Una figura de Labubu se exhibe antes de una subasta en Pekín, China.

Una figura de Labubu se exhibe antes de una subasta en Pekín, China. Reuters

Mercados

Labubus, K-Pop o 'cripto memes': las modas de Instagram y TikTok pueden ser una trampa para inversores

El valor en el mercado de Pop Mart, la compañía que fabrica los muñecos que se han hecho virales, se ha duplicado en lo que va de 2025.

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Que un producto o servicio esté de moda puede impulsar las ventas de las empresas que lo fabrican o lo prestan. Un efecto que se puede ver multiplicado y acelerado por Instagram o TikTok.

Gracias a las redes sociales, el valor en el mercado de las compañías que se esconden detrás de los últimos virales puede crecer de forma exponencial. Sin embargo, en algunos casos, pueden terminar siendo una trampa para los inversores.

Así, lo que se convierte en tendencia —como el pop coreano, determinados videojuegos o las denominadas acciones meme— tiene su reflejo en los parqués de medio mundo.

"Con el auge de plataformas como Reddit, TikTok, Twitter o YouTube, ciertos movimientos culturales pueden traducirse rápidamente en decisiones de inversión masiva por parte de millones de usuarios", explica Gustavo Martínez, profesor de Finanzas de la Universidad Francisco Marroquín y analista de mercados.

El último ejemplo de ello es Pop Mart, la empresa china que fabrica los Labubus. ¿Y qué son los Labubus?

Se trata de unas figuras que fueron creadas en 2015 por el artista hongkonés Kasing Lung como parte de su serie de personajes inspirada en la mitología nórdica llamada The Monsters.

Son muñecos con dientes afilados, ojos grandes y una sonrisa entre traviesa y tenebrosa. Con su peculiar apariencia, basada en mezclar rasgos adorables con un aspecto siniestro, cuelgan de los bolsos de las más conocidas influencers.

Con un precio que ronda los 50 yuanes —unos seis euros—, son coleccionables. Pero vienen en una caja sorpresa, es decir, quien compra un Labubu no sabe exactamente qué diseño está adquiriendo hasta que abre el paquete.

Todas estas características han enamorado a los más jóvenes, provocando un auténtico fenómeno cuyo epicentro está en Asia. Hasta el propio David Beckham ha caído en esta moda.

La locura generada por estas figuras ha hecho que las acciones de Pop Mart se hayan disparado casi un 200% en lo que va de 2025. En 2024 se elevaron un 342%.

Desde que comenzó a cotizar en diciembre de 2020, la rentabilidad acumulada por la empresa china es del 600%.

El fenómeno K-Pop

Otro de los ejemplos más recientes de que una moda impacta en el mercado financiero es el K-Pop. Se trata de un género musical originado en Corea del Sur a principios de los años 90.

En los últimos años, las redes sociales han impulsado su difusión mundial. Gracias a internet, el K-Pop se ha convertido en auténtico fenómeno cultural que va desde la música a la estética.

Por tener los derechos de BTS —la banda de K-Pop más conocida de todas— la compañía más importante del sector es HYBE.

Desde 2020, cuando salió a bolsa, y con excepción de 2024, HYBE ha batido con creces al Kospi, el índice surcoreano. En este ejercicio, su subida es del 56%. La rentabilidad acumulada desde que dio el salto al parqué es del 124%.

Pero su cotización no siempre ha ido en ascenso. En 2022, cuando los integrantes de BTS comunicaron que tenían que dejar la banda para hacer con el servicio militar, sus acciones se desplomaron. La caída rozó el 60%.

Ahora, y gracias al inminente regreso de sus componentes tras cumplir con sus responsabilidades en las fuerzas armadas, los títulos de HYBE han recuperado niveles de hace tres años.

Videojuegos y cosmética

Los videojuegos y la cosmética son otras dos temáticas que también arrasan entre los millennials y los miembros de la generación Z, que es lo mismo que decir en las redes sociales.

Roblox —una plataforma de videojuegos en línea que permite a los usuarios crear, compartir y jugar juegos diseñados por ellos mismos— salió a bolsa en 2021. Su debut fue un éxito.

Aunque sus acciones se hundieron un 72,4% en 2022, subieron un 60,5% en 2023 y un 26,5% en 2024. La rentabilidad de 2025 es del 64,5%.

Pero no todas las compañías evolucionan igual. Unity, otra plataforma que permite diseñar, desarrollar y publicar juegos, se hunde un 52% desde que dio el salto al parqué en 2020.

En el ámbito de la cosmética, el ejemplo más evidente es el de e.l.f. Sus acciones se han disparado un 1.346% desde 2019. Eso sí, desde los máximos alcanzados el pasado ejercicio, sus títulos han corregido un 77%.

Como explica José Manuel Marín Cebrián, economista y fundador de Fortuna SFP, "los mercados son indicadores adelantados de la economía".

