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El Gobierno cede competencias para supervisar fusiones bancarias al BdE y el BCE: pros y contras para el sector
La opa echada por tierra de BBVA sobre Banco Sabadell ha supuesto un antes y un después para la banca española.
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La opa echada por tierra de BBVA sobre Banco Sabadell ha supuesto un antes y un después para la banca española, la instituciones supervisoras y la normativa bajo la que se rigen el sector y las operaciones corporativas que tienen lugar en él.
El Gobierno anunció que va a ceder ciertas competencias relativas a la supervisión de fusiones y adquisiciones bancarias al Banco de España y al Banco Central Europeo (BCE). Esta decisión responde a una advertencia de la Comisión Europea por el intento fallido de BBVA de adquirir el Sabadell.
Cabe recordar que la Comisión Europea de Ursula von der Leyen abrió un expediente sancionador contra España por las condiciones adicionales impuestas por el Gobierno de Pedro Sánchez a la operación. Esto es, por bloquear la hipotética fusión que hubiera tenido lugar tres años, ampliables a cinco. Bruselas ha confirmado que proseguirá con él.
Asimismo, el BBVA recurrió ante el Tribunal Supremo las condiciones del Gobierno para bloquear su fusión con Banco Sabadell. Aunque la operación ha muerto en la orilla, BBVA no ha desvelado si retirará el recurso o lo mantendrá.
Cuando informó de esta cesión parcial de competencias, el Ministerio de Economía precisó que el traspaso se ajustará a la implementación de la nueva directiva europea sobre requisitos de capital, que debe adoptarse antes de enero de 2026.
En la práctica, esto supone un refuerzo de la supervisión europea. Y a su vez, hay dos efectos con los que tendrán que convivir los bancos españoles.
Como pone en contexto Sergio Ávila, analista sénior de IG, "por un lado, la mayor certidumbre regulatoria puede reducir el riesgo de decisiones arbitrarias de supervisión nacional y, por otro, puede limitar la flexibilidad de fusiones estratégicas que muchas entidades contemplaban para crecer en España".
Posibles derivadas
Después del portazo de los accionistas de Sabadell a BBVA, y pese a que en la presentación de resultados trimestrales todos los bancos que han hablado hasta la fecha lo han hecho para descartar nuevas operaciones locales a corto y medio plazo, las quinielas del mercado apuntan a futuros movimientos entre Sabadell y rivales como Unicaja o Abanca. Sobre todo, entre el banco vallesano y el malagueño.
Desde otra perspectiva, "este hecho refuerza la integración del sistema financiero español dentro de la supervisión europea, lo que puede considerarse como un factor de estabilización a medio plazo. Pero en el corto plazo, los bancos pueden afrontar mayor escrutinio, mayores costes regulatorios y menos margen de maniobra".
Para el conjunto del Ibex 35, dominado por grandes grupos financieros, energéticos e industriales, el efecto podría materializarse en "menor apetito por riesgo financiero doméstico y, por ende, en mayor sensibilidad ante noticias negativas del sector", se teme Ávila, de IG.
El analista aconseja vigilar cómo reacciona el sector financiero. Por ejemplo, si se refleja en ampliaciones de capital, en provisiones adicionales o en ralentización de fusiones.
Imagen del nuevo logo del BBVA en una oficina del banco en Madrid
Hasta septiembre, los bancos españoles que cotizan en bolsa -a excepción del Sabadell, que presenta resultados el 13 de noviembre- han alcanzado un beneficio neto acumulado récord de casi 25.500 millones de euros, prácticamente un 8% más que doce meses antes.
Y todos ellos, junto a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) y el propio Banco de España, han sugerido la necesidad de modernizar la ley de opas para ganar en agilidad ante futuras operaciones y para tener una interpretación más clara de la misma. Petición extensible a otros sectores, por otra parte.
Y, por su lado, un Ibex 35 que la semana pasada batió su máximo histórico alcanzando los 16.000 puntos, está pendiente del próximo paso de BBVA, que ya capitaliza 100.000 millones de euros en bolsa.
Como informó este periódico, los analistas estiman que BBVA endulzará el fracaso de la opa con una recompra de acciones de entre 3.000 y 5.000 millones de euros.
Morgan Stanley hablaba de 3.000 millones de euros; Barclays, de hasta 3.500 millones, y XTB elevaba su apuesta a los 5.000 millones.