Nuevo liderazgo en la patronal española de los asesores financieros, pero los mismos retos. Fernando Ibáñez, nuevo presidente de Aseafi y director de Ética Patrimonios, concede a Invertia su primera entrevista tras asumir el cargo.

MiFID II, la inversión sostenible, una mayor apertura de la asociación a otro tipo de entidades, la digitalización y, por supuesto, la pandemia de Covid-19 están entre las prioridades urgentes del sector. Muchos de estos temas ya han sido impulsados por Ibáñez desde su anterior puesto como vicepresidente de Aseafi, así como por su antecesor, Carlos García Ciriza (C2 Asesores).

De los varios pilares que marcarán su mandato y ya han sido anunciados, ¿con cuál se pondrá primero?

El gran reto para el sector es conseguir condiciones ecuánimes para las empresas de asesoramiento financiero (EAF) con respecto al resto de empresas de inversión, a todos los niveles: económicas y en cuanto a requisitos para operar. No es lógico que a empresas del tamaño medio que tienen las del sector se nos pidan las mismas condiciones y trámites que a las grandes gestoras de los grupos bancarios, y que se nos pongan más limitaciones al crecimiento. Se trata de buscar la equidad.

Desde el punto de vista operativo, tenemos que seguir avanzando en la digitalización del sector. La situación generada por la crisis sanitaria en los últimos meses ha supuesto un importante empuje en este sentido. Tenemos que buscar herramientas informáticas que nos permitan mantener la máxima calidad del servicio, sin perder los valores de cercanía, comunicación y transparencia que nos caracterizan, y ser eficientes. Un tercer ámbito clave de trabajo es el impulso a la inversión socialmente responsable, con la introducción de los criterios ASG (ambientales, sociales y de gobernanza) en la construcción de las carteras junto a los financieros. La evolución de los mercados demuestra que los valores de compañías que se gestionan con criterios sostenibles y tienen impactos sociales y medioambientales positivos han logrado mayor resiliencia y mejor capacidad de recuperación. Este enfoque en la inversión aporta seguridad y rentabilidad.

¿Qué le falta al asesoramiento financiero independiente español para ser tan grande y relevante como en otros países, como lo es en Reino Unido o Alemania?

Es necesario trabajar en varios ámbitos que en estos países están ya consolidados. En España, tenemos que avanzar en cultura financiera y en cultura de pago por servicio. Además de que tenemos un mercado muy bancarizado, en el que hemos asistido a muchos ejemplos de cómo los objetivos de venta se imponen sobre el asesoramiento personalizado al cliente. Además, las EAF están sujetas a unos requisitos y obligaciones que suponen una gran barrera de entrada y de permanencia. En países como Francia, se ha optado por un organismo regulador específico para este sector, que tiene en cuenta sus necesidades y características específicas. Ha sido una fórmula que ha tenido impactos positivos.

Sin duda, el punto principal es la cultura financiera, ámbito en el que Aseafi centra gran parte de su trabajo anual, tanto directamente, con los clientes de las entidades asociadas, como con nuestra implicación en el Plan de Educación Financiera orientado a la ciudadanía que promueven, desde 2008, el Banco de España y la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).

Fernando Ibáñez, presidente de Aseafi.

¿Es partidario de reformular algún punto de MiFID II?

Claramente, sí. La realidad es que MiFiD I y II tenían entre sus principales objetivos promover e impulsar el asesoramiento financiero independiente y la protección del inversor, pero, diez años después, en la práctica el impacto ha sido el contrario. Hay un creciente aumento de costes de administración, presión a la baja en márgenes e incremento de los trámites burocráticos, que complican la relación con los clientes. Entre las medidas que impone la nueva norma, se incluye la prohibición de retrocesiones que, sin duda, complicará aún más la viabilidad de muchas entidades. Se podrían buscar otras fórmulas o aplicar esta medida progresivamente, de manera que las EAF pudiesen ir adaptándose. Prohibir el cobro de incentivos de un día para otro hará que muchas entidades desaparezcan o tengan que concentrarse.

No es lógico que a las EAF se nos pida las mismas condiciones y trámites que a las grandes gestoras de los grupos bancarios

¿Qué implicaciones va a tener la Covid-19 sobre el asesoramiento financiero independiente a corto plazo?

La crisis sanitaria y económica ha contribuido a poner en valor al asesor financiero, porque, en un entorno de incertidumbre y evolución negativa de los mercados, los inversores han buscado contar con un profesional experimentado cercano, que les ofrezca soluciones personalizadas, de forma transparente y sin conflictos de interés. Es evidente que el impacto negativo en los mercados y en la operativa de muchas empresas va a repercutir en los volúmenes gestionados, porque habrá clientes que necesiten liquidez. Es importante mantener nuestra propuesta de valor, con visión a largo plazo. Además, el nuevo contexto ha supuesto un impulso importante en dos de las líneas de trabajo prioritarias para el sector: la digitalización y la inversión socialmente responsable, que son dos líneas en claro desarrollo y que, sin duda, abrirán nuevas oportunidades en los próximos ejercicios.

En Francia hay un organismo regulador específico para este sector y la fórmula ha tenido impactos positivos

La asociación se abrió a nuevos ‘players’ que también hacen asesoramiento, como SGIIC, AV o SV, y logró captar nombres importantes como Tressis o Diaphanum. ¿Cómo es el balance?

Ha sido una decisión muy meditada que hemos tomado después de casi diez años de andadura y tras una evolución importante de la industria. A pesar de este recorrido en España, a día de hoy seguimos inmersos en el importante reto de acercar a los ciudadanos el servicio de asesoramiento financiero, ayudarles a elegir libremente lo que mejor se adecúe a sus intereses y comprender la diferencia entre el asesoramiento y los modelos de distribución de producto, con los conflictos de interés que de ellos se derivan. Aseafi, por su naturaleza y trayectoria, es un vehículo adecuado para desarrollar esta labor. Por ello, en verano de 2019 revisamos los estatutos de la asociación, de forma que puedan unirse las empresas de servicios de inversión (ESI) que presten asesoramiento y, de esta forma, sumar fuerzas y acelerar la consecución de estos objetivos.

Las últimas ESI que hemos incorporado han sido Danel Capital EAF, Consulae EAF y Orienta Capital SGIIC. Y seguimos trabajando en sumar nuevos apoyos.

¿Tiene sentido que un sector todavía pequeño como es el del asesoramiento financiero tenga dos patronales? ¿Se plantea una integración con Economistas Asesores Financieros, del Consejo General de Economistas?

En principio, no nos planteamos este tipo de movimiento. Entendemos que las dos entidades son necesarias, dado que cada una tiene sus propios objetivos y cumplen un papel distinto. Así lo demuestra el hecho de que muchas EAF forman parte de las dos organizaciones. Aseafi es la patronal que representa al sector y juega un papel fundamental en el complejo contexto actual. Trabajamos por mantener una comunicación fluida entre ambas asociaciones, ya que existen muchos puntos que entendemos y nos afectan de la misma manera y en los que, por el bien del sector, debemos alinearnos en una respuesta conjunta.

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