Por tanto, "cuando una tendencia genera un aumento en la demanda —como puede ocurrir con un videojuego viral, una serie de éxito o un fenómeno musical global— los inversores anticipan que habrá más ventas y, por ende, más beneficios".

Y "ese optimismo se traduce en un mayor interés por las acciones de esas compañías, lo que impulsa sus precios".

¿Invertir en un meme?

Otras veces, son los usuarios de las redes sociales quienes se ponen de acuerdo para elevar la cotización de una compañía sin basarse en los fundamentales de la empresa.

Es lo que ocurrió con las acciones meme, títulos que experimentan fuertes subidas y bajadas de precio impulsadas principalmente por el entusiasmo viral en redes sociales y foros.

Este fenómeno se popularizó en 2021 con casos como el de GameStop, AMC y Bed, Bath and Beyond, donde inversores minoristas organizaron compras masivas a través de plataformas como Reddit.

En enero de ese 2021 las acciones de GameStop, dedicada a las tiendas de videojuegos, llegaron a dispararse un 2.200%. Alcanzaron los 120 dólares. Ahora valen 22. La caída es del 81%.

AMC se ha desplomado un 99% desde que los títulos de la empresa de salas de cines marcaron máximos históricos también en 2021.

La cadena de artículos del hogar Bed, Bath & Beyond, que llegó a dispararse un 600% en enero de ese año, se ha declarado en bancarrota debido a las dificultades financieras y a los problemas de deuda. Su director financiero se suicidó en septiembre de 2022.

Pero no sólo hay acciones meme, también hay criptodivisas que son un chiste en internet. Son las memecoin.

Inspiradas en bromas virales suelen caracterizarse por su origen humorístico. A diferencia del bitcoin o el ethereum, que tienen utilidades específicas, las memecoin generalmente no ofrecen una funcionalidad práctica.

Su valor depende principalmente del entusiasmo colectivo, la viralidad y la especulación.

La primera y más famosa memecoin es dogecoin. Inspirada en el meme del perro Shiba Inu, sigue siendo la más estable y aceptada, impulsada en parte por el CEO de Tesla, Elon Musk.

Pepe —basada en el meme de Pepe the Frog—, dogwifhat —la cripto del perrito con sombrero— o popcat —que hace referencia a un meme de un gato con la boca abierta en forma de o— son otras de las memecoin más conocidas.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y la primera dama, Melania Trump, se han sumado a esta tendencia lanzando sus propias criptodivisas virales.

Todas ellas registran fuertes subidas en pocos días, pero también importantes descensos. Estos movimientos se amplifican con la entrada de traders que invierten en contra de estas criptodivisas.

El FOMO

¿Pero cómo no invertir en algo que en cinco días se ha disparado un 300%, un 700% o un 1.000%? Es aquí donde entra en juego el miedo a quedarse fuera, fear of missing out en inglés, cuyas siglas son FOMO.

"Cuando un activo empieza a subir de forma acelerada y se viraliza en redes sociales, muchos inversores sienten la urgencia de comprar para no perderse la oportunidad", resalta Gustavo Martínez.

Y ello "puede alimentar burbujas especulativas, ya que los precios suben más por la demanda impulsiva que por fundamentos económicos reales".

Para Manuel Pinto, analista de mercados, "los inversores millennials y de la generación Z son más susceptibles al FOMO y una proporción considerable de sus decisiones de inversión se ven influenciadas por las tendencias que observan en redes sociales".

Posible trampa

Pero, el furor bursátil provocado por una moda viral puede ser efímero. El efecto en las cotizaciones "terminará por diluirse con el tiempo si no está sustentado en fundamentos sólidos", advierte Martínez.

Las consecuencias pueden ser muy negativas. "Muchos inversores minoristas entran cuando el precio ya ha subido considerablemente y se quedan atrapados cuando el entusiasmo desaparece y el valor se desploma", resalta el mismo experto.

Por ello, Marín hace hincapié en que "es importante diferenciar entre modas pasajeras y tendencias estructurales".

Recomendaciones de la CNMV

En su guía la Psicología económica para inversores, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) explica los fundamentos de la economía conductual y cómo influyen en las decisiones de inversión.

El supervisor del mercado español también hace a los inversores unas recomendaciones. Son las siguientes:

— Es importante la adquisición de una adecuada educación financiera desde edades muy tempranas y a lo largo de toda la vida.

— Antes de adoptar una decisión, es recomendable pensar en opciones alternativas y sopesar los pros y contras de cada una de ellas.

— El ser humano tiene una gran tendencia al optimismo. Por esta razón y antes de adoptar una decisión de inversión es conveniente reflexionar sobre la posibilidad de que esta no resulte según lo deseado.

— Es aconsejable sistematizar el proceso de inversión. Una manera de desarrollarlo es recurrir a listas de comprobación que recogen tareas o preguntas que conviene realizarse antes de ejecutar una determinada operación.

— La toma de decisiones de inversión requiere estar en las condiciones óptimas para ello.