Hasta hace bien poco, el Ibex 35 se las prometía bien felices en marzo. Durante las sesiones del 19 y 20 de marzo, de hecho, tocó incluso los 9.500 puntos, algo que no ocurría desde septiembre. Pero después vino la reunión de la Reserva Federal (Fed), el banco central de EEUU, y la cautela que mostró, superior a la prevista, sembró de dudas los parqués y las ventas tomaron el mando. 

Como consecuencia, apenas 10 días y seis sesiones después, el Ibex caminaba por debajo de los 9.200 puntos. O lo que es lo mismo, tenía muy difícil acabar el mes en positivo. Y así ha sido. No ha tenido la fuerza necesaria, y por poco, para perpetuar la secuencia alcista vivida en enero, cuando subió un 6%, y en febrero, cuando repuntó 2,4%. 

Pero, ¿y si lo hubiera conseguido? ¿Qué dice la historia sobre lo que hace el Ibex al cierre del ejercicio cuando cierra en positivo cada uno de los tres primeros meses del año? Lo que dice es que supone una secuencia que difícilmente se ve revertida en los nueve meses siguientes. 

Desde su nacimiento oficial en 1992, existen cinco precedentes en los que ha terminado con avances cada uno de los tres primeros meses del año. Ha ocurrido en 1993, 1998, 2006, 2014 y 2015. Y en cuatro de ellos el año ha acabado siendo alcista. La excepción corresponde a 2015. Pese a que el Ibex acumuló una subida del 12% tras avanzar en enero, febrero y marzo, despidió el ejercicio con un descenso anual del 7%. 

En los restantes casos la pauta de los primeros meses sí se mantuvo al cierre del año. En 1993, la subida anual alcanzó el 53%; en 1998 fue del 36%; en 2006, del 32%; y en 2014, del 3,7%.