Una central nuclear.

Una central nuclear. Invertia

Observatorio de la Energía

Quién gana y quién pierde cuando la Unión Europea acepta que el gas y la nuclear son energías verdes

No solo es una cuestión de lobbies o sectores industriales, la fuerza de los países con más peso ha presionado para salirse con la suya.

7 febrero, 2022 03:00

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La decisión de la Comisión Europea de incluir la energía nuclear y el gas natural como inversiones verdes ha creado mucha polémica y enfrentado a sectores, industria y países miembros. La realidad es que tiene que ver con las necesidades energéticas de Alemania y Francia, ya que dependen del gas y de la nuclear respectivamente para dar seguridad a sus sistemas eléctricos.

Hace solo unos días, Alemania cerró la mitad de sus seis plantas de energía nuclear aún operativas como parte de su compromiso de eliminar toda la energía nuclear para 2022 y el carbón tiene los días contados, así que no le queda otra que apoyarse en el gas. Un gas que depende en un porcentaje muy elevado de Rusia, que presiona a la UE en las fronteras de Ucrania.

En el caso de Francia, su generación eléctrica se basa en energía nuclear, alrededor del 70% de su mix proviene de estas centrales. En la actualidad, tiene 45 reactores nucleares en activo y su presidente Emmanuel Macron ha prometido que construirá nuevas centrales. 

Pero, ¿por qué levanta tantas ampollas esta cuestión? Porque al considerar nuclear y gas energías verdes se supone que podrán beneficiarse de inversiones públicas y privadas en condiciones favorables, es decir, se repartirá más la tarta de los fondos de la transición energética. 

Y bajo este contexto perdería España, donde los recursos renovables (solar, eólico e hídrico) son enormes. Sin embargo, no está todo perdido. Ahora tras la publicación del texto definitivo, el Parlamento Europeo tiene la posibilidad de rechazarlo por mayoría simple de votos en el plazo de cuatro meses.

Los expertos, en contra

La posición de Europa se ha encontrado con el rechazo mayoritario de los expertos, tanto de medioambiente como de finanzas sostenibles. Es el caso de Marcos Eguiguren, director de la  Cátedra en Finanzas Sostenibles  de la UPF Barcelona School of Management."La CE aprueba dar la etiqueta verde al gas y a la nuclear por equilibrios políticos. Lo hace porque la generación eléctrica de Francia se basa en energía nuclear en un gran porcentaje, la presión francesa ha sido muy grande para que la nuclear sea considerada verde".

"Y lo mismo podemos decir de Alemania y el gas natural, con las plantas de ciclo combinado alimentadas por gas, con permiso de Putin. Esta decisión es puramente un equilibrio político, ya que la CE se debe a los Estados miembros y ha tenido esta deferencia con los dos grandes. Y todo esto absolutamente en contra del criterio del grupo de expertos en finanzas sostenibles".

Un análisis que coincide con el del abogado experto en el sector energético José Luis Casajuana, del despacho JL Casajuana Abogados. "Atendiendo solo a su definición, se considera energía verde a la renovable, a la que no consume recursos naturales finitos, y tanto el gas como la nuclear, que necesita de uranio para su producción, no serían energías verdes".

"La Comisión Europea hace trampa y confunde energía verde y energía limpia", continúa el abogado José Luis Casajuana. "Pero porque hay una lucha política entre los países por ver quién se queda con el trozo del pastel de las inversiones".

También, en la misma línea, opina Ana Barillas, head of Iberia en la consultora internacional Aurora Energy Research: "Es un tema bastante político. Cada país tiene que cubrir sus necesidades energéticas en función de sus diferentes recursos", explica a este diario.

El sector fotovoltaico español integrado en la asociación UNEF, Unión Española Fotovoltaica, también rechaza que la energía nuclear y el gas se etiqueten como verdes y pide a la UE que se concentre en la energía solar y otras fuentes verdaderamente verdes.

Para la Asociación, incluir el gas y la energía nuclear supone restar recursos a las fuentes verdaderamente renovables, algo que también frenaría la necesaria inversión en almacenamiento, hidrógeno, redes inteligentes y otras innovaciones que pueden permitir una mayor flexibilidad en la gestión de la demanda energética.

Una opinión que se hace extensible a toda Europa, porque, según José Donoso, presidente del Consejo Solar Global, "esta propuesta es motivo de profunda preocupación, ya que alargará el periodo de transición hacia las energías limpias más de lo necesario. Está muy claro que el gas y la energía nuclear no son ecológicos".

"La energía nuclear y el gas fósil no son energías verdes", dice por su parte Florent Marcellesi, coportavoz de Equo/Los Verdes y ex diputado europeo. "Los residuos nucleares son un riesgo para las personas y el medio ambiente durante siglos".

"Y el gas crea cambio climático emitiendo CO2 y metano. Clasificar estas energías sucias como sostenibles es puro greenwashing de la Comisión Europeo y contradice el Green Deal europeo y el Acuerdo de París. Los Verdes europeos plantearemos cara dentro del Consejo y dentro del Parlamento para revertir esta propuesta tóxica e incoherente".

Posición de España

Nuestro país solo contó con tres aliados, Dinamarca, Austria y Luxemburgo, para evitar la inclusión de ambas energías. Y ahora la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, ha avanzado que España no financiará nuevas centrales nucleares ni nuevas infraestructuras de gas aunque ambas energías se consideren 'verdes' en la regulación europea, tras la decisión de la Comisión.

Incluso ha anunciado que el Gobierno estudiará si recurrir ante el TJUE (Tribunal de Justicia de la Unión Europea) la decisión de la Comisión sobre energías verdes, aunque cada país podrá seguir decidiendo qué mix energético quiere usar.

En opinión de Ribera, la Comisión Europea debe dejar fuera el gas de la configuración de precios de la electricidad por la diferencia de costes: "Estamos en condiciones de adoptar medidas, aunque sean temporales, para que no se contagie el precio del gas al precio de la electricidad. Es verdad que ahí a Europa le cuesta mucho moverse y más si son medidas de calado".

Y mientras la cuestión enfrenta a los países europeos, hoy, lunes 7 de febrero, Josep Borrell, Alto Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, y Kadri Simson, comisaria de Energía, se reúnen en Washington (EEUU) con el secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, y la secretaria de Energía, Jennifer Granholm, para hablar de sanciones a Rusia, incluida la cancelación de Nord Stream 2.