En lugar de lanzarse a por una cartera de criptomonedas, cada vez son más los titulares de grandes patrimonios que se decantan por proyectos de infraestructuras y aplicaciones vinculadas a este universo como fórmula para su entrada en él. Así participan en la eclosión en torno al bitcoin y sus hermanas menores sin necesidad de realizar ninguna inversión directa en divisas digitales con las complicaciones regulatorias, fiscales y contables que pudieran sobrevenir.

Esta tendencia que ahora comienza a asentarse en España cuenta con un recorrido más amplio en otros países donde las criptomonedas gozan de una mayor trayectoria y difusión. Ya desde hace tiempo en EEUU, numerosos inversores institucionales han encontrado en esta vía la mejor fórmula para sumarse a esta fiebre sin dejar de cumplir a rajatabla las restricciones vigentes para operar con estos activos digitales.

El detonante

La cuestión ha saltado a la palestra debido a algunos de los nombres que han respaldado la última ronda de financiación de Criptan, una fintech valenciana que se ha colocado entre las marcas ‘made in Spain’ más consolidadas y punteras dentro del universo de las criptomonedas. Unas circunstancias que hacen augurar a muchas voces de la industria que la historia se repetirá muchas veces en lo sucesivo.

La fintech valenciana desveló el martes la participación de grandes hombres de las finanzas y la empresa como Juan Roig, fundador y presidente de Mercadona; Ángel Corcóstegui, exconsejero delegado de Banco Santander; y José María Castellano, exvicepresidente y exconsejero delegado de Inditex. Tres nombres que podrían resultar determinantes para apuntalar esta tendencia y animar a más grandes fortunas a dar el salto.

Y es que en realidad esta es una fórmula que desde hace tiempo vienen practicando varios inversores institucionales y se viene prescribiendo desde numerosos despachos de asesoramiento inversor. Incluso después de que la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) haya clarificado algunas fórmulas válidas para apostar de forma más directa por las criptomonedas como activo.

En este sentido, la apuesta a través de capital en infraestructuras y aplicaciones del universo cripto no solo salva impedimentos normativos. También permite a estos grandes inversores salvarse de la fuerte volatilidad que acostumbra a marcar a fuego la evolución de precios del bitcoin y las altcoins.

Nuevas fórmulas

Dicho de otra manera, esta fórmula permite a los grandes patrimonios e inversores profesionales apostar por el potencial de las criptomonedas en cuanto a su progresiva adopción como nueva clase de activo con indiferencia de cuál sea el devenir de su cotización. Una vía menos especulativa pero que podría reportar rendimientos más sostenidos y predecibles.

Las firmas del sector también esperan una eclosión en esta vía, por lo que también están desarrollando productos específicos para este tipo de inversor que quiere participar del auge de las criptos pero sin posiciones directas. Uno de los ejemplos más claros está en el todavía reciente lanzamiento de Bit2Me Capital, un vehículo de inversión con vocación de venture capital en proyectos de blockchain y criptomonedas.

Dentro de esta misma tendencia están trabajando también otras gestoras nacionales, bien sea por petición expresa de algunos de sus clientes o como vía para atraer nuevos partícipes. En este sentido, se han manifestado en los últimos meses firmas como Mutuactivos o Rentamarkets, la gestora encabezada por Emilio Botín O’Shea, que esta misma semana ha reconocido planes para lanzar a medio plazo un fondo diseñado conforme a estas directrices.