Los últimos datos disponibles de la industria confirman que la tendencia que se vio a lo largo del primer trimestre del año en el Viejo Continente sigue todavía plenamente vigente. En abril, los ETF sostenibles europeos fueron destino de nada menos que de otros 5.600 millones de euros de inversión. Una entrada de capitales que, si se suma con las acumuladas en los meses previos de este mismo ejercicio, da lugar a un montante de más de 34.100 millones de euros.

Aunque esta cifra es significativa por sí misma, no adquiere toda su dimensión hasta que se compara con los flujos de entrada que en el mismo periodo ha registrado este segmento del mercado en su conjunto. El último informe Money Monitor de Lyxor, la firma especializada del grupo Société Générale, señala que los ETF europeos han captado 66.000 millones de euros en los cuatro primeros meses del año.

Un euro de cada dos

El resultado es que de cada dos euros que los inversores han destinado a ETF europeos, más de uno ha ido a parar a vehículos con perfil sostenible en este periodo. Dicho de otro modo, un 51,67% de las entradas de capital que estos vehículos de inversión pasiva han registrado en estos primeros compases del 2021 de la recuperación económica se han vestido de ‘verde’.

Por lo que se refiere a la evolución de abril, la dominancia de los ETF ASG se mantuvo también en términos comparativos, aunque de manera algo menos aplastante. El estudio elaborado por el equipo que Vincent Denoiseux dirige en el banco francés señala que a lo largo del cuarto mes del año entraron en fondos cotizados 15.800 millones de euros en Europa, únicamente 1.000 millones menos que en marzo, cuando se batieron todos los registros históricos.

Si entonces el peso de los ETF sostenibles sobre el total fue del 43,5%, en abril este porcentaje se quedó en el 35,44%. Un suave paso atrás que no impidió que prácticamente uno de cada tres euros invertidos en fondos cotizados en este último mes fuera a parar a aquellos que se etiquetan bajo el paraguas de los factores ASG.

Desde Portocolom, una agencia de valores madrileña especializada en asesoramiento, diseño y seguimiento de carteras sostenibles y de impacto, señalan que este “récord de entrada de flujos” de inversión ha contado con el reciente respaldo de la Cumbre del Cambio Climático organizada por el presidente de EEUU, Joe Biden, donde varias grandes economías han aprovechado para poner sobre la mesa sus objetivos en materias como la descarbonización.

Europa, líder indiscutible

En este sentido, Europa lleva la delantera tanto en planes de sostenibilidad como en apuesta por la inversión sostenible. Y tanto por el lado de la demanda (inversores) como por el de la oferta (gestoras), ya que Portocolom calcula que “actualmente contamos con una oferta global de 400 entre fondos y ETF ASG, de los que 282 son europeos y solo 42 son de EEUU”. Eso es casi ocho veces más que en la otra orilla del Atlántico.

Este amplio abanico, que ha pasado de ser una rareza de algunas grandes firmas internacionales a una pieza clave del catálogo de cualquier gestora, se ha convertido en un motor clave para que, según datos que maneja la industria, al cierre del 2020 de la pandemia ya hubiese más de 177.000 millones en activos bajo gestión a través de fondos y ETF sostenibles. Y eso sin sumar el acelerón de estos primeros compases del ejercicio 2021.

Evolución de la inversión en ETF con criterios ASG.

Un dato más que avala la afirmación de que el apetito inversor por estas estrategias está lejos de agotarse lo aporta el dato de suscripciones a ETF sobre materias primas. A pesar de que la amenaza de una inflación desbocada llevó a muchos inversores a iniciar ya en abril un planteamiento más favorable hacia la inversión en commodities, los fondos cotizados con este subyacente tan solo fueron destino de 400 millones de euros en el cuarto mes del año.

Llegados a este punto del año, el estudio señala que los ETF guiados por factores de inversión ASG ya aglutinan activos bajo gestión por 1,305 billones de euros en el Viejo Continente. Un capital que se concentra especialmente en vehículos con el foco puesto en renta variable de países desarrollados, que son los que más se han volcado en el objetivo de que la recuperación económica sea sostenible e inclusiva con el medioambiente y la población.