El imparable crecimiento del bitcoin ha terminado por convertirse en su condena. Mientras las criptomonedas no dejaban de engordar, varios países han establecido normas cada vez más restrictivas. Un 40% de la población mundial ya no las podrá usar con la libertad que acostumbraba, lo que augura una temporada sin los hasta ahora constantes récords históricos de valoración.

En los últimos meses, raro ha sido el día en que una cripto u otra no alcanzaba un nuevo máximo histórico. O incluso una misma mejoraba los que acababa de apuntarse en la víspera. Los analistas del sector consideran que, al menos durante unos meses, este escenario pertenecerá a la historia después de la profunda y generalizada corrección de este miércoles.

Los avisos habían sido varios en los últimos meses, pero el detonante ha llegado desde China. El banco central del país más poblado del mundo ha ido un paso más allá en su ofensiva contra las criptomonedas al prohibir su aceptación como moneda de pago. Una decisión contundente que reduce seriamente el potencial de expansión del bitcoin y sus 'hermanas menores' en una economía en la que el que el uso de dinero físico es puramente residual.

Hasta la decisión de este miércoles negro para las criptomonedas, China solo prohibía la emisión y comercialización de estos activos digitales. Sin embargo, sí estaba permitida su tenencia y su uso en determinadas transacciones comerciales. Ahora, los casi 1.400 millones de habitantes del 'Gigante Asiático' no podrán usarlos más que como reserva de valor o especulación financiera.

Por sí solo, el veto de Pekín supone ya un drástico freno en toda regla a las expectativas de adopción de las criptomonedas en la economía real, según señalan varios expertos. La cuestión es que no ha sido el único. En lo que va de un año en el que el bitcoin había acumulado una revalorización del 71%, cuatro de los 20 países más poblados del mundo han tomado iniciativas en esta misma línea.

Golpe en África

El primero en tomar cartas sobre el imparable crecimiento de las criptomonedas fue Nigeria. El férreo control que los supervisores del país africano intentaban realizar de este mercado desde 2017 se endureció en febrero de este año al prohibir a los bancos e instituciones financieras locales la prestación de servicios relacionados con estos activos.

Aunque la medida aún vigente es mucho más laxa que la que ahora ha planteado Pekín, supuso un duro golpe para el primer mercado de criptomonedas de África que es, además, el séptimo país más poblado del mundo. Dos datos que hablan por sí solos de su importancia para el desarrollo de las criptos, que se aderezan con una tasa de inflación del 18% para su moneda local, el naira.

Vetos en India y Turquía

La cuestión de la inflación es la que ha retirado del circuito internacional de las criptomonedas a más de 83,6 millones de ciudadanos en los últimos meses. Esa es, según las últimas estimaciones, la población de Turquía, que hace solo un mes anunció el mismo veto que acaba de decretarse en China.

El país otomano, en plena crisis de credibilidad de su banco central por los relevos a discreción que determina el presidente Recep Tayip Erdogan, vetó la aceptación de criptomonedas como método de pago el pasado abril. Una medida que se justificó en la protección de los inversores y ahorradores del país pero que ciertamente llegó en horas bajas para su debilitada divisa nacional, la lira turca.

Entre los reguladores nigerianos y turcos, los indios también han aparecido en escena. A mediados de marzo, India planteó el veto total del uso, emisión o tenencia de criptomonedas en todo su territorio. Unas fronteras que hoy por hoy acogen a más de 1.372 millones de habitantes, un 17% de la población mundial.

Si se suma la población de los cuatro países mencionados, en los últimos meses cerca de un 40% de la población mundial ha visto restringido casi de un día para otro su margen de actividad con estas monedas digitales. Un porcentaje de mucho peso para las aspiraciones de adopción que el mercado había empezado a descontar para el más corto plazo.

Nueva normalidad

El consejero delegado de Galaxy Digital, una de las plataformas de criptomonedas más conocidas a escala mundial, reconocía que el golpe de las autoridades chinas establecía una suerte de "capitulación" en la industria. Así lo reconocía Mike Novogratz para aventurar que el bitcoin permanecerá un tiempo lejos de los 64.000 dólares que llegó a rebasar a mediados de abril.

"No va a recuperarse, se va a consolidar", afirmaba en una entrevista a CNBC. Una opinión compartida por un buen número de analistas y expertos del sector. Así, la firma Bespoke Investment Group (BIG) señalaba que "durante los últimos 10 años, el descuento promedio del bitcoin desde su máximo histórico precedente es cercano al 50%".

