La vicepresidenta tercera, Teresa Ribera, conversa con sus homólogas de Bélgica y Francia durante una reunión de ministros de Energía.
La UE trata contrarreloj de salvar los últimos escollos para acordar el tope del gas
España y sus aliados mantienen el bloqueo sobre los reglamentos de compra conjunta de gas y permisos de renovables como medida de presión.
19 diciembre, 2022 03:03Tras varios intentos fallidos, a los ministros de Energía de los Veintisiete no les queda ningún tipo de escapatoria. Sus superiores directos, los jefes de Gobierno de la Unión Europea (UE), les han dado instrucciones categóricas e inequívocas. Deben llegar a un acuerdo sobre el tope al gas "para proteger a los ciudadanos y la economía frente a precios excesivamente elevados", según figura en las conclusiones del Consejo Europeo. Y se les ha puesto un plazo improrrogable para cerrar el pacto: este lunes 19 de diciembre.
El tope al precio del gas importado enfrenta desde hace meses a dos bandos irreconciliables. Por un lado, España y otros 14 países (entre ellos Francia, Italia o Polonia) sostienen que esta medida es de vital importancia para rebajar la factura de la luz.
La vicepresidenta tercera, Teresa Ribera, ha llegado hasta el punto de bloquear la aprobación de otros dos reglamentos de la UE (sobre compras conjuntas de gas y sobre permisos para renovables) como medida de presión a Alemania y Holanda.
[Los líderes europeos exigen a sus ministros de Energía que pacten el tope al gas el próximo lunes]
Y es que el bando contrario lo lideran precisamente Berlín y La Haya (con apoyos más tibios de Austria, Dinamarca, Luxemburgo y Estonia). Estos países alegan que el tope al gas pone en riesgo la seguridad de suministro para Europa, ya que los productores pueden desviar fácilmente sus buques metaneros a otras regiones del mundo que paguen precios más altos, en particular Asia.
Después de meses de intensos debates, Alemania y Holanda se han resignado a que exista un tope al precio del gas (o 'mecanismo de corrección del mercado', como se llama en jerga bruselense). El motivo es claro: no han logrado una minoría de bloqueo suficiente para matar esta iniciativa. Así que desde hace semanas todos sus esfuerzos se concentran en reforzar las salvaguardas y excepciones para que el tope nunca llegue a aplicarse en la práctica.
A ello dedicaron todos sus esfuerzos en la penúltima reunión de ministros de Energía celebrada el pasado martes, que acabó en fracaso. No obstante, allí se pactaron ya la mayoría de parámetros del tope al precio del gas.
Por ejemplo, su ámbito de aplicación: el principal mercado europeo (el TTF holandés) y otros hubs regionales, pero no el comercio al contado (OTC), en el que se negocian y firman contratos bilaterales individuales al margen de cualquier mercado, como pedía España.
El vicecanciller alemán, Robert Habeck, conversa con el ministro de Energía holandés, Rob Jetten, durante la reunión del pasado martes
Los ministros de Energía también han reforzado los criterios para la desactivación automática del tope al gas. "Si el mecanismo no funciona correctamente o daña la seguridad de suministro o la estabilidad en los mercados financieros, necesitamos criterios objetivos para desactivarlo. Y nos hemos puesto de acuerdo sobre estos criterios objetivos. Eso es un gran paso adelante", presumía el ministro de Energía holandés, Rob Jetten.
"Sólo hay un problema abierto para la negociación, que es el nivel de precios que activa el mecanismo", ha dicho el ministro de Energía checo, Jozef Síkela, cuyo país ocupa la presidencia semestral de la UE. "Debemos garantizar que la situación de este agosto no se repita", argumenta.
En su propuesta original, la Comisión de Ursula von der Leyen planteó que el mecanismo de corrección del mercado sólo se activaría si el precio del gas superaba los 275 euros por megavatio hora (MWh) durante dos semanas seguidas. Unos umbrales que ni siquiera se alcanzaron durante la crisis de precios de agosto, cuando el gas marcó un máximo histórico de casi 320 euros/MWh.
Este precio máximo contentaba a Alemania, pero desencadenó una rebelión de España y sus aliados precisamente por considerarlo "inaplicable". La contraoferta de los países partidarios del tope al gas fue de 160 euros/MWh, demasiado baja para holandeses y alemanes.
La comisaria de Energía, Kadri Simson, durante la reunión del pasado martes
La presidencia checa de la UE, que actúa de mediadora, propuso como solución de compromiso la semana pasada un rango de entre 200 y 220 euros/MWh, que para la vicepresidenta Ribera sigue siendo demasiado alto.
"Es un precio elevadísimo, que los mercados podrían interpretar como el precio al que orientar la venta de gas en Europa con carácter general y de forma normalizada. Y a nosotros nos parece un error", sostiene. En los últimos días, el precio del gas en el TTF holandés ha oscilado entre 150 y 115 euros/MWh.
La última oferta de la presidencia checa, que estudiarán este lunes los ministros de energía de los Veintisiete, fija el precio de activación en 188 euros.
Para activarse, el mecanismo de corrección del mercado de gas cuenta con una doble llave de seguridad. El precio del gas no solo deberá superar el umbral máximo que al final se establezca, sino que además deberá marcar un diferencial de 35 euros respecto al mercado internacional del gas natural licuado, precisamente para evitar fugas de metaneros hacia Asia.
Bruselas había propuesto originalmente una cifra mucho más alta (58 euros), pero los ministros de Energía ya han alcanzado un consenso sobre esta alternativa planteada por la presidencia checa.
