Desde hace dos años y medio las previsiones macroeconómicas han ido variando en función de los diferentes acontecimientos a los que las empresas, los gobiernos y los particulares han tenido que hacer frente. Y así lo han hecho las estimaciones de la banca sobre el impacto que cada uno de ellos podría tener sobre su negocio.

Primero fue la pandemia, que obligó a la banca a realizar un fortísimo esfuerzo de dotación de provisiones, que se llevó por delante gran parte de sus beneficios del año 2020. Después fue la duración de las restricciones sanitarias por la propia pandemia, más larga de lo esperado, que también forzó la cautela en el sector.

José Antonio Álvarez, consejero delegado de Santander, el miércoles durante la rueda de prensa de resultados. Juan Carlos Hidalgo Efe Madrid

Y este año ha sido el turno de la invasión rusa de Ucrania, que ha exacerbado la inflación y la ha llevado a máximos de los últimos treinta años. Un escenario que se ha alargado más de lo previsto y que va a dejar como consecuencia una recesión en Europa y quizás también en España.

En este escenario, que podría derivar en un aumento del desempleo y, por tanto, de los impagos de crédito, la banca se ve obligada a dotar nuevas provisiones. Algunos bancos no tendrán que hacer un gran esfuerzo, dado que mantienen gran parte de los colchones dotados durante la pandemia, mientras que otros, que liberaron provisiones, tendrán que hacer de nuevo este sacrificio.

200 millones en España

Es el caso de Santander. La entidad ha anunciado que por el momento ha dotado provisiones macro por 1.100 millones de euros, de los que 600 millones corresponden a provisiones Covid que no se llegaron a liberar y los otros 500 millones se han dotado de nuevas. Del total de 1.100 millones, a España le corresponden unos 200 millones, a pesar de lo cual las provisiones del negocio en este país caen un 27% respecto a las mismas fechas del año pasado.

Y este colchón crecerá algo más antes de final de año. Según explicaron los gestores de Santander durante la rueda de prensa de resultados, para el conjunto del año se prevé que el colchón contra los impagos por el deterioro económico se sitúe en unos 1.400 millones de euros. Los 300 millones que faltan se dotarán en el cuarto trimestre del año.

Coste de capital en el 18%

La incertidumbre con la que la banca ha tenido que lidiar en estos años y a la que se enfrentará en el futuro dadas las circunstancias es uno de los elementos que más penalizan al sector en bolsa, de acuerdo con los gestores de Santander.

Tanto que el coste de capital del banco, el retorno que busca un inversor cuando adquiere una acción de la entidad, se sitúa ya en torno al 18%, según explicó José García Cantera, director financiero de la entidad.

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Es decir, aún por encima de la rentabilidad de la entidad, que en los nueve primeros meses del año se situó en el 13,57% medida a través de la rentabilidad sobre el capital tangible (ROTE) o en el 10,86% si se utiliza la rentabilidad sobre recursos propios (ROE).

De cara al futuro, el banco continuará intentando alcanzar esa paridad entre la rentabilidad y el coste del capital. "Creo que el ROTE va a subir", afirmaba José Antonio Álvarez, consejero delegado de Santander, en la misma rueda de prensa, en la que lamentaba que "la evolución de la acción no recoge los resultados". Los títulos de Santander se dejaron más de un 3% en la sesión del miércoles tras presentar sus cuentas.