En atención a las estadísticas de la firma especialista estadounidense, el cotizar lejos de los picos de valoración es la normalidad del bitcoin, pero los últimos meses de vertiginoso ascenso habían hecho a muchos olvidarlo. Cabe mencionar que fue solo en octubre del año pasado cuando la moneda digital revasó por primera vez la cota de los 20.000 dólares.

Un vertiginoso ascenso que se contrapone con las últimas y profundas caídas. Pero, por si fuera poco, desde BIG recuerdan que, si bien las caídas del miércoles son "empinadas se mire por donde se mire", también que "en un 69% de las sesiones, el bitcoin cotiza un 40% por debajo de su récord".

Después de la fiebre inversora que el bitcoin y las criptomonedas han traído en plena pandemia, parece que su nueva normalidad comienza a tomar cuerpo. No obstante, algunos operadores advierten de que dado el grado de popularidad de estos activos y la posibilidad de que se produzca una "avalancha de cazadores de gangas", esta vez "el plazo de consolidación hasta la próxima remontada podría ser más corto que de costumbre".

En plena estampida de inversores del miércoles, el bitcoin llegó a caer más de un 30% hasta llegar a perder por momentos los 30.000 dólares, una cota sobre la que había conseguido mantenerse desde principios de enero de este año. En mínimos intradía, el bitcoin vio desaparecer toda su revalorización acumulada en el año, pues en algunos cruces se conservaron por poco los 28.000 dólares por unidad.

Castigo en bloque

Puesto que no se debió a una cuestión que afectase únicamente al bitcoin, el castigo se extendía a todo el ecosistema cripto. El ethereum, la segunda moneda digital más negociada a escala global, vio su valor desplomarse más de un 25% hasta conservar por muy poco los 2.400 dólares.

Casi un tercio de su capitalización de mercado perdieron también de un plumazo otras muchas como cardano, litecoin, XRP -la antigua ripple- y dogecoin, la moneda a la que Elon Musk ha señalado en repetidas ocasiones como sucesora del bitcoin. Aunque a última hora el castigo se moderó, la espantada se mantuvo con contundencia, tanto que en la mayoría de casos se confirmó como una de las cinco más profundas del último año y medio.

Para terminar de aguar la fiesta, todavía sigue reciente el fiasco de una de las compañías fundadas por el siempre polémico Elon Musk en cuanto a la adopción de las criptomonedas. Tesla, la fabricante de vehículos eléctricos, anunció hace solo unos días que dejaría de aceptar bitcoins para la compra de sus coches. Paso atrás en la adopción de las criptos solo mes y medio después de haberlo dado hacia delante.

El propio Musk alegó cuestiones referidas al alto consumo energético que precisa el bitcoin para su funcionamiento y minado. Otra circunstancia que ha sido duramente criticada en tiempos de transición energética, descarbonización y apuesta decidida por las energías renovables y limpias.

Bloqueo por avalancha

Y, aunque el empresario de origen sudafricano ha defendido una y otra vez que no se ha desprendido de sus propios bitcoins, sí que hay colegas que han anunciado oficialmente su 'divorcio' con esta criptomoneda. Este ha sido el caso en los últimos días de Jack Dorsey, consejero delegado de Twitter y Square, una de las compañías que confían parte de su tesorería a la cripto más popular, como la mencionada Tesla.

Un indicador más del pánico desatado que hará difícil el regreso de algunos inversores lo daba el volumen de órdenes de venta que algunos mercados tuvieron que gestionar. La avalancha fue tal que plataformas de referencia internacional sufrieron el colapso de sus sistemas para responder a tanta actividad inversora. Y en el mismo sentido.

Algunas de las afectadas fueron Coinbase -que recientemente debutó como cotizada en el Nasdaq estadounidense- y Binance. Al menos, en lo que respecta a sus usuarios en España y otros mercados europeos.

Los 39.000 dólares

El analista de Invertia, Eduardo Bolinches, achaca buena parte de esta estampida a la "sensación de quedarse atrapados" en un desplome en el que era muy difícil prever frenos debido a la característica volatilidad de las criptomonedas. En este sentido, el experto señala a la pérdida de los 47.000 dólares por parte del bitcoin como un umbral determinante que "le ha llevado a caer con más fuerza".

Las gráficas que maneja le invitan a pensar que si no se produce una reconquista consolidada de los 39.000 dólares, la formación de rango o de hombro-cabeza-hombro que dibuja la criptomoneda reina haría "bastante probable" un retroceso hasta los 29.000 dólares. Una cota sobre la que, de momento, había conseguido mantenerse desde diciembre del año pasado, al calor de una creciente adopción que ahora podría sufrir un frenazo en seco.

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