italia+euro+reuters

italia+euro+reuters

Mercados

Italia tendrá que refinanciar 270.000 millones de euros en 2019 sin tanta ayuda ya del BCE

El pulso que Italia ha planteado a Bruselas está dejando un rastro cada vez más visible en los mercados. La rentabilidad que se exige a la deuda italiana no deja de subir, llevándose la prima de riesgo a su rebufo. Y aunque todavía hay margen de maniobra, la sombra de las tensiones europeas del pasado se alarga cada vez más sobre Roma.

3 octubre, 2018 04:00

Las intenciones del Gobierno de Italia de presentar ante las autoridades europeas un objetivo de déficit público del 2,4% para 2019, 2020 y 2021, una meta muy superior a la establecida anteriormente, a la esperada y, sobre todo, a la que Bruselas parece dispuesta a tolerar, siguen pasando factura a la deuda italiana. Las ventas se suceden, con el consiguiente repunte de los rendimientos, que suben cuando el precio de los bonos baja. Este martes, la rentabilidad de los bonos italianos a 10 años escaló al 3,45%, el nivel más alto desde 2014. Siguiendo su estela, la prima de riesgo Italiana, que mide la diferencia entre esa rentabilidad y la de los bonos alemanes a 10 años, se amplió hasta los 303 puntos básicos. A finales de 2017 esa brecha se limitaba 160 puntos básicos.

Este deterioro de la confianza que Italia y el Gobierno conformado por el Movimiento 5 Estrellas y la Liga Norte inspiran en los mercados financieros evoca tiempos no tan lejanos en la Eurozona, cuando los sucesivos problemas de Grecia, Irlanda, Portugal y España pusieron en cuestión el futuro del euro, y anticipa otra etapa de tensión máxima en el seno de la Europa del euro. Así lo reflejó la propia 'moneda única', que este martes llegó a depreciarse hasta los 1,152 dólares, para luego volver a los 1,155.

Aunque Roma aún tiene hasta el 15 de octubre, que es cuando expira el plazo oficial para presentar los presupuestos a Bruselas, para revisar sus metas de déficit y evitar una colisión aún mayor, lo cierto es que la actitud del Ejecutivo italiano no invita a pensar en que se apeará del planteamiento que ya hizo público a finales de septiembre. ¿Todo parece indicar que el `choque de trenes¿ entre Italia y sus socios en la UE, con la Comisión Europea (CE) como principal estilete, no ha hecho más que comenzar¿, advierten desde Link Securities.

EN RETIRADA¿

En caso de que la tensión se enquiste, o de que termine deparando una senda de reducción del déficit que no disipe los recelos sobre la solvencia italiana, el país se verá expuesto a un duro 2019 en el que tendrá que refinanciar 270.000 millones de euros en los mercados. Y si lo hace en el clima de desconfianza que impera ahora, lo hará posiblemente a unos costes sustancialmente más altos porque, además, para entonces el Banco Central Europeo (BCE) ya no estará tan activo en los mercados y los inversores se centrarán más en la monumental montaña de deuda pública que acumula el país, de 2,3 billones de euros, equivalentes al 130% de su Producto Interior Bruto (PIB), y en las dudas sobre su capacidad de crecimiento. ¿La suposición de que Italia alcanzará un crecimiento de más del 2,5% en los próximos años aparece como una ilusión¿, Bart Hordijk, analista de Monex Europe.

La entidad presidida por Mario Draghi confirmó ya en junio que dejará de comprar deuda de manera neta en los mercados en diciembre de 2018. Desde entonces -es decir, desde enero de 2019-, seguirá comprando deuda, pero de otro modo: cogerá el dinero que provenga del vencimiento de los bonos que tiene en su balance y lo reinvertirá de nuevo en otros bonos. De este modo, no realizará compras netas nuevas, sino que mantendrá su cartera como está.

