Plantas fotovoltaicas y eólicas.

Plantas fotovoltaicas y eólicas.

Observatorio de la Energía

Radiografía de la revolución renovable en una década: solar, eólica, hidráulica y bioenergía reescriben el mapa global

La capacidad renovable global se ha incrementado un 140% desde 2015, aunque la brecha de crecimiento se amplía entre las regiones.

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La revolución renovable ha avanzado de forma imparable a nivel global en apenas una década, transformando el mapa energético mundial.

Según las Estadísticas de Energía Renovable 2025, publicadas recientemente por la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA), la capacidad renovable global se ha incrementado un 140% desde 2015. Alcanza los 4.442.755 (MW).

La energía solar fotovoltaica ha sido la protagonista de esta expansión (1.858.725 MW). Multiplica por más de ocho su capacidad instalada a nivel mundial desde 2015, gracias a la caída de costes y su rápida implantación tanto a gran escala como en tejados residenciales.

La eólica -sobre todo la terrestre, pero también la marina en ciertos mercados- ha consolidado su papel como tercera gran fuente verde (1.132.657 MW), ampliando su presencia en Asia, Europa y América.

Mientras, la energía hidroeléctrica, aunque con un crecimiento más moderado, sigue siendo la mayor contribuyente en la generación de electricidad verde y la segunda por potencia instalada (1.426.697 MW).

Sólo en 2024, la capacidad de energías renovables ha crecido más del 15%, según IRENA. Eso sí, el despliegue avanza a un ritmo muy desigual entre regiones, marcado por las diferencias en marcos regulatorios, financiación y disponibilidad de recursos naturales.

Asia sigue dominando la carrera de las renovables: concentró el 71% de toda la nueva capacidad instalada en 2024.

Muy por detrás quedaron Europa (12,3%) y América del Norte (7,8%), mientras que África, Eurasia, América Central y el Caribe apenas sumaron el 2,8% del total. En particular, África creció solo un 7,2%, pese a su enorme potencial económico y de desarrollo.

Si ponemos la vista en la última década, Asia ha liderado esta transformación renovable, más que triplicando su capacidad instalada en menos de una década. Esto responde al auge de la solar y la eólica en países como China e India.

África también ha duplicado su capacidad renovable. El continente ha avanzado especialmente en solar distribuida, aunque su peso global sigue siendo reducido. Oriente Medio y Oceanía muestran crecimientos porcentuales destacados, impulsados por apuestas recientes por la solar a gran escala, especialmente en Australia y los países del Golfo.

En el bloque occidental, Europa y Norteamérica han incrementado su capacidad renovable cerca de un 85%, consolidando su transición energética con tecnologías maduras como la eólica marina o el autoconsumo solar.

En Sudamérica, el crecimiento ha sido más moderado, pero constante, con la hidroelectricidad como base y un avance creciente de la solar y la eólica.

Centroamérica y el Caribe o Euroasia han tenido una evolución más contenida, reflejando desafíos estructurales o menor capacidad de inversión, aunque con casos puntuales de impulso renovable.

La capacidad fotovoltaica ha sido el caballo más veloz de la última década en la carrera de la transición energética. Asia lidera, multiplicando por más de 12 su capacidad fotovoltaica, impulsada sobre todo por China, que se ha convertido en el gran epicentro mundial del sol.

También destacan Oriente Medio y Euroasia, que, partiendo de niveles bajos, han registrado incrementos superiores al 2.000% y 3.600%, respectivamente.

Sudamérica ha protagonizado uno de los mayores saltos, con un aumento del 7.200%, gracias a países como Chile o Brasil. África, por su parte, ha multiplicado por nueve su capacidad fotovoltaica, una señal del potencial de crecimiento que aún conserva.

Mientras, Europa, Norteamérica y Oceanía avanzan a buen ritmo -con aumentos del 400% al 700%-, consolidando el papel de la solar como pieza clave en sus transiciones energéticas.

En potencia eólica, Sudamérica destaca con un crecimiento del 351% desde 2015, gracias al impulso de países como Brasil y Argentina, que han desarrollado parques a gran escala para diversificar sus matrices energéticas.

Oriente Medio ha sido otra de las regiones con mayor dinamismo (+572%), partiendo de cifras muy bajas pero con grandes inversiones recientes en energía limpia, especialmente en Arabia Saudí y Emiratos Árabes. África (+188%) y Oceanía (+229%) crecen a medida que se superan barreras regulatorias y se aprovecha el potencial eólico de sus territorios.

Asia (+267%) mantiene su papel protagonista, sobre todo por el peso de China, que concentra una parte sustancial de la nueva capacidad mundial.

En regiones más maduras como Europa (+89%) y Norteamérica (+104%), el crecimiento de la energía eólica continúa, pero en los últimos años ha mostrado signos de ralentización. En Euroasia, el incremento ha sido del 239%, con una evolución más reciente y concentrada en pocos países.

La capacidad hidráulica ha crecido desde 2015, aunque de forma moderada en la mayoría de las regiones. África lidera el crecimiento con un 45%, impulsado por proyectos en expansión para aumentar el acceso eléctrico.

En Asia, Sudamérica y Centroamérica, el aumento es más contenido, entre un 15% y un 23%, debido a que muchas de sus grandes centrales ya están en operación y el desarrollo se enfoca en optimizar o ampliar instalaciones existentes.

Europa, Norteamérica y Oceanía registran crecimientos muy modestos, por debajo del 5%, al tratarse de mercados maduros donde la capacidad hidráulica está prácticamente estabilizada.

La bioenergía -que agrupa biocombustibles sólidos como residuos agrícolas o forestales, biogás, residuos renovables urbanos y biocombustibles líquidos- ha tenido una evolución dispar en la última década, muy influida por las políticas de residuos, el desarrollo rural y la infraestructura energética de cada región.

Asia ha sido la gran impulsora, con un crecimiento del +173% desde 2015, gracias al aprovechamiento de subproductos agrícolas e industriales en economías como China o India.

Oriente Medio (+322%) y Euroasia (+525%) también destacan, aunque partían de niveles muy bajos, impulsadas por proyectos estratégicos y apoyo estatal.

En Europa (+25%) y Sudamérica (+29%), el avance ha sido más lento, aunque estas regiones están protagonizando el despegue de tecnologías emergentes como el biometano, con alto potencial para sustituir al gas fósil en sectores difíciles de electrificar como el transporte pesado o la industria.

En África (+48%) y Centroamérica (+22%), sigue siendo una fuente relevante en zonas rurales, aunque su desarrollo a escala industrial aún es limitado. Oceanía, con un crecimiento del 14%, mantiene un papel secundario, frente al auge solar.

Norteamérica es la única región donde la capacidad ha disminuido (–12%), en parte por el cierre de plantas poco competitivas y el desplazamiento por renovables más baratas. Sin embargo, en esta región también crecen las oportunidades ligadas al biogás avanzado y al desarrollo de mercados voluntarios de biometano.