La comisaria de Energía, Kadri Simson; el ministro de Energía checo, Jozef Síkela; y la vicepresidenta tercera, Teresa Ribera, durante una reunión del Consejo de Energía

La comisaria de Energía, Kadri Simson; el ministro de Energía checo, Jozef Síkela; y la vicepresidenta tercera, Teresa Ribera, durante una reunión del Consejo de Energía UE

Observatorio de la Energía

La UE lanza un 'tope al gas' plagado de excepciones que ponen en duda su aplicación y su utilidad para bajar precios

El nuevo mecanismo tiene tantas excepciones y salvaguardas que es muy improbable que llegue a activarse.

20 diciembre, 2022 03:15

"Convocaremos todos los Consejos de Energía que sean necesarios". Este es el irónico lema que figura en la sudadera blanca que el ministro checo, Jozef Síkela, ha regalado a la vicepresidenta tercera, Teresa Ribera, y al resto de colegas europeos en homenaje a su arduo trabajo de los últimos seis meses. Al final se han celebrado un número récord de seis reuniones (la mayoría extraordinarias) y en la última ha habido fumata blanca: un acuerdo para imponer un tope de 180 euros al precio del gas importado.

Pero nadie tiene muy claro si todo este esfuerzo servirá para algo o ha sido tiempo perdido porque el tope nunca va a aplicarse. El nuevo 'mecanismo de corrección del mercado del gas' funcionará con una doble llave de seguridad. Se activará de forma automática cuando, durante 3 días consecutivos, el precio en el mercado TTF holandés alcance 180 euros por megavatio hora (MWh). Pero debe cumplirse también un segundo requisito: que el precio supere en 35 euros la referencia de los mercados globales de gas natural licuado (GNL). Esta especie de prima servirá para que la UE "mantenga el atractivo" para los productores frente a la competencia de los mercados asiáticos, sostiene Ribera. 

Al margen de que los umbrales de activación son ya de por sí elevados (el gas ha cotizado en los últimos días alrededor de 130 euros MWh y este lunes estaba en 110 euros), el mecanismo incluye una larga lista de salvaguardas (tanto previas como a posteriori) que ponen en duda su eficacia en un escenario real. Unas excepciones que se han incluido a petición de Alemania y Holanda, los países más hostiles al tope al gas. "La Comisión está dispuesta a suspender ex ante la activación del mecanismo, si un análisis del Banco Central Europeo, la Autoridad Europea de Mercados (ESMA) y la Agencia de  de Cooperación de los Reguladores de la Energía (ACER) muestra que los riesgos superan los beneficios", ha dicho la comisaria de Energía, Kadri Simson.

[La UE alcanza un acuerdo de mínimos para fijar un tope al precio del gas: 180 euros/MWh]

Además, el tope al gas se suspenderá de inmediato si hay un descenso de la llegada de GNL a la UE que afecte a la seguridad de suministro, si se produce un incremento importante de la demanda o también si se registra inestabilidad de los mercados financieros, en particular por detectarse un incremento de los requerimientos de garantías ('margin calls') a las empresas que operan en los mercados organizados de gas.

De hecho, el mecanismo parece diseñado para no utilizarse nunca. Y así lo han reconocido varios ministros tanto de países que están a favor, como Bélgica, como de los que están en contra, como Holanda. "El papel del mecanismo es intervenir cuando los precios del gas alcanzan niveles irracionales, como ocurrió en agosto de 2022. Por eso, espero que este tope no se active nunca. En este sentido, funciona como el airbag en un coche, está ahí para protegernos sólo si tenemos un accidente", ha dicho la ministra de Energía belga, Tinne Van der Straeten.

El ministro checho de Energía, Jozef Síkela, con su sudadera de 'Convocaremos todos los Consejos de Energía que sean necesarios'

El ministro checho de Energía, Jozef Síkela, con su sudadera de 'Convocaremos todos los Consejos de Energía que sean necesarios' UE

Pese a todas estas salvaguardas, Holanda y Austria se han abstenido y Hungría ha votado en contra. Alemania sí se ha sumado a la mayoría. "Creo que los Estados miembros pueden hacer muchas cosas para evitar la activación del mecanismo de corrección: mediante las compras conjuntas y garantizando que no competimos unos contra otros en el mercado internacional. Esta fue la principal razón de la escalada de precios en verano", sostiene su homólogo holandés, Rob Jetten, que se abstuvo (en lugar de votar en contra) en reconocimiento al enorme esfuerzo para buscar el consenso de todos los ministros de Energía.

"Soy bastante escéptico de que poner un tope sea el camino correcto. Pero ahora lo hemos acordado y está bien porque tenemos muchas salvaguardas y mecanismos para vigilarlo todo y cláusulas de exclusión si vemos daños que pongan en riesgo la seguridad de suministro", ha dicho el vicecanciller alemán, Robert Habeck, que al final ha votado a favor del mecanismo de corrección de precios.

Para Síkela, el tope al precio del gas funcionará como un "freno de emergencia temporal" ante episodios de precios excesivos. Por su parte, la comisaria de Energía insiste en que se trata de una herramienta para prevenir episodios de precios disparados como los de agosto, pero no de una medida estructural para regular los precios en el mercado de la UE.

"No es fácil entender el impacto final del tope al precio del gas, teniendo en cuenta todas las salvaguardas incluidas. De todos modos, esto no es una solución milagrosa. Los países de la UE deben centrarse en respuestas reales a la crisis como, por ejemplo, la reducción de la demanda e impulsar la transición verde", sostiene Simone Tagliapietra, investigador del think tank económico Bruegel.

El nuevo mecanismo entra en vigor a partir del 15 de febrero de 2023. En paralelo, la Autoridad Europea de Mercados y la Agencia de Cooperación de los Reguladores de la Energía prepararán una evaluación de impacto, cuyos resultados finales se conocerán el 1 de marzo. Holanda ha justificado su abstención con el argumento de que esta evaluación debería estar lista antes de la entrada en vigor del control de precios.

La vicepresidenta tercera reconoce que el tope al precio de gas está pensado únicamente "para las situaciones excepcionales". Pero defiende que se trata de "una señal a los mercados internacionales sobre cuál es el precio máximo al que Europa está dispuesta a pagar el gas" y al mismo tiempo "asegurar que existe una protección suficiente para los consumidores europeos". 

"Este acuerdo indica claramente que Europa no está dispuesta a pagar cualquier precio por el gas y que es capaz de actuar unida para garantizar su seguridad energética", ha subrayado la comisaria de Energía.