Llegó hace tres años y se puede decir aquello que ha venido para quedarse. Se trata de construir para alquilar. O, en inglés, build to rent (BtR). Según la red inmobiliaria thesimplerent.com, durante la pandemia se ha disparado un 75% entre inversores, socimis y fondos de inversión.

“Este tipo de producto ya está viviendo un boom. Mucha de la promoción inmobiliaria ya se ha redirigido al build to rent y el apetito de inversores institucionales es enorme”, señala Faustino García, responsable del Área Residencial de MVGM. Una de las causas de este despegue está en la resiliencia del producto residencial a la situación de inestabilidad, como ha ocurrido durante la pandemia.

“La apuesta de ayuntamientos y comunidades autónomas por la vivienda de protección en alquiler traerá importantes desarrollos build to rent”, añade Faustino García. Es el caso de Plan Vive en Madrid, con 25.000 viviendas en arrendamiento planeadas para los próximos ocho años. O el Plan 20.000 del Ministerio de Transporte, Movilidad y Agenda Urbana.

“La necesidad de producto específico para el alquiler es evidente. Será en los próximos dos o tres años cuando verdaderamente vayamos viendo cómo va siendo absorbido por la demanda”, añade Faustino García. Si repasamos los datos de 2019, según Colliers, las operaciones build to rent representaron un volumen de 1.065 millones de euros que se tradujeron en la construcción de 3.700 viviendas.

De ahí que lo que queda por delante es inmenso. Según Atlas Real State Analytics, de aquí a 2028, y sumando los esfuerzos de entidades privadas y administraciones públicas, deberían entregarse un total de 90.180 viviendas en BtR.

En línea con Europa

Dificultad a la hora de adquirir una vivienda, más trabas en el momento de solicitar una hipoteca, inestabilidad laboral, o el cada vez mayor interés de lo que ha venido a llamarse pago por uso son algunas de las causas que impulsarán el BtR.

Se trata de un paso más en un intento por llegar a satisfacer no sólo las necesidades de la población, sino también para alcanzar los porcentajes de alquiler de otros países europeos. Lo que ha venido a denominarse como amor al terruño, ha hecho que la compra haya prevalecido sobre el alquiler en España. Así, y según Eurostat, sólo uno de cada cuatro ciudadanos españoles vive de alquiler, frente al 36% de Francia, o el 49% de Alemania.

Otro de los cambios que traerá el BtR será el aumento del alquiler institucional. Algo deseable teniendo en cuenta que se sitúa en unos niveles ligeramente por encima del 4%. Algo que redundará en la eficiencia de costes.

“Los promotores han visto que su actividad tiene mucho recorrido en el producto build to rent, que, aunque normalmente deja menos margen, sí aporta mayor seguridad y estabilidad. Vivir de alquiler es una realidad creciente, tanto por un cambio de mentalidad como por la dificultad en el acceso al crédito, y los inversores saben que este nicho de mercado tiene mucho que aportar”, indica Faustino García. Por este motivo, el producto residencial tiene cada vez un mayor peso en los portfolios. Tanto, que incluso han entrado inversores hasta ahora solo se dedicaban al terciario.

Segunda mitad del año

Más allá del BtR, en MVGM consideran que aumentarán las cifras de inversión. Y ahí habrá dos dominadores: logística y living (residencial en venta y alquiler, residencia de estudiantes y de la tercera edad, coliving, coworkings…). “Los inversores tienen altos objetivos de colocación de dinero. Lo único que hace falta es que las operaciones vayan encajando”, sostiene Faustino García.

Respecto a la obra nueva, en venta se espera que se comporte muy bien, ya que la demanda lo está solicitando. En cuanto a la segunda mano, se ha estancado. “Principalmente porque hay poco producto de edificios ya construidos dedicados por completo al arrendamiento. Sólo se ven algunos cambios de manos entre socimis o family office”, argumenta el experto de MVGM.

Lo que también podría suceder es que, si los inquilinos comienzan a moverse a los nuevos desarrollos, algunas de las viviendas de segunda mano en alquiler podrían pasar a la venta. La razón es bien sencilla: una rebaja en los alquileres podría hacer que no fuesen atractivas para estos propietarios inversores.

Por último, las nuevas promociones aumentarán. En venta, porque sigue existiendo demanda, y la recuperación económica favorecerá las decisiones de compra y acceso a la financiación. “Y en alquiler porque los inversores confían en el producto y la demanda está a la espera de viviendas de calidad, a precios razonables y gestionadas profesionalmente”, concluye Federico García.

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