Logo de UBS en una oficina de la entidad en Paradeplatz.

Logo de UBS en una oficina de la entidad en Paradeplatz. Denis Balibouse Reuters Zúrich (Suiza)

Banca

UBS y Suiza afrontan demandas por 'saltarse' el orden al distribuir las pérdidas de Credit Suisse

Los dueños de los CoCos emitidos por Credit Suisse han perdido 16.000 millones, mientras que los accionistas recuperarán parte de su inversión.

22 marzo, 2023 02:20

La venta de Credit Suisse, como todo proceso que se lleva a cabo a contrarreloj y con prisas, deja abiertos algunos flecos legales a los que van a tener que enfrentarse tanto UBS como las autoridades suizas, principalmente por el lado de los inversores de la entidad absorbida, que han perdido millones en un proceso por el que ni siquiera se les ha preguntado.

Hace apenas una semana era difícil pronosticar que el final de Credit Suisse, una entidad protagonista de numerosos escándalos durante años, se produciría de forma tan precipitada. La millonaria sangría de fondos que sufrió el banco -el miércoles por la noche se le concedió liquidez por más de 50.000 millones para recuperarse- acabó el domingo por la tarde con su venta a precio de saldo a UBS.

La transacción se acordó por algo más de 3.000 millones de francos suizos (3.015 millones de euros), lo que supone un importe muy inferior a los 7.400 millones (7.450 millones con el cambio al euro) que valía el viernes en bolsa al cierre del mercado. Algo que a todas luces no ha sido del agrado de sus accionistas.

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Ellos, al menos, se llevan algo. Los tenedores de los bonos de deuda AT1, los conocidos en la jerga financiera como CoCos (bonos contingentemente convertibles en acciones) lo perdieron todo por decisión de la Autoridad de Supervisión del Mercado Financiero (FINMA), la institución que se encarga de la supervisión y resolución bancarias de Suiza.

Y eso que el orden de prelación para la amortización de los diferentes instrumentos con los que cuentan los bancos que está establecido en los esquemas de resolución marca claramente que las acciones de la entidad se deben consumir primero.

El frente de los bonistas

Este tipo de deuda -los CoCos- se creó específicamente tras la pasada crisis financiera precisamente para que sus titulares pudieran absorber las pérdidas en el caso de que el banco emisor de los bonos se convirtiera en inviable en algún momento. Se trata, por tanto, de un instrumento con alta rentabilidad, pero también con un elevado riesgo.

La creación de este tipo de deuda se produjo en el marco de la puesta en marcha tras la gran crisis de los mecanismos de resolución de bancos. El objetivo de los mismos era que las entidades pudieran autosalvarse en caso de quiebra, es decir, que sus inversores asumieran las pérdidas para que los estados no tuvieran que poner dinero de nuevo.

Imagen de una sucursal de Credit Suisse.

Imagen de una sucursal de Credit Suisse.

Durante años, los bancos han emitido deuda por millones y millones a través de estos instrumentos, que ahora quedan en duda después de que las autoridades suizas (en concreto, la FINMA) decidieran que esta deuda, que alcanzaba los 16.000 millones de francos (16.040 millones de euros), se amortizara a cero mientras que los accionistas, que van por delante en el orden de asunción de pérdidas, recibirán una acción de UBS por cada 22,48 títulos de Credit Suisse en su posesión, lo que equivale a 0,76 francos por acción. Un total de 3.000 millones de francos por todo el capital.

Bien es cierto que el orden de prelación está establecido para los casos de resolución y es el que se toma como referencia en caso de inviabilidad de un banco, por lo que existe la duda sobre a qué tienen derecho de reclamación estos bonistas.

Máxime cuando estos instrumentos se convierten en acciones si el banco emisor pasa por una situación financiera adversa, como una disminución en su capitalización o en sus ratios de solvencia, algo que se puede revertir.

El BCE, la EBA y la JUR ya dejaron claro el lunes que en el caso de una intervención en la zona euro se habrían amortizado antes las acciones que los CoCos.

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En estos inversores van a encontrar UBS y las autoridades suizas su primer frente legal. El despacho británico Quinn Emanuel Urquhuart & Sullivan ha anunciado que está en conversaciones con algunos bonistas para presentar una demanda, según recoge Efe.

"Hemos reunido un equipo de abogados de Suiza, Estados Unidos y Reino Unido, ya en conversaciones con varios poseedores de AT1 que suponen un importante porcentaje de los bonos emitidos por Credit Suisse", destaca el bufete. Es posible que en los próximos días surjan nuevas demandas.

Axel Lehmann, presidente de Credit Suisse.

Axel Lehmann, presidente de Credit Suisse. Anshuman Daga Reuters

Esta decisión de la FINMA "no forma parte de la oferta de UBS" y "refleja la presión a la que estaba sometido el negocio de Credit Suisse", apuntan desde la gestora Schroders. De hecho, en la presentación ante analistas que UBS celebró en la noche del domingo, sus gestores ya pasaron la pelota de este tema a las autoridades. "La FINMA ha tomado la decisión", se limitaron a explicar.

"En efecto, la normativa suiza se había modificado para que fuera posible imponer una pérdida total a los titulares de la deuda AT1 de Credit Suisse con el fin de cerrar la operación, a pesar de que la deuda AT1 tenía prioridad sobre los fondos propios en la estructura de capital (...). Los AT1 de la Unión Europea y el Reino Unido solo pueden ser rescatados después de que los fondos propios se hayan reducido a cero", añaden desde Schroders.

El frente de los accionistas

Los accionistas, a pesar de recibir algo, aunque sea poco, por su inversión, también harán la guerra por su cuenta. Para empezar, hay que tener en cuenta que, tras un cambio legal puesto en marcha en el momento de la venta de la entidad, ni los accionistas de Credit Suisse ni los de UBS fueron consultados sobre la operación. Esto significa que no van a dar su aprobación ni siquiera tras haberla ejecutado, lo que podría dar pie a otro frente legal.

Por otra parte, los titulares de acciones de Credit Suisse van a recibir menos de la mitad de lo que valía el banco en bolsa la última vez que cotizó antes de la compra, el pasado viernes.

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En este sentido, el que más va a perder será el Banco Nacional Saudí. La entidad estatal de Arabia Saudí se convirtió en principal accionista del segundo banco suizo al hacerse hace unos meses con un 10% de su capital.

Una participación que ahora queda considerablemente devaluada, pues en aquel momento las acciones de Credit Suisse valían en torno a 3 euros, más del triple. Sin embargo, el golpe ha sido todavía peor para accionistas veteranos de la entidad. En 2007, las acciones valían más de 80 euros.

Por el momento, el accionista principal, el ya citado Banco Nacional Saudí, considera que sus cuentas no se ven gravemente afectadas por este cambio de valoración de su participación, que representa menos del 0,5% de sus activos, según ha informado en un comunicado remitido al mercado de valores saudí.

De hecho, la Fundación Ethos, que agrupa a 220 cajas de pensiones y otros inversores institucionales suizos que son dueños del 5% de ambos bancos, ya está contactando con despachos de abogados para aclarar las responsabilidades del fin de Credit Suisse.