Una fábrica de la siderúrgica Celsa.

Una fábrica de la siderúrgica Celsa.

Observatorio de la Energía

El nuevo equipo directivo de Celsa ve difícil mantener las inversiones previstas por falta de dinero en caja

El grupo siderúrgico comienza una nueva etapa bajo el control de los fondos acreedores, que han reducido la deuda de la compañía en 1.450 millones.

7 diciembre, 2023 02:08

Nuevos tiempos para el grupo siderúrgico Celsa. El plan de reestructuración de la compañía se cerró el pasado viernes 1 de diciembre tras la toma de control de la empresa por parte del grupo de fondos acreedores (que representa alrededor del 70% de su deuda). Una nueva etapa en la que la falta de caja puede provocar que no se lleven a cabo todas las inversiones programadas.

Tras el cambio de dueños, la nueva dirección de Celsa, representada por el presidente, Rafael Vilaseca, y el consejero delegado en funciones, Sergio Vélez, convocó a los representantes sindicales de UGT y CCOO para presentarles la nueva estrategia de la compañía.

Una reunión en la que les reconocieron que, pese a que su objetivo es reflotar la empresa, la cantidad de dinero que hay actualmente en caja dificultará seguir con muchas de las inversiones previstas.

[Los fondos acreedores toman el control de Celsa tras homologar el juez su plan frente al de los Rubiralta]

"Aún así, hay cierta tranquilidad entre los trabajadores, porque la reunión fue cordial y nos aseguraron que su intención es reflotar la empresa adquiriendo y respetando los compromisos que ponga el Gobierno", señalan las fuentes sindicales a EL ESPAÑOL-Invertia.

Sin embargo, desde el comité de empresa también aseguran que "estarán pendientes para ver si las expectativas son buenas". "Sabemos que los fondos entran suave siempre. El camino se hace andando y habrá que ir viéndolo y estar ahí", agregan.

También la directiva del grupo siderúrgico les confirmó "el despido de Francesc Rubiralta, que se produjo el mismo lunes 4 de diciembre", una decisión que ya se conocía desde hace semanas. Rubiralta había sido hasta entonces el presidente y representante de la familia fundadora y expropietaria del grupo.

Ahora los nuevos responsables de Celsa deben reflotar la compañía, que acumula una deuda de unos 4.000 millones de euros, aunque también han puesto en valor el hecho de que se haya aplicado una quita de 1.450 millones de euros a la deuda.

Transición energética

Una vez que los fondos se han hecho con el control de Celsa, el grupo industrial se enfrenta ahora al reto de dar continuidad a sus cerca de 10.000 trabajadores, mantener su objetivo de fabricar acero circular y de bajas emisiones y convertirse en el líder de la producción de acero verde a partir de chatarra gracias a la energía renovable.

"El objetivo para los trabajadores es seguir adelante y que no paralicen lo que es la marca Celsa Group en cuanto a la transición energética justa. Es una empresa estratégica y punta de lanza dentro del sector para alcanzar los objetivos de la Agenda 2030", continúan las fuentes.

Instalaciones de Celsa.

Instalaciones de Celsa.

Además, reclaman que "se mantenga el empleo de calidad y estable sin segregaciones del grupo", así como que se cree un plan industrial con la participación de los trabajadores "para que puedan verse reflejado en él y ser testigo de la recuperación de la empresa".

La industria siderúrgica europea sufre desde hace tiempo el frenazo de la economía mundial. Las adversas perspectivas macroeconómicas, junto con la débil recuperación de China, que no termina de remontar tras la pandemia de la Covid-19, han provocado una caída de la demanda que afecta al consumo de materias primas.

Industria en horas bajas

En este contexto, la nueva cúpula directiva de Celsa ha trasladado a los sindicatos que "después de dos años extraordinarios", el sector siderúrgico se encuentra "contraído y ha bajado el volumen de ventas".

Y aunque "La Nueva Celsa (como ellos se denominan) cuenta con menos cantidad de dinero en caja, y esto dificultará seguir con muchas inversiones programadas, la ven viable y por ello han aceptado el reto de dirigirla", dicen los sindicatos sobre las intenciones de la nueva dirección.

El horizonte pinta prometedor. Según el informe de demanda de acero 'Short Range Outlook (SRO)' para 2023 y 2024 de la Asociación Mundial del Acero (Worldsteel), habrá un repunte de 2,3% para alcanzar 1.822,3 Mt con datos anuales de 2023.

Y en 2024, la demanda de acero crecerá un 1,7% para alcanzar 1.854 Mt, aunque las altas tasas de interés continuarán pesando sobre la misma. El próximo año, se espera que el crecimiento se acelere en la mayoría de las regiones, aún con una desaceleración de la economía china.