufrido aeronaves como el 737 MAX que, tras sufrir dos accidentes mortales, paso largos meses sin poder operar.

El otro de los grandes retos a los que se enfrenta Boom Supersonic es el de la sostenibilidad. Tanto Estados Unidos como Europa, dos de los tres mercados más importantes del mundo, están acotando los niveles de impacto ambiental de la aviación comercial. En este contexto, la compañía estadounidense defiende la utilización de los conocidos como Sustainable Aviation Fuel (SAF).

Estos combustibles son obtenidos utilizando carbono de origen no fósil. Principalmente vegetal u orgánicoPara poder considerarlo SAF, un combustible tiene que reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero, al menos, un 50% y un 60%. Además, su materia prima debe proceder de terrenos que no afecten a otros cultivos dedicados a la alimentación.

Otra alternativa es la de elaborar combustibles con CO2 retirado de la atmósfera y de la industria. Si a ello se le añade el hidrógeno renovable estos combustibles se puede considerar como neutro ya que sólo liberan emisiones que, previamente, han sido capturadas antes para su producción.

Piezas por encajar

Estos combustibles ya están siendo probados por la aviación comercial gracias a que la utilización de SAF no requiere modificar de forma crítica el diseño de las actuales aeronaves. En ese caso, ¿cuál es el problema? Actualmente no existe producción suficiente de este tipo de alternativas. Al no contar con economías de escala su precio está lejos de los estándares del mercado. A nivel regulatorio también han de llegarse a acuerdos que permitan una estandarización de esta nueva generación de combustibles.

El calendario fijado por Boom Supersonic permitiría dar tiempo a esta industria para estar mucho más desarrollada. Si se cumplen los plazos anunciados por la empresa, en dos años comenzarán a producir sus primeras versiones comerciales del avión. Esto permitirá realizar los primeros vuelos en 2026 para que, en 2029, sus clientes puedan utilizar este avión en sus rutas comerciales.

Así las cosas, en lo que queda de década la industria aeronáutica asistirá a la culminación de un proyecto tan contracíclico como disruptor. Una idea que, de materializarse, devolverá a la aviación uno de sus componentes más anhelados. Para ello, aún quedan muchas piezas por encajar pero, por el momento, los pasos de esta nueva empresa siguen siendo sólidos.