La mano compradora del BCE, por tanto, permanecerá en el mercado, pero ya con menos munición y, por tanto, con menor capacidad de influencia sobre el coste al que se financian los países. Este año, por ejemplo, el BCE ya ha dedicado 33.000 millones a realizar compras netas deuda pública italiana en el mercado hasta septiembre. En cambio, y según los cálculos realizados para este año por Goldman Sachs, el BCE reinvertirá en deuda italiana los 19.000 millones que provendrán del vencimiento de los bonos italianos que tiene en su balance, una suma importante, pero inferior a la procedente de las compras netas.

¿El BCE va camino de abandonar su programa de compra de activos y en algún momento empezará a reducir su balance y, lo que es más importante, el comprador de último recurso de la deuda italiana estará desapareciendo de los mercados¿, avisa Hordijk. A su juicio, esta progresiva retirada del BCE llevará a los inversores a ¿reajustar el precio que asignan al riesgo que tiene la deuda italiana¿, algo que¿podría enviar fácilmente al rendimiento de la deuda italiana a 10 años al 5%¿.

¿A LA ESPERA DE LOS DETALLES

Ahora bien, todavía caben sorpresas. Las que pueden provenir de Roma y de Bruelas, por supuesto. Y las que pueden venir de Fráncfort, porque el BCE aún no ha precisado cómo llevará a cabo las reinversiones durante 2019.

Hasta la fecha, y mientras las compras netas sigan vigentes, es decir, hasta diciembre, la entidad aplica como criterio que ¿el dinero procedente de los vencimientos del Programa de Compras del Sector Público (PSPP, por sus siglas en inglés) se reinvertirán en la jurisdicción en la que el bono vencido fue emitido¿. Esto es, si vencen 500 millones en bonos italianos, esa suma será invertida de nuevo en bonos italianos, no españoles ni portugueses.

Si el BCE prorroga esta política en 2019, la política de reinversiones será más rígida y menos regular, ya que sólo podrá comprar deuda italiana o española cuando venza la que tiene en cartera y en la misma cuantía. Un ejemplo de la mayor irregularidad que aguarda: para 2019, el BCE recoge vencimientos de 25.579 millones en enero, de 12.000 millones en febrero o de 5.300 en agosto. Es decir, el procedeimiento diferirá de la situación actual, cuando cada mes se sabe de manera aproximada cuánta deuda comprará, ya que el montante viene determinado por el peso que cada país tiene en el capital del banco, aunque el BCE aporta cierta flexibilidad a este criterio, algo que no podrá hacer desde el próximo año.

Otra posibilidad es que el BCE prescinda de ese principio de respetar la jurisdicción de los vencimientos, con lo que se dotaría de una mayor flexibilidad. En ese supuesto, dispondría de mayor margen para auxiliar a Italia o cualquier otro país. Ahora bien, este cambio de criterio podría ser interpretado como una variación confeccionadda a medida de Italia, algo que exigiría a Draghi, que afronta ya su último año al frente de la entidad, una convincente explicación. Sobre todo, en el seno de un BCE que lleva años reclamando reformas estructurales a los países de manera infructuosa y que puede ver el caso italiano más como un asunto político y estrictamente fiscal que como algo monetario o financiero, con lo que esta vez su involucración no estaría justificada.

Además, el BCE puede esgrimir que existe otra opción: que Italia se acoja al programa de Operaciones Monetarias de Compraventa, más conocido por sus siglas en inglés OMT, mediante el que se garantizará las compras de deuda del BCE siempre que a cambio se someta a las condiciones que establezca Bruselas. Es decir, un anatema para el Movimiento 5 Estrellas y la Liga Norte. Pero como ya han recordado distintos miembros del BCE en los últimos meses, es lo que hay ante casos como el que está desplegándose en Italia.

Lanzado por Draghi en septiembre de 2012 para cumplir su compromiso de ¿hacer lo que sea necesario para salvar al euro¿, lo curioso es que el OMT, pese a que su sola presencia ya resultó exitosa para aplacar las tensiones y reforzar la Europa del euro, aún no ha sido estrenado. Pero siempre hay una primera vez. Dicen. 

- La banca española es la tercera más expuesta a la deuda italiana