La ejecución de este veto por parte de alguno de los países europeos habilitaría a las compañías energéticas europeas a alegar fuerza mayor por cambio de normativa para salir de contratos con proveedores rusos sin incurrir en costos de penalización.

Tras la invasión de Ucrania, que tuvo lugar en febrero de 2022, Rusia utilizó el suministro de gas natural como una medida de presión frente a Europa. Vladímir Putin manipulaba los mercados a través de interrupciones deliberadas gracias a la vulnerabilidad y dependencia de ese suministro de la Unión Europea y sus Estados miembros. A su vez, Rusia empleaba los ingresos provenientes de las ventas de gas natural para financiar la guerra en la frontera de la Unión Europea.

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"A fin de atenuar la repercusión de tales acontecimientos, los Estados miembros, de manera excepcional, deben poder adoptar medidas proporcionadas para limitar temporalmente y ex ante la solicitud de capacidad por parte de un usuario individual de la red en los puntos de entrada y en las terminales de GNL para entregas desde la Federación de Rusia y Bielorrusia, cuando sea necesario para proteger sus intereses esenciales en materia de seguridad", recoge el texto aprobado. 

"Estas medidas temporales deben poder renovarse cuando esté justificado", señala el texto. Además, se trata de una medida que únicamente se podrá aplicar a la Federación de Rusia y Bielorrusia. "Tales limitaciones no deben ser contrarias a las obligaciones internacionales de la Unión o de sus Estados miembros y deben ajustarse a lo dispuesto en el artículo XXI del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio", prosigue.

Los países europeos que veten la entrada de gas ruso en sus terminales deberán consultar a la Comisión. Adicionalmente, también tendrán que consultar a los Estados Miembros cuyo suministro pueda verse afectados por la falta esta prohibición, así como a las "Partes contratantes de la Comunidad de la Energía, a las Partes contratantes del Acuerdo sobre el Espacio Económico Europeo y al Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte".

Tras la aprobación por parte de la Eurocámara, estas normas tendrán que ser adoptados formalmente por el Consejo Europeo antes de su publicación en el Diario Oficial.

Caso de España

España, junto con Bélgica y Francia, se convirtió en uno de los principales puntos de entrada para el gas natural licuado ruso hacia Europa, luego de que Rusia redujera el suministro a través de gasoductos tras su invasión de Ucrania en 2022. Esta situación marcó un cambio significativo en las rutas de suministro de gas ruso hacia el continente.

Según el informe anual de 2023 de la Corporación de Reservas Estratégicas de Productos Petrolíferos (Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico), España recibió casi 72.700 gigavatios-hora (GWh) de gas natural procedente de Rusia en 2023, lo que representa un aumento del 29,8% respecto a 2022 y casi el doble que en 2021.

La mayoría del gas natural que llega de Rusia procede de contratos a largo plazo con Yamal LNG, un consorcio liderado por la empresa privada rusa Novatek y en cuyo accionariado hay capital europeo y de otros países.

La vicepresidenta tercera y ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, ha instado en varias ocasiones a las empresas energéticas españolas a diversificar las fuentes de suministro de gas licuado y a abstenerse de firmar nuevos contratos de importación de GNL ruso en España.

Asimismo, Ribera ha pedido en Bruselas una posición común a nivel de la Unión Europea sobre "cómo reducir o prohibir" las importaciones de gas, incluido el GNL, procedentes de Rusia "cuanto antes".