Andrea Enria, presidente del Consejo de Supervisión del BCE, durante la presentación del '2021 Supervisory Review' el pasado febrero.

Andrea Enria, presidente del Consejo de Supervisión del BCE, durante la presentación del '2021 Supervisory Review' el pasado febrero. Andrej Hanžekovič BCE

Banca

Llegan los test de estrés del clima: el BCE publica las notas de la banca en una prueba sin aprobados ni suspensos

El supervisor examina las vulnerabilidades del sector a la hora de gestionar los riesgos climáticos en un ejercicio sin precedentes en la zona euro.

3 julio, 2022 02:52

Los test de estrés climáticos ya están aquí. El Banco Central Europeo (BCE) dará a conocer este viernes los resultados de la primera prueba de resistencia que realiza a la banca de la zona euro para detectar en qué punto de la transición verde se encuentra y qué vulnerabilidades encuentra el sistema a la hora de enfrentarse a los riesgos climáticos. Un test en el que, al contrario que en otras pruebas, no va a haber aprobados ni suspensos.

Durante meses los bancos han realizado un ingente esfuerzo para remitir al BCE todo tipo de información sobre el impacto que los riesgos climáticos podrían tener en su negocio y sobre su exposición a los sectores con mayores emisiones de carbono. No en vano, la proyección no es solo a corto y medio plazo, sino también hasta 2050.

A partir de la misma, el supervisor ha sometido a los bancos de la zona euro a un examen durante el primer semestre del año y esta semana por fin se conocerá su valoración, que será más cualitativa que cuantitativa.

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Supervisores y bancos se toman este ejercicio más que nada como una prueba para evaluar las vulnerabilidades de los bancos en relación con los riesgos climáticos y aprender de cara al futuro. Y es que, en esta prueba no habrá aprobados y suspensos como se suelen detectar en los test de estrés corrientes que realizan los supervisores, sino que está previsto que los datos se ofrezcan agregados.

En las pruebas de estrés habituales, en las que se valora si resistirían y qué nivel de capital mantendrían los bancos en los escenarios más adversos, sin embargo, se ofrecen dados individualizados, de forma que es posible realizar comparaciones. En el último realizado por la Autoridad Bancaria Europea (EBA) de los resultados se desprendía que Bankinter sería el banco más solvente en una crisis y Sabadell el que menos.

Sin impacto en capital

Otra novedad de estos test de estrés será que los resultados no derivarán en nuevos requerimientos de capital... o al menos no directamente. El supervisor no aumentará sus exigencias de capital a los peor parados, pero tendrá en cuenta los resultados de este ejercicio para evaluar si los bancos están dando pasos hacia la adecuada gestión de los riesgos climáticos y las consecuencias que estos puedan tener sobre otro tipo de riesgos de la entidad, como los operativos o los reputacionales.

Así, si el supervisor observa que una entidad no está haciendo nada para realizar la transición a una economía más verde podría "sugerirle" la necesidad de hacerlo con alguna de sus herramientas.

Inversión verde.

Inversión verde.

De hecho, el propio BCE advierte de que este ejercicio podría "impactar indirectamente" a los requerimientos de Pillar 2 -una exigencia de capital específica para cada entidad que complementa los requisitos mínimos regulatorios- a través de las notas del Proceso de Supervisión y Evaluación de Riesgos del BCE (SREP, por sus siglas en inglés). "Pero no impactará directamente en la guía de capital de Pillar 2", aclara.

Este ejercicio va a servir principalmente como una vía para acelerar la disposición de las entidades a hacer esta transición hacia la economía verde e identificar vulnerabilidades, mejores prácticas y retos a los que los bancos van a tener que enfrentarse para gestionar estos riesgos.

Estructura

El pasado mes de enero el propio BCE hizo pública la estructura del ejercicio, que se divide en tres módulos: un cuestionario a los bancos sobre sus capacidades de resistencia, un análisis comparativo de los modelos de negocio sostenibles de los bancos y su exposición a compañías intensivas en emisiones de CO2 y una prueba de esfuerzo llamada botton-up. Este ejercicio se dirige a la tipología de activos que están presentes en los balances de los bancos y tienen una mayor exposición al riesgo climático.

"Se centra en las exposiciones y las fuentes de ingresos que son más vulnerables al riesgo relacionado con el clima, combinando las tradicionales proyecciones de pérdidas con nuevos datos cualitativos", explica el supervisor bancario.

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Para hacer las pruebas se han tomado escenarios que valoran tanto riesgos físicos -como olas de calor, inundaciones o sequías- como riesgos de largo plazo de la transición hacia una economía más verde -las pérdidas a las que se enfrentará el sector mientras realiza la transición-.

Unos test de estrés climáticos que, en todo caso, llegan en un momento muy peculiar. La invasión rusa de Ucrania está obligando a dar algunos pasos que no van a ser compatibles con la lucha contra el cambio climático. Sin ir más lejos, Alemania anunció hace un par de semanas nuevas medidas para reducir el consumo del gas, entre las que se encontraba la vuelta al carbón, paralelo a lo cual se está trabajando en el desarrollo del gasoducto Midcat. Un contexto en el que sería difícil que los bancos cerraran de golpe la puerta a financiar tecnologías marrones.

Precedentes

Se trata del primer ejercicio de este tipo que lleva a cabo el BCE, pero el supervisor no es el primero en ponerlo en marcha. Australia, Canadá, Reino Unido y Singapur también han querido probar la resistencia de su sistema financiero a los riesgos climáticos.

Lo que sí ha hecho el BCE es llevar a cabo previamente una evaluación sin la participación de los bancos, llamada ECB economy-wide climate stress test (Prueba de estrés climática de toda la economía del BCE). Concretamente, evaluó el impacto del cambio climático en más de cuatro millones de compañías de todo el mundo y 1.600 bancos de la zona euro en distintos escenarios climáticos.

La conclusión de la prueba fue que los bancos no estaban aún preparados para gestionar los riesgos climáticos, pero que, en todo caso, se van a beneficiar de adoptar políticas de transición hacia una economía verde.

El BCE determinó que "los bancos de la zona euro se podrían ver severamente afectados en un escenario en el que el cambio climático no se ataje". Concretamente, las pérdidas esperadas en las carteras corporativas aumentarían a lo largo del tiempo hasta llegar a un default del 8% en 2050 en un escenario en el que los bancos no hicieran nada para adaptarse (el llamado hot house). En el caso de las carteras más vulnerables, tendrían un 30% más posibilidades de entrar en default en 2050 en comparación con 2020.

Precisamente, Margarita Delgado, subgobernadora del Banco de España, advertía el pasado viernes que los bancos necesitan "mejorar" la incorporación de "todos los riesgos climáticos". 

"El 60% del margen de intereses de la banca europea proviene de los sectores más contaminantes", que han sido históricamente "los mejores pagadores", al encontrarse en una "posición dominante del mercado", lo que da lugar a que cuenten con "un historial crediticio impecable", advirtió Delgado durante la III Jornada de Finanzas Sostenibles de Abanca.