El oro brilla más fuerte que nunca en los últimos seis años. Y los analistas apuntan más arriba. Hasta un 17% adicional. El miedo a una posible recesión global y un error de cálculo en las estrategias de los bancos centrales cotiza al alza en los mercados y los inversores vuelven en un goteo silencioso pero constante al activo refugio por excelencia.

La onza de oro estrena esta semana al filo de los 1.540 dólares, una cota que a la que no conseguía asomarse desde el verano de 2013. Desde que Trump volvió a la carga en la guerra arancelaria a comienzos de este agosto, el preciado metal se ha revalorizado más de un 7% y, si el periodo de referencia se amplía a finales de mayo, cuando el mandatario estadounidense ya comenzó a enseñar cuál sería su metodología frente a China, la subida de precios roza el 20%.

En estas tensiones comerciales y la previsión de que si siguen escalando terminen por acelerar la entrada en recesión de la economía mundial es donde los expertos encuentran el principal motivo para el repunte del oro. El analista Diego Guerrero, de Admiral Markets España, señala que mientras se respete el soporte de los 1.493 dólares por onza y estos frentes de inestabilidad continúen abiertos “se favorecerá la subida hacia nuevos máximos”.

"Los recortes de precio a corto plazo son oportunidades de entrada, porque el oro es la mejor opción para conseguir rentabilidad y refugio"

El director de análisis de Wisdom Tree, Nitesh Shah, es todavía más optimista y considera que si la toma de posiciones se mantiene, incluso en un “escenario base conservador”, la onza de oro podría subir sin dificultad hasta los 1.815 dólares a un año vista. El directivo de una de las gestoras más importantes en fondos cotizados (ETF) a escala global considera que, si “las preocupaciones geopolíticas continúan acentuándose, el posicionamiento especulativo podría inclusive aumentar hasta los 400.000 contratos largos netos”. El acercamiento a esta cota sería la señal de que sus tesis se van confirmando.

A pesar de que estas previsiones son a más largo plazo, las más inmediatas coinciden en el tono. El portavoz de eToro en España, Javier Molina, considera que la superación de los 1.525 dólares por onza pone a la apreciada materia prima en la senda hacia los 1.600 dólares. No obstante, el experto no descarta que en momentos de más tranquilidad puedan darse “unas sesiones de cierta consolidación bajista” que, en ningún caso, “no deberían llevar a perder los 1.450 dólares por onza”.

Estos posibles recortes a corto plazo son “oportunidades de entrada” para Tomás Elpedegui, director de Degussa España. El experto recuerda que en un contexto en el que los tipos negativos son cada vez más abundantes en la deuda corporativa y soberana, “el oro es la mejor opción” para arañar rentabilidad en el mercado y diversificar cartera. En este sentido, subraya que “las principales gestoras ya se están apuntando a este giro en las carteras”, también hacia el propio oro físico y no solo a productos de inversión referidos a la materia prima. Eso sí, avisa de que lo más recomendable sería no sobrepasar una exposición del 5% al 10%.

La combinación de los bajos tipos de interés en la renta fija y la debilidad de la economía de la que dan cuenta cada vez más indicadores es la clave para Norbert Rücker, director de análisis económico de Julius Baer. En un reciente informe sobre el oro, explica que el rally de precios se mantiene “sin final a la vista”. A razón de este convencimiento, en el banco de inversión suizo han elevado el potencial del metal hasta los 1.575 dólares por onza para los próximos tres meses.

Un 8% de los gestores de fondos a escala global ya advierten de que podría estarse gestando una burbuja motivada por el miedo a la recesión y al tropiezo de los bancos centrales

BURBUJA DE CORTO PLAZO

A pesar de este optimismo generalizado, hay razones que podrían provocar un repliegue más brusco en la cotización del oro. Y, aunque parecen demasiado lejos de la situación actual, los analistas aconsejan vigilar de cerca cualquier vaivén del mercado por la extremada volatilidad que se ha desatado en las últimas semanas. Michael Blümke, gestor sénior de Ethenea, señala que los factores que frenarían el avance hacia los 1.600 dólares por onza comprenderían, entre otros, que “las rentabilidades [de la renta fija] aumentaran, el dólar se fortaleciera significativamente o los flujos en ETF se revirtieran”.

Con este escenario, no es de extrañar que sean también cada vez más los gestores que avisan de una burbuja de valoración de corto plazo en el oro, aunque de momento son minoría. Apenas un 8% neto de los preguntados por Bank of America en su Encuesta de Gestores de Fondos, reconocida como una de las mejores herramientas para tantear el sentimiento de las manos fuertes del mercado.

Más concretamente, consideran que el metal está en riesgo de sufrir un acelerón artificial motivado por las políticas de los bancos centrales solo por detrás de los bonos corporativos y soberanos y la renta variable estadounidense. En este contexto, en las primeras semanas de septiembre se celebrarán dos reuniones cruciales para el futuro del oro y de toda la economía: Banco Central Europeo (BCE) el día 12 y Reserva Federal de EEUU (Fed) el 18. Atentos.

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