La vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño, interviene durante una sesión de control al Gobierno, en el Congreso de los Diputados, a 8 de febrero de 2023, en Madrid (España).

La vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño, interviene durante una sesión de control al Gobierno, en el Congreso de los Diputados, a 8 de febrero de 2023, en Madrid (España). Gabriel Luengas Europa Press

Distribución

Por qué la cesta de la compra de Nadia Calviño no coincide con la realidad del 'súper'

Los elevados costes de producción y las cosechas más reducidas influyen en que los precios sigan altos y no se aprecie la bajada del IVA.

9 febrero, 2023 03:07

La vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño, afirmó ayer en el Congreso de los Diputados que ya nota en su cesta de la compra la rebaja del IVA en algunos alimentos aprobada por el Gobierno y aplicada desde el 1 de enero. Sin embargo, muchos consumidores no aprecian esa reducción real a la hora de pagar en el ‘súper’

¿Quiere decir eso que los supermercados no están aplicando la bajada del IVA? La gran distribución, en general, está aplicando esa bajada del gravamen a pesar de las denuncias de algunas asociaciones de consumidores. Sin embargo, el propio funcionamiento de la cadena alimentaria es el que está provocando que algunos precios crezcan más que lo que supone la bajada del IVA.

El origen del problema está en el primer eslabón de la cadena: el productor. Pero más concretamente en los costes de producción que “siguen siendo muy altos”, señala Miguel Padilla, secretario general de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG).  

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Hablamos del precio de los insumos agrarios (fertilizantes, semillas…), materias primas, luz, combustible o plástico. Algo que sigue en la misma línea de 2022 y parte de 2021 haciendo que, en el último año y medio, hayan subido un 55%. 

Estos costes se van trasladando al resto de eslabones de la cadena alimentaria a medida que los productos van alcanzado el final de su recorrido: la venta al consumidor a través de la distribución. Esta, a su vez, también soporta otros costes como el elevado precio de la luz, el transporte o el impuesto al plástico

¿Quiere eso decir que no se nota nada la bajada del IVA en ni un solo alimento? Pues depende de cada producto, pero es cierto que su impacto puede ser menor al esperado. “Las materias primas y los insumos siguen subiendo y el consumidor final no lo va a notar o lo va a hacer en menor medida que la rebaja del IVA”, reconocen desde Nielsen IQ. 

Recordemos que se trata de una rebaja del IVA del aceite y de la pasta del 10% al 5% y de los alimentos de primera necesidad del 4% al 0%. Dentro de estos encontramos el pan, las harinas, la leche, los quesos, los huevos, las frutas, verduras, hortalizas y legumbres. 

Precios en origen

Como decíamos, en algunos productos se ve menos y en otros más. Lorenzo Ramos, el secretario general de Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA) reconoce que hay alimentos que recuperan precios de años atrás y, por tanto, suben como el aceite, la leche, las frutas y las hortalizas. 

Según el 'Boletín semanal de coyuntura' que elabora el Ministerio de Agricultura, en la última semana actualizada (del 23 al 29 de enero de 2023) la berenjena sube un 71,14% su precio en origen con respecto a la anterior semana; la lechuga, 17,69%; y, la clementina, un 4,73%.

Vegetales.

Vegetales. Sansoja Pixabay.

Sin embargo, hay otros que descienden, como el trigo blando panificable (necesario para elaborar pan) que cae un 1,57%.

Si comparamos la última semana de enero de 2023 con la de 2022 con los mismos productos, encontramos que el precio de la clementina crece un 52,3%, el de la berenjena un 14,52% y el del trigo blanco lo hace un 9,7%; mientras que el de la lechuga cae un 1,88%. La leche, por ejemplo, pasa de los 0,351 euros el litro en 2022 a los 0,569 en 2023.

Menores cosechas

Además de los costes de producción, el menor volumen de producción o cosechas más reducidas por las sequías también explican los elevados precios. Y aquí, en concreto, hay un alimento que refleja a la perfección este problema: el aceite de oliva. La campaña de este año ha sido mucho más reducida que la del año anterior, aunque los costes de producción han sido los mismos. 

Desde COAG aseguran que ha disparado el coste de producción de un kilo de aceite de oliva virgen extra a 8 euros y que incluso en ocasiones venden a pérdidas. Aunque en origen, su precio marcó los 5,22 euros en la última semana de enero frente a los 3,28 euros de la misma semana de un año anterior. 

Imagen de archivo de un tractor trabajando el campo.

Imagen de archivo de un tractor trabajando el campo. Reuters

De hecho, esto ha hecho que entre olivareros y envasadores y productores estalle una pequeña batalla. Estos últimos aseguran que los precios en origen de producción han subido un 60% mientras que los precios al consumidor final lo han hecho en un 35%.

La explicación es que parte de la industria está asumiendo esas subidas en el campo sin repercutir al consumidor. Algo que no evita que el consumo nacional vaya a caer porque el usuario elija, por ejemplo, el aceite de girasol por ser más barato. Lo mismo ocurre con las exportaciones, que están en caída libre. 

300 Millones en fertilizantes

A sabiendas de esta situación en el campo, el Consejo de Ministros aprobó la semana pasada una ayuda de 300 millones de euros para la compra de fertilizantes en el sector primario. Una ayuda que pretende hacer frente a los altos precios de estos productos y rebajar los costes de producción en el campo con la vista puesta en que esto tenga impacto en la cesta de la compra bajando sus precios. 

El propio ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, dejaba claro el mensaje: “Esta medida de apoyo supone que podrán disminuir el coste de los fertilizantes y esto tendrá en la cadena agroalimentaria un reflejo en el consumidor final”.

Desde el Ministerio calculan que el gasto en fertilizantes es “dos o tres veces superior a los del inicio de la guerra”. En total supone 2.000 millones de euros anuales y el 8% de los gastos de un agricultor o ganadero (el segundo gasto tras el pienso). Esta medida, además, ayudará a mantener el volumen de las cosechas. Desde COAG y UPA han celebrado este paso, aunque les parece “insuficiente”.

Llegados a este punto, la pregunta del millón es cuándo bajarán los costes de producción para que se note la rebaja del IVA y, por tanto, caiga la inflación de los alimentos. Desde UPA aseguran que ya deberían bajar y achaca a la especulación esta situación de precios disparados. Por su parte, COAG tiene la esperanza de que sea el próximo mes. Pero lo cierto es la incertidumbre domina el momento actual. 

De momento, habrá que esperar al dato del IPC de enero que se conocerá la próxima semana y ver el impacto de la bajada del IVA. El dato anterior no fue bueno. En diciembre, el precio de los alimentos se disparó un 15,7%