El sector solar se tambalea en Europa: la deuda ahoga a Soltec, Holaluz, Meyer Burger, Solarwatt, Otovo y SMA Solar
La caída de precios, la devaluación de inventarios, la competencia china y la contracción del autoconsumo generan un 'coctel fatal' para muchas empresas.
30 septiembre, 2024 01:18La caída de precios en el mercado eléctrico, la devaluación de inventarios, la fuerte competencia china y la contracción del autoconsumo en Europa han generado un coctel fatal para muchas empresas del sector fotovoltaico.
Fabricantes de componentes, empresas de generación distribuida e incluso algunos promotores renovables se han visto obligados elevar sus niveles de deuda para mantenerse a flote en este contexto de mercado. Para los más afectados, la presión financiera ha desembocado en la quiebra.
El último caso sonado en España es el de Soltec. La semana pasada, la suspensión de la cotización de las acciones del fabricante de seguidores solares —por no presentar a tiempo sus resultados financieros semestrales— volvió a hacer saltar las alarmas del mercado.
La compañía reconoció irregularidades en la gestión y ha declarado preconcurso de acreedores para poder iniciar negociaciones con las entidades financieras acreedoras y evitar una posible suspensión de pagos.
Soltec alegó que la postergación de la presentación de sus cuentas responde a la necesidad de realizar “una revisión detallada”. ¿Su objetivo? Reflejar determinados impactos sobre los márgenes de algunos proyectos, así como el ajuste de la valoración de activos de Brasil, como consecuencia de su puesta en venta.
Las alarmas de Soltec saltaron por los aires apenas un mes después de que la compañía comunicase la dimisión de su entonces presidente ejecutivo y cofundador del grupo, Raúl Morales. Según justificó en aquel momento, el abandono de la presidencia respondía a las “discrepancias puestas de manifiesto por el auditor externo de Soltec, Ernst & Young (EY)”.
Este desacuerdo supuso que Soltec entrase en pérdidas en el ejercicio 2023 al dejar de contabilizar 192 millones de euros en ventas de seguidores solares. Marcos Sáez Nicolás, hasta el momento consejero dominical de la sociedad, fue elegido en agosto presidente no ejecutivo. Mientras que Mariano Berges, que desempeñaba el cargo de consejero delegado de forma mancomunada con Morales, fue nombrado nuevo CEO único.
Otro de los recientes casos más sonados en la tormenta que atraviesa el sector fotovoltaico es el de Holaluz. Con un agujero bursátil de 52 millones de euros, una lucha interna latente y sólo tres meses para aflojar la soga de la deuda, el futuro de la empresa de autoconsumo pende de un hilo.
Aunque la llegada de las primeras pérdidas a finales de 2022 ya auguraba un mal porvenir para Holaluz, no fue hasta octubre de 2023 cuando el estallido de la crisis se escuchó en el mercado. Entonces, la empresa catalana presentó unas cuentas semestrales tintadas de rojo, que le llevaron a anunciar el despido de 200 trabajadores pocas semanas después.
Pero la crisis se agudizó cuando la cotizada comunicó al mercado, en abril de 2024, que estaba negociando la obtención de financiación por 21 millones, entre ellos 10 millones de un préstamo del Institut Català de Finances, la entidad financiera pública de la Generalitat.
Poco después, al igual que ha ocurrido con Soltec, un retraso en la presentación de sus cuentas anuales llevaba al BME Growth a suspender a Holaluz de cotización. Detrás del aplazamiento estaba la negativa de los fondos Axon Capital y Geroa Pensioak —accionistas con el 22% del capital y administradores de la comercializadora— a firmar las cuentas.
En junio, tras su junta general de accionistas, Holaluz compartió con el mercado su decisión de expulsar de la administración a los consejeros rebeldes y anunció la apertura de una batalla judicial. Así, paralelamente a la crisis financiera Holaluz, se desataba una guerra interna.
Según la documentación aportada ese mes, la compañía ha reducido su deuda financiera neta en 8,2 millones de euros, al pasar de los 65,4 millones que adeudaba al cierre de 2023 hasta los 57,2 millones de euros al cierre de abril. Además, ha renovado un pagaré de 7 millones de euros que vencía este mismo viernes por dos años más y ha recibido un total de 8,1 millones en financiación.
Hasta el día de hoy, Holaluz sigue haciendo frente a la presión de la deuda, pero ha logrado ganar tres meses de margen. En los últimos días, la empresa ha anunciado un acuerdo con la mayoría de sus acreedores. Algo que le da un respiro.
Es conocido también el caso de SolarProfit, una empresa cotizada en el BME Growth y especializada en autoconsumo fotovoltaico, que está atravesando una grave crisis financiera.
La compañía anunció en abril preconcurso de acreedores. Como parte de sus medidas de ajuste, SolarProfit anunció un ERE que afectará al 90% de su plantilla, despidiendo a unos 405 de sus 450 trabajadores.
La empresa atribuyó sus dificultades a la ralentización de la demanda en el sector residencial de instalaciones fotovoltaicas y a la caída de los precios de la energía, lo que ha resultado en menores ingresos y la acumulación de importantes pérdidas, con un ebitda negativo de 33 millones de euros en 2023.
Empresas europeas
El mal desempeño de las empresas referentes en la industria fotovoltaica se extiende en toda Europa. SMA Solar, fabricante de inversores solares con sede en Alemania, anunció la pasada semana un plan de reestructuración para conseguir ahorros de costes de entre 150 y 200 millones de euros.
El plan pasará por adecuar la estructura organizativa y operativa de la empresa, por un lado, y el reposicionamiento estratégico en el mercado, por otro. “Para que SMA pueda seguir siendo parte integral de la transición energética global, ahora debemos posicionarnos mejor y estar preparados para el futuro”, dijo Jürgen Reinert, presidente y director general de SMA.
En Suiza, el fabricante de módulos fotovoltaicos Meyer Burger también ha atravesado apuros financieros. La compañía anunció la pasada semana que reducirá casi una quinta parte de su plantilla y cambiará a los miembros de su dirección mientras intenta volver a ser rentable frente a la dura competencia de sus rivales chinos.
En este caso, el plan de salvación pasa por eliminar aproximadamente el 19% de los puestos de trabajo (200 trabajadores) del total de 1.050 empleados para finales de 2025. Ya en marzo, Meyer Burger reportó pérdidas de 310 millones de euros para el ejercicio 2023 y achacó el resultado al incumplimiento de los objetivos de ventas por una “grave reducción de los precios en el mercado solar europeo”.
La mala evolución del sector ha llegado a traducirse en quiebras en el peor de los casos. Así sucedió en la primera mitad del año con la neerlandesa Exasun. La empresa se declaró en concurso de acreedores y atribuyó su decisión al aumento de los costes de producción por el cierre de los mercados de Estados Unidos e India ante la elevada oferta de los paneles solares chinos.
Esto provocó un excedente en el mercado europeo y la consiguiente caída de más del 50% en los precios de venta de los módulos, lo que afectó negativamente a su negocio. “Esto se tradujo en márgenes negativos y la paralización de la construcción de viviendas nuevas en Europa, nuestro principal mercado, reforzó este impacto negativo”, afirmó el fabricante.
Otra quiebra la protagonizó Norwegian Crystals, productor de lingotes de silicio, componente clave en la fabricación de paneles fotovoltaicos. La compañía noruega, que llevaba meses en busca de financiación para cumplir con su plan de crecimiento -quería ampliar su producción anual de 500 MW a 4 GW y pasar de 50 a 700 personas-, tuvo que declararse en suspensión de pagos al no poder reunir el capital suficiente pese a recabar el respaldo de algunos pequeños accionistas.
"Desafortunadamente, la importancia de la producción de silicio monocristalino y de Glomfjord como lugar de producción para la industria noruega y las ambiciones europeas en el campo de la energía sostenible se reconocieron demasiado tarde", afirmó la dirección en un comunicado.
Cabe destacar también el cierre de la fábrica de Dresde (Alemania) de Solarwatt, el fabricante regional de placas solares y buque insignia del sector solar fotovoltaico europeo. Esta decisión, que afectará a unos 190 puestos de trabajo —Solarwatt emplea a 750 personas en Europa—, también es fruto de la presión china.
Igualmente, en Alemania, FPM Projektmanagement inició a principios este mes un procedimiento preliminar de insolvencia. La empresa, uno de los mayores promotores solares de Alemania, tuvo que declararse en quiebra debido a reclamaciones de indemnización ascienden a millones por los retrasos en la construcción de un proyecto importante.
También en Noruega, Otovo, una compañía de autoconsumo centrada en la instalación de paneles solares para el mercado residencial, ha anunciado hace apenas unos días un programa de reducción de costes de hasta 225 millones de coronas noruegas (19 millones de euros al cambio actual).
La Junta Directiva de la compañía añadió que el número de empleados se reducirá a unos 200 desde los 366 actuales. Sobre este último punto, la selección de los empleados afectados se realizará este mes de septiembre, cuando se producirán la mayoría de salidas.
No son las únicas. Son muchas las empresas españolas y europeas que han afrontado en el último año retos financieros o impactos negativos sobre sus acciones en bolsa. EiDF, Solaria, Recom, EC Solar, Norsun... son algunos de los nombres que aparecen en esta